Fuera de la Caja
México tiene una brevísima historia democrática que sólo ha existido desde 1997, y desde 2018 ha sufrido un deterioro constante.
Macario Schettino
Fuera de la Caja
Todas las sociedades humanas, desde hace al menos 15 mil años, requieren de una estructura de poder para funcionar. Esa estructura es jerárquica, y la posición que se ocupe en ella permite incrementar las posibilidades de cumplir las necesidades básicas de cualquier ser vivo: sobrevivir y reproducirse. Dicho más claramente: los seres humanos buscan elevar su estatus para con ello vivir mejor, conseguir mejor pareja y facilitar el éxito de su descendencia.
No hay duda de que la posición en la jerarquía puede utilizarse para impulsar al grupo entero. Eso buscan los directivos de las empresas, porque es mejor serlo de una exitosa que de una fracasada; y eso mismo los políticos, que prefieren encabezar movimientos poderosos que débiles. Pero, al final, lo que cuenta es la mejoría individual, del grupo cercano, del grupo ampliado y la del resto, en ese orden.
Por eso es tan molesto el discurso político, porque el ofrecimiento de luchar por los demás, del bienestar, de primero los pobres, es siempre una fachada para ampliar el apoyo y conseguir un objetivo mucho más simple: el mejoramiento individual y del grupo cercano. Es por eso que se requiere de mecanismos externos a la persona para evitar los excesos que el poder permite. En países con una larga tradición democrática, esos mecanismos existen desde la cultura cívica y política, que moderan comportamientos que en otros países, menos avanzados en esto, son naturales. Por eso sólo alguien llegado de fuera del sistema político, como Trump en Estados Unidos, es capaz de actuar sin límites internos y poner a prueba las instituciones.
México tiene una brevísima historia democrática. En mi opinión, sólo ha existido desde 1997, y creo que desde 2018 el deterioro ha sido constante, como ya lo reflejan mediciones externas. No estamos solos en ese derrumbe, desde 2014 es muy claro el retroceso democrático en el mundo. En nuestro caso, con tan poca experiencia, el golpe puede ser mucho más severo, y convertirse francamente en la restauración autoritaria que desde hace tiempo hemos comentado en esta columna.