En México, por décadas, la izquierda se nutrió de las perspectivas soviéticas, incluso, los sectores más radicales del PRI, escribe Enrique Quintana.
Enrique Quintana
Coordenadas
Hay un rasgo del presidente López Obrador y de algunos dirigentes y militantes de Morena, que tienen que ver con su visión de las leyes y las instituciones.
No corresponden a los grupos que, por años, lucharon en México por la democracia.
Permítame explorar algunas de sus raíces.
La historia del siglo XX tiene en el triunfo de la Revolución Rusa uno de sus hitos fundamentales.
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Aunque supuestamente ese movimiento deriva de la ideología de Carlos Marx, surgida en Europa en el siglo XIX, que estableció la visión de que la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, en realidad, de no haber sido por la Revolución Rusa de 1917, con todas sus circunstancias originales, la visión de Marx quizás hubiera quedado como una más de las diversas doctrinas utópicas que surgieron en Europa tras la revolución industrial.
Quien realmente convirtió la visión marxista en una fuerza influyente en el mundo fue el dirigente ruso Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin. Fue él, quien, con el triunfo de la Revolución Rusa que encabezó, convirtió a la ideología marxista en una fuerza con influencia mundial.
Los bolcheviques llegaron al poder después de que había ocurrido una revolución democrática que había derrocado al absolutismo ruso en marzo de 1917.Los bolcheviques eran un pequeño partido que se había sumado a ese movimiento que democratizó Rusia, y que sin embargo tuvo la capacidad para hacerse con el poder meses después, en medio de la crisis producida por la Primera Guerra Mundial.
La visión de Lenin era que lo que él llamaba la democracia burguesa, era solo una de las vías que habría de utilizar el partido de la clase obrera para hacerse con el poder y establecer la llamada dictadura del proletariado, expresada en la visión de: “todo el poder a los soviets”, es decir a los consejos de obreros, soldados y campesinos pobres.
La democracia occidental era, para la visión de Lenin, solo otra forma de dominación de la burguesía.
La visión bolchevique consideró siempre que la participación en las elecciones y en procesos asociados a la llamada democracia burguesa eran un medio, como quedó demostrado con la llamada “revolución de octubre”.La historia, sin embargo, siguió una senda que seguramente hubiera sorprendido a Marx y a Lenin y la llamada “dictadura del proletariado” se convirtió en una autocracia como en los tiempos de los zares y el comunismo derivó en un desastre económico.
Setenta y dos años después del triunfo de la revolución bolchevique, el presunto Estado socialista hizo agua y se disolvió en 1989. Sin embargo, no pasó lo mismo con la ideología.
En el mundo, persistió al menos de manera implícita la visión de Lenin, es decir, el uso de la “democracia burguesa”, como un instrumento para hacerse con el poder.
En México, por décadas, la izquierda se nutrió de las perspectivas soviéticas. Incluso, los sectores más radicales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sus antecesores tuvieron inspiración en lo que denominaban la revolución social más importante del siglo XX, junto con la de México.
En la coalición de fuerzas políticas que impulsaron el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, hay algunos grupos que tienen esas raíces, de las cuales, por lo menos de manera privada, se sienten muy orgullosos.
También hay grupos, en esa coalición que vieron el triunfo del año 2018, como un fruto de la lucha por la democracia en México, pero son solo algunos.Hoy, probablemente muy pocos admitirían compartir la visión leninista.
Está desacreditada en el mundo.Como los bolcheviques en 1917, los que siguen profesando esa visión consideran que el triunfo electoral del 2018, fue solamente un medio y que ya con la izquierda en el poder hay condiciones para establecer lo que denominan la democracia proletaria, o en la nomenclatura de algunos, la democracia popular, donde las instituciones como el INE estorban.
Esa visión considera que el Estado de Derecho es en realidad una expresión del dominio de una clase sobre otra. Es decir, considera que las leyes están hechas para servir a las clases dominantes.
O, como a veces dicen, no se sienten obligados a cumplir leyes que consideran injustas.
Subrayo lo que ya le expresaba, no todos en Morena piensan de esa manera, pero hay grupos cuyas raíces culturales son orgullosamente leninistas y… están muy, muy cerca, e influyen fuertemente en el presidente de la República.
El tema es muy importante y regresaremos a él en próximos comentarios.
México tiene una brevísima historia democrática que sólo ha existido desde 1997, y desde 2018 ha sufrido un deterioro constante.
Macario Schettino
Fuera de la Caja
Todas las sociedades humanas, desde hace al menos 15 mil años, requieren de una estructura de poder para funcionar. Esa estructura es jerárquica, y la posición que se ocupe en ella permite incrementar las posibilidades de cumplir las necesidades básicas de cualquier ser vivo: sobrevivir y reproducirse. Dicho más claramente: los seres humanos buscan elevar su estatus para con ello vivir mejor, conseguir mejor pareja y facilitar el éxito de su descendencia.
No hay duda de que la posición en la jerarquía puede utilizarse para impulsar al grupo entero. Eso buscan los directivos de las empresas, porque es mejor serlo de una exitosa que de una fracasada; y eso mismo los políticos, que prefieren encabezar movimientos poderosos que débiles. Pero, al final, lo que cuenta es la mejoría individual, del grupo cercano, del grupo ampliado y la del resto, en ese orden.
Por eso es tan molesto el discurso político, porque el ofrecimiento de luchar por los demás, del bienestar, de primero los pobres, es siempre una fachada para ampliar el apoyo y conseguir un objetivo mucho más simple: el mejoramiento individual y del grupo cercano. Es por eso que se requiere de mecanismos externos a la persona para evitar los excesos que el poder permite. En países con una larga tradición democrática, esos mecanismos existen desde la cultura cívica y política, que moderan comportamientos que en otros países, menos avanzados en esto, son naturales. Por eso sólo alguien llegado de fuera del sistema político, como Trump en Estados Unidos, es capaz de actuar sin límites internos y poner a prueba las instituciones.
México tiene una brevísima historia democrática. En mi opinión, sólo ha existido desde 1997, y creo que desde 2018 el deterioro ha sido constante, como ya lo reflejan mediciones externas. No estamos solos en ese derrumbe, desde 2014 es muy claro el retroceso democrático en el mundo. En nuestro caso, con tan poca experiencia, el golpe puede ser mucho más severo, y convertirse francamente en la restauración autoritaria que desde hace tiempo hemos comentado en esta columna.
El grupo que tiene hoy el poder en México lo obtuvo actuando con mucha agresividad y prometiendo demasiado. Por más de 20 años, actuaron siempre en los linderos de la ley, rebasándolos con frecuencia, amparados en la amenaza del tigre para salirse con la suya. Han afirmado, en ese mismo periodo, que su preocupación son los demás, que trabajarían para mejorar el bienestar de las mayorías, y que contaban con un capital moral muy superior al de cualquier otra fuerza política.
Su actuación fue cierta, la ley no les importa; sus promesas fueron falsas, realmente no les importa nadie. No es sólo la evidencia palmaria de su corrupción, desde hace décadas, a la que ahora se suma el tráfico de influencias, es también el amplio desprecio por el bienestar de los demás (desabasto de medicinas, pésima atención de la pandemia, nulo apoyo económico en el confinamiento) y por sus derechos (abandono de apoyos a mujeres, persecución de críticos, agresión directa a periodistas).
El caso emblemático es, por supuesto, López Obrador, un narcisista patológico al que no le importa nada, que de todo se victimiza, incluyendo ahora el tráfico de influencias de su hijo, que él interpreta como un ataque a él mismo. Un psicópata que se ha reído de las masacres, que ha acusado a los niños que no tienen medicinas para el cáncer de golpistas, que ha menospreciado las 700 mil muertes por una pandemia mal manejada, pero que ahora derrama unas lágrimas por el sufrimiento de sus hijos. Un maquiavélico que amplía su ataque a las instituciones pidiendo ahora al Inai que investigue a periodistas, para con ello debilitar al instituto, como ha hecho con el INE.
INE acusa "deslealtad" de autoridades de Morena por promover consulta de revocación de mandato
El consejero Lorenzo Córdova advirtió que las r prohibiciones para que servidores públicos difundan propaganda electoral están en la Constitución y fueron aprobadas por una mayoría legislativa que incluyó al partido en el poder.
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).-Tras reconocer que la consulta de revocación de mandato tiene el mismo nivel de aceptación que otros procesos electorales, el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, acusó de "deslealtad" a los gobernadores y legisladores que han promovido la participación en este ejercicio democrático para "ratificar" la permanencia en el cargo del presidente Andrés Manuel López Obrador.
En clara referencia a los gobernadores y senadores de Morena que promovieron el voto en la consulta revocatoria a través de desplegados, Córdova advirtió que las r prohibiciones para que servidores públicos difundan propaganda electoral están en la Constitución y fueron aprobadas por una mayoría legislativa que incluyó al partido en el poder.
"En esta semana hemos visto que, lamentablemente, algunos actores políticos han hecho patente una vez más, su deslealtad con la democracia, al transgredir las leyes que el propio Congreso ha aprobado para la promoción de la revocación de mandato, así como las restricciones a la propaganda gubernamental que imperan durante este proceso”, denunció.
En este marco, hizo un llamado a todos los funcionarios públicos de alto nivel y legisladores a que respeten las restricciones constitucionales para promover la consulta de revocación de mandato y a no desconocer las reglas de este ejercicio participativo, destacando que corresponde a las autoridades velar por “la buena marcha” de la cultura democrática que debe existir en el país.
Aprovecho para hacer un llamado enérgico a los diversos actores políticos a respetar las leyes aprobadas por las mayorías legislativas. Son disposiciones que el INE no decidió, pero que están en la Constitución y en la ley, y que, por lo tanto, la autoridad electoral seguirá aplicando estrictamente, sentenció.
A través de un video difundido por sus redes sociales, Córdova también pidió a las autoridades de Morena no desconocer las leyes aprobadas por su propio partido.
Las declaraciones del titular del INE se enmarcan en las acusaciones de censura que diversos mandatarios de Morena, incluyendo la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaun, han hecho contra el INE, por la petición del organismo de retirar de sus plataformas digitales el desplegado a favor de la consulta revocatoria.
“Ojalá que aquellas personas que, ocupando altos cargos públicos, vulneran o desconocen las reglas constitucionales y las leyes que su propio partido ha aprobado, estén a la altura de la ciudadanía en los días por venir, pues eso abonaría a la buena marcha de este proceso y al fortalecimiento de la cultura política democrática en nuestro país”, enfatizó Lorenzo Córdova.
En su mensaje, el Consejero Presidente del INE informó que en este momento, el INE ya logró capacitar a un 70 de los funcionarios de casilla que se requieren para el desarrollo de la consulta de revocación de mandato que deberá realizarse el próximo 10 de abril, conforme al calendario previsto por el propio INE.
Este porcentaje de ciudadanos que aceptan la capacitación para participar en el desarrollo de la consulta revocatoria, es similar al que se da en cualquier otro proceso electoral organizado por el instituto, reconoció Córdova.
CIUDAD DE MÉXICO (apro).—El gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por su siglas en inglés), Agustín Carstens, aseguró que luego del shock generado por la pandemia en la economía mundial, es importante acelerar el crecimiento económico y anclar las expectativas de inflación, mediante políticas que impulsen el empleo y el financiamiento.
Al participar en la presentación del Informe sobre el Desarrollo Mundial 2022: Finanzas al Servicio de la Recuperación Equitativa, el exgobernador del Banco de México (Banxico) señaló:
“Si con el tiempo nos abocamos más a la tasa de crecimiento, creo que podemos tratar de evitar muchos de los problemas que se suscitan en muchos países, esto también implica la asignación de recursos públicos y de políticas fiscales que deben de implementarse”.
Para el también extitular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) “tenemos que pasar ahora a un tipo de política más focalizada que pueda resaltar la resiliencia de las empresas, quizá no de todas porque sabemos que algunos sectores han sufrido cambios en la demanda, pero hay que recobrar el empleo para que respalde el consumo y que también permitir que más personas tengan acceso al sector financiero”.
Si estas políticas están bien dirigidas, acotó, "creo que podemos hacer que todo esto vaya por un camino que sea el menos agresivo posible".
Por otra parte, Carstens dijo que si bien en estos momentos no hay una crisis bancaria, los organismos centrales deben buscar un “aterrizaje suave” para enfrentar los shocks porque el principal objetivo es lograr más crecimiento,
“Tenemos que tener un aterrizaje suave, eso es lo que buscan los bancos centrales, y creo que con los instrumentos que tienen podrán hacerlo”.
Añadió que “hay que encontrar otras soluciones porque no hay una solución única para todos; hay que anclar las expectativas inflacionarias para llegar a un nivel más normal de la inflación sin generar una retracción económica importante y del sector financiero”, manifestó.
Nuestra principal prioridad social debe ser construir un entorno de confianza en el que la mayoría podamos dialogar y encontrar soluciones a los problemas que consideramos inmediatos y, por lo tanto, más apremiantes.
Establecer comunidades que confíen en sus integrantes y dirijan sus esfuerzos colectivos hacia fines comunes que ayuden a convivir en paz y con tranquilidad es lo que nos hace falta como sociedad en estos momentos.
Existen responsabilidades públicas y privadas en la solución de los problemas generales, pero los que nos corresponden a las y los ciudadanos sólo están en nuestras manos; de la colaboración que podamos lograr desde cada colonia y municipio depende que logremos mejorar las condiciones de vida en el país.
Avanzamos, con los dolorosos costos que ello ha implicado, hacia una nueva etapa de la pandemia en la que podremos considerar que las restricciones y los cuidados extremos serán sustituidos por medidas más flexibles debido al aumento de personas que se han vacunado o han sufrido la enfermedad, lo que nos permitirá convivir con este virus, igual que hacemos con otros muchos.
No obstante, es importante insistir en que entraremos en una nueva realidad en la que es urgente que nos conduzcamos como una sola sociedad y en una dirección en la que podamos definir con claridad nuestros puntos de coincidencia. Las necesidades comunes no varían mucho y la participación ciudadana puede provocar las medidas para satisfacerlas.
Pero tenemos que partir de la confianza en vecinos y cercanos, para luego extenderla a buenas autoridades e instituciones. Si cada uno de nosotros es hoy un medio de comunicación gracias a la tecnología, estos canales deben emplearse para alertar, denunciar lo que nos afecta y proponer soluciones civiles en coordinación con las y los responsables de su atención.
Invertir tiempo en la generación de confianza es una apuesta que siempre trae buenos resultados. Es poco importante si coincidimos en todo, lo sustancial es que estemos de acuerdo en lo mínimo fundamental para estar bien como ciudadanía. Si esa confianza se consolida en nuestras comunidades, entonces permeará a las instituciones que hemos establecido para regular nuestra convivencia y hará que sus integrantes también confíen en su labor y en quienes ya no actúan sólo como gobernados, sino como miembros de una sociedad activa y consciente.
Poco a poco esa conciencia social va llegando a conclusiones de las que depende el futuro de nuestra nación: el cuidado de los recursos naturales, el combate a los efectos del cambio climático, la urgencia de cerrar la brecha de desigualdad a través del fomento a la salud, la educación, el deporte, la seguridad y la atención a los segmentos más vulnerables.
En los temas anteriores se tiene poca discrepancia al momento de señalarlos como necesidades no de ahora, sino de hace muchas décadas. Enfocarnos en seguir atendiéndolos y apoyar socialmente para que sean el cimiento de la sociedad que seremos después de la pandemia es una meta posible si la sustentamos en la voluntad y en el compromiso de la mayoría.
Hay espacio para el diálogo civil, el de una mayoría que persigue objetivos comunes, la que impulsa los cambios y no desea dividirse porque reconoce que en la unidad y en la equidad está la respuesta para reducir la enorme brecha de desigualdad que nos ha afectado sin motivo aparente, debido a que esta nación tiene casi todo.
Somos las y los ciudadanos los que podemos empezar a construir confianza, particularmente en nosotros mismos y en nuestro potencial para llegar a buenos acuerdos y a coincidencias que nos sirvan de plataforma para diseñar el país que anhelamos. Confianza, diálogo, acuerdos y una sola dirección. Ésa puede ser la fórmula.