Historia y Cultura
Valemadrismo
Muy duro el dato que dio a conocer ayer la organización Artículo 19, tras el asesinato, en Culiacán, del periodista Luis Enrique Ramírez:
Los primeros 40 meses de gobierno de López Obrador han sido más letales para la prensa que los de Felipe Calderón, 26 ejecuciones, y de Enrique Peña Nieto, 19.
Con Ramírez, de 59 años, ya son nueve los informadores asesinados este año –uno cada 15 días– y en lo que va del gobierno de los “abrazos, no balazos” suman 34.
El Debate, diario de Sinaloa donde publicaba su columna el periodista asesinado, dice que desde diciembre de 2018 han sido registradas mil 945 agresiones a la prensa, 33 por ciento más que con Peña.
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* El tema no es prioridad para el autócrata de Palacio. El citado diario, en un despacho que subió a su portal, la tarde de ayer, hacía notar que AMLO no se había pronunciado sobre la muerte de Luis Enrique.
“Sólo ha publicado en sus redes sociales eventos relacionados con su gira de trabajo por Centroamérica”, destacaba.
Eso nos llevó a revisar la cuenta del Presidente en Twitter. Pasadas las 7 de la noche, sólo había mensajes sobre su visita a Guatemala y El Salvador.
Presumió sus programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro, pero ni una palabra de consuelo a la familia. Cero solidaridad con los periodistas caídos. Parece que el tema poco le importa.
Anunció, eso sí, que doblará la inversión de su gobierno (30 millones de dólares) en El Salvador, para los dos programas mencionados.
Está bien la solidaridad con América Central, pero aquí hay muchas carencias sin resolver. Esos 600 millones de pesos bien podrían servir para arreglar escuelas, comprar medicinas, combatir la pobreza...
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* En el mundo hay alarma sobre los riesgos que corren en México los que ejercen este oficio. En materia de libertad de prensa, Reporteros Sin Fronteras (RSF) nos coloca en la posición 143 de 180 países. Esa misma organización nos ubicaba, en enero pasado, como el país más letal para el ejercicio del periodismo.
En marzo, una condena del Parlamento Europeo a las amenazas, el acoso y el asesinato de periodistas en México, le puso los pelos de punta a AMLO y a sus paleros.
El texto de los eurodiputados pedía a las autoridades mexicanas medidas para “garantizar la protección y la creación de un entorno seguro para periodistas y defensores de los derechos humanos”.
“La labor periodística sólo puede llevarse a cabo en un entorno libre de amenazas, agresiones físicas, sicológicas o morales, u otros actos de intimidación y acoso”, advertían los eurodiputados.
Y exigían al gobierno mexicano se abstuviera de publicar cualquier comunicación que pueda estigmatizar a los defensores de los derechos humanos y a los trabajadores de los medios de comunicación.
Para entonces, iban cinco periodistas asesinados.
No sólo hubo oídos sordos al texto aprobado abrumadoramente por el Parlamento Europeo, sino una reacción bananera que se plasmó en un comunicado elaborado por AMLO, con ayuda de Jesús Ramírez, a los eurodiputados:
“Es lamentable que se sumen como borregos a la estrategia reaccionaria y golpista del grupo corrupto que se opone a la Cuarta Transformación...
“Sepan, diputados europeos, que México ha dejado de ser tierra de conquista y, como en muy pocas ocasiones en su historia, se están haciendo valer los principios libertarios de igualdad y democracia. Aquí no se reprime a nadie, se respeta la libertad de expresión y el trabajo de los periodistas”.
En ese momento se contaban cinco periodistas asesinados en 2022. En su ira, cada vez más frecuente, el Presidente llegó a preguntarse públicamente.
“¿Qué significa este hecho lamentable de que pierdan la vida cinco periodistas? Son muy malas las comparaciones, pero para tener una idea: en este tiempo, cerca de dos meses y medio, lamentablemente han perdido la vida cerca de 5 mil mexicanos y de esos 5 mil, cinco (son) periodistas”. minimizó.
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* Falta más de un año para las elecciones de gobernadoren Coahuila y ya anda muy caliente la grilla. Nos cuentan que el diputado federal, Jericó Abramo Masso, pide “elecciones abiertas” para la elección del candidato del PRI.
Jericó ha declarado a medios locales que su demanda deriva de la “cargada” que hay en Palacio de Gobierno para favorecer al “candidato oficial” y exalcalde de Saltillo, Manolo Jiménez.
“Soy el diputado del PRI más votado que hay en México. No se vale que se brinquen la fila. ¿No puedo tener la posibilidad de participar con piso parejo?”, se pregunta en cada entrevista.
¡Milagro, milagro!
Hay esperanza: todavía hay milagros. La semana pasada
ocurrió uno, pero la propagación de la doctrina neoliberal que predica el escepticismo cartesiano e invita a no creer en lo divino ni en lo inexplicable y misterioso, impidió detectarlo e hincarse de rodillas. Sí, me refiero al tránsito de un Presidente que se autodenomina “populista” a uno parlamentarista. La divina conversión sucedió durante el trayecto que cubre la distancia que separa al Palacio Nacional del Palacio de San Lázaro.
Veamos: El 16 de febrero de 2021 hubo una breve referencia en su conferencia de prensa al tema electoral y el Presidente anunció “adiós a los plurinominales”.
El 10 de junio de 2021, el Presidente se reunió a puerta cerrada con el Consejo Mexicano de Negocios. Ante los empresarios anunció que enviaría al Congreso tres iniciativas de reformas constitucionales. Una de ellas sería una reforma electoral. Al día siguiente dio a conocer algunas de las motivaciones de la reforma: ésta era necesaria para evitar “fraudes electorales” como los que sucedieron en el pasado, cuando los intereses creados se aliaron porque “no puede llegar al poder un populista”. Después de este notable acto de sinceridad, el Presidente prosiguió su reflexión sobre la reforma electoral, en particular, sobre su futura propuesta de eliminar 200 diputados plurinominales: “Para qué tantos diputados? ¿Por qué nada más se quedan los de mayoría? ¿Por qué no se quitan los 200 plurinominales?”.
El 28 de julio de 2021, insistió nuevamente en que “haya reducción en el número de plurinominales, diputados plurinominales”.
El 30 de marzo de este año, en la conferencia de prensa, el Presidente anunció que en la iniciativa de reforma electoral que enviaría a la Cámara de Diputados habría reducción de diputados y senadores plurinominales y que, en el caso de los primeros, “se quedarían nada más los electos” (sic).
El 28 de abril de 2022 presentó en la mañanera a los autores de la iniciativa de reforma, un grupo coordinado por el secretario de Gobernación y en el que participaron Pablo Gómez, titular de la UIF, y Horacio Duarte, titular de Aduanas, ambos con larga experiencia electoral. Y adelantó algunas de las características de la iniciativa que en unas cuantas horas enviaría a la Cámara de Diputados:
El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, señaló que la reforma contiene “una reducción en el número de plurinominales...”.
Horacio Duarte, el titular de Aduanas de la SHCP, confirmó que la iniciativa contenía “la eliminación de los diputados plurinominales y lo mismo senadores plurinominales...”.
Pablo Gómez evadió la mención directa a los legisladores plurinominales.
El Presidente argumentó por qué había que eliminar la figura de legisladores plurinominales: “¿Qué es lo que pasaba... (los candidatos a plurinominales) estaban bien relacionados con los dirigentes de los partidos, con los políticos, y entraban de plurinominales —porque los apuntaban porque tenían influencias—, hasta los ayudantes de los políticos, sus familiares”...
Es decir, durante más de un año, el Presidente insistió en la necesidad de eliminar a diputados y senadores plurinominales porque, en realidad, no son verdaderamente “electos” y porque llegan por decisión de las cúpulas partidarias y no del “pueblo”.
Y en la mañana misma del anuncio de la iniciativa se ratifica esta propuesta por todos quienes hablaron de la iniciativa.
Pero como se deduce de la lectura de la iniciativa, la propuesta incluye la desaparición de los 300 diputados de mayoría relativa y su sustitución por diputados plurinominales electos en 32 circunscripciones.
Se trata del Presidente que ha exigido a sus funcionarios y seguidores “lealtad a ciegas” y de quien demanda a sus legisladores “no cambiar ni una coma” de las iniciativas que le interesan.
Ese titular del Ejecutivo que se autodefine como populista, que obedece la ley cuando le conviene y cuando no, la viola sin aspavientos e invita a sus colaboradores a hacerlo, que ha mostrado una y otra vez desprecio por los legisladores, especialmente por los plurinominales; el Presidente que organiza una cacería de brujas en contra de los legisladores de oposición a quienes califica de “traidores a la patria”, ¿de repente se convierte en simpatizante de la representación pura a través de la elección de listas plurinominales? ¿Del populismo al parlamentarismo en una hora?
La propuesta de elegir solo diputados plurinominales, que ha sido una larga aspiración de legisladores y políticos/as de convicción socialdemócrata, es, obviamente, un dulce envenenado. Busca un toma y daca en el que se destruiría al INE, se le sustituiría por un organismo con mayoría de consejeros obradoristas y que representa una de las propuestas más antifederalistas que se haya conocido. Invade las facultades de entidades federativas y municipios mandatando desde la Constitución el número de legisladores locales y regidores de cabildos. A otros con ese cuento.
FRACASO POR DECRETO.
Arturo Ayala Margain.
En 1973, Hugo B. Margain era el Secretario de Hacienda en la administración de Luis Echeverría. Debido a los excesos en los gastos de la administración y a las condiciones de la economía internacional, Hugo le explicó a Echeverría que era necesario empezar a deslizar ligeramente el peso frente al dólar para compensar por los efectos económicos. Echeverría se rehusó. Por decreto, prohibió que el peso se deslizara. El Secretario Margain entonces presentó su renuncia. Echeverría le dijo: “nadie le renuncia al presidente”. Así que fue enviado como embajador de México al Reino Unido. Las consecuencias de ese decreto fue que en 1976 el peso se devaluó al 90% y empezó una crisis económica que duró más de 30 años.
Eso es gobernar por decreto. Y esa fue la escuela de Andrés Manuel López Obrador. Una escuela que sigue al pie de la letra.
Al igual que Echeverría, AMLO quiere controlar al Congreso. Quiere controlar al Senado. Quiere controlar las elecciones. Quiere controlar a todos los gobernadores de todos los estados. Quiere controlar a la Suprema Corte de Justicia. Y quiere controlar a los medios de comunicación.
Los resultados de la administración de AMLO son un comprobado fracaso:
El INSABI. Canceló el Seguro Popular para reemplazarlo con esta institución que depende del SAT. Como consecuencia, hay escasez de medicamentos, servicios médicos más caros para la población más pobre, y más corrupción en los sistemas de salud.
El avión presidencial. No se vendió. El gobierno mexicano lo sigue pagando, sigue pagando su almacenamiento y mantenimiento. No se usa. Y se gasta más en los viajes de AMLO usando aviones militares y aviones comerciales, que si lo usara cada vez que debe viajar.
La Pandemia. Nunca la pudo “domar”. Las cifras oficiales en México son de alrededor de 300 mil muertes por COVID. Pero la OMS reveló que en México hubo más de 600 mil muertes. Adicionalmente, miles de pymes se cerraron y la economía mexicana al no recibir apoyo del gobierno durante la pandemia, sigue en picada.
El Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. Los mismos directores de este organismo fueron destituidos por ROBO. Nada más qué decir. El chiste se cuenta solo.
El Gas del Bienestar. Sirvió solamente como un distractor más. Propaganda pura. Es un servicio de gas más caro y más ineficiente. La gente más pobre no lo usa y sigue utilizando el gas comercial. Otro desperdicio de miles de millones de pesos.
El Banco del Bienestar. Más mentiras. Las pocas sucursales que abrieron presentan la cartera vencida más alta de México. Muchas sucursales están sin terminar y cada vez hay mayor deuda y menores beneficios a través de este “banco” diseñado para comprar votos en las esferas más pobres de México.
El Aeropuerto Internacional Felipe Angeles. Un elefante blanco desde que se anunció la cancelación del NAICM. Organizaciones expertas en tráfico aéreo, organizaciones de certificación internacionales (IATA, FAA), la cúpula empresarial mexicana y sus asesores más cercanos, le pidieron a AMLO no cancelar el NAICM. Hoy, tenemos un aeródromo renovado que no sirve para nada.
Pero por decreto, hoy AMLO pretende forzar vuelos al AIFA. Ya hay fuertes declaraciones de potenciales accidentes aéreos si se obliga a las líneas aéreas a usar el AIFA. Por decreto AMLO pretende condenar a los diputados y senadores de oposición como traidores a la patria, cuando hacen uso de su legítimo derecho a disentir del gobierno federal, como lo marca la Constitución. Por decreto, AMLO pretende desprestigiar al INE para desconocer las elecciones del 2024 cuando no salgan favorables a MORENA. Por decreto, AMLO pretende silenciar a los reporteros que lo critican e investigan su administración.
Lo que AMLO y sus huestes no entienden, es que fue la clase media la que le dio la presidencia en el 2018. Y la clase media está muy desilusionada por la promesa no cumplida. No se acabó con la corrupción. Aumentó. No se acabó con la violencia. Aumentó. No se acabó con la pobreza. Aumentó.
Y la clase media ya se dio cuenta de que AMLO quiere obligar a los mexicanos a hacer lo que él quiere… por decreto. Y eso es algo que la clase media no ve con buenos ojos. No en balde la clase media le quitó la CDMX a MORENA y se la regresó al PRIAN.
No se puede gobernar por decretos en un país que durante más de 30 años ha tenido apertura democrática, ha tenido apertura económica y ha tenido (sobre todo) apertura mediática.
Un mensaje a MORENA: en el 2024, AMLO no va a estar en la boleta. Y en la LEY, el INE va a seguir como está. No van a poder desconocer las elecciones. La oposición está despertando. Y en lugar de gobernar, AMLO se dedica a promulgar decretos y tomarse vacaciones en Centroamérica para hacerle creer a sus fieles seguidores que sigue fuerte. La verdadera fuerza se demostrará en el 2024.
#AMLOenfermoMental
#NoVotesPorMORENA2024
La popularidad de AMLO y la batalla por la narrativa
En México tenemos un problema: no se publican muchas encuestas que evalúen la popularidad del Presidente y su gestión del gobierno. En el sitio oraculus.mx hemos identificado tan sólo 10 publicadas en lo que va del año (seis telefónicas y cuatro de vivienda). Nada para un país del tamaño de México.
En Estados Unidos, tan sólo en lo que va del mes de mayo, se han publicado 14 encuestas sobre la popularidad de Biden.
México no es Estados Unidos, pero tampoco nos merecemos una escasez así de encuestas.
Pues con los pocos datos que disponemos tenemos que concluir que López Obrador sigue siendo un fenómeno en términos de popularidad. Ayer, el periódico Reforma presentó su encuesta nacional de vivienda. El 62% de los mexicanos aprueba la forma como AMLO está haciendo su trabajo como Presidente. El 32% lo desaprueba. Su popularidad se incrementó cuatro puntos porcentuales en los primeros cuatro meses del año.
En el Modelo de encuesta de encuestas (poll of polls) de oraculus.mx agregamos los resultados de Reforma y sale prácticamente lo mismo: 62% de aprobación versus 33% (es lógico: las pocas encuestas que hay, acaban pesando mucho en el resultado).
En términos comparativos, a 41 meses de estar en el cargo, AMLO es el Presidente más popular de los últimos cinco. Lo sigue Zedillo con 59% de aprobación, Calderón con 57%, Fox con 54% y Peña con un abismal 31 por ciento.
Mientras que AMLO sigue siendo popular, la población reprueba la gestión de su gobierno en los dos temas que le interesan más a la gente: inseguridad y economía. Los números de este primer rubro son muy malos. En la encuesta de Reforma, 81% de los mexicanos opina que los feminicidios se han incrementado en los últimos 12 meses, 67% la violencia en el país, 66% la inseguridad y 62% la presencia del crimen organizado.
En la economía, 41% de las personas expresa que la economía del país ha empeorado en los últimos 12 meses y 36% reporta que su situación económica personal ha empeorado en el mismo periodo. 71% de los mexicanos opina que la inflación le ha perjudicado a ellos y sus familias en el último año.
Al Presidente, en cambio, le va muy bien en la evaluación de cómo está tratando los programas sociales, la educación, y, por increíble que parezca, la salud. Agrego dos datos más.
El 55% de la población considera que el Presidente salió favorecido tras la consulta popular de revocación de mandato a pesar de la baja participación. Y el 51% dice que la decisión de los partidos de oposición de rechazar la reforma eléctrica perjudica al país.
Por donde se vea, son buenos números para el Presidente.
Hay que explicar por qué. Lanzo un par de hipótesis.
Primero, abril fue un mes de mucha promoción para el Presidente a propósito de la revocación de mandato. Las ciudades se llenaron de anuncios espectaculares a favor de AMLO.
Mítines, volantes y cuadrillas de Morena hicieron mucha propaganda. Al parecer, funcionó: la popularidad del Presidente subió.
Segundo, el Presidente sigue teniendo una capacidad inigualable de controlar la narrativa de lo que está sucediendo en el país y, hasta ahora, nadie lo ha podido desafiar eficazmente.
Las conferencias matutinas son su principal arma. De ahí sale la narrativa de lo que, según él, está sucediendo en el país.
Tómese el caso de la salud. Los datos del manejo de la pandemia de covid-19, del desabasto de medicinas y del estado que viven los centros públicos de salud son pésimos. Y, sin embargo, el 51% de los mexicanos cree que AMLO está tratando bien el tema de la salud.
¿Cómo explicarlo?
Pues precisamente porque en la narrativa de AMLO lo que hizo su gobierno con la pandemia fue un éxito, el desabasto es un invento o está a punto de resolverse y los servicios están mejorándose de tal suerte que tendremos uno de los mejores sistemas de salud de todo el mundo. El Presidente vende una realidad alternativa y siempre ofrece esperanza. Hay mucha gente que le cree.
Del otro lado es muy poco lo que desafía a la visión presidencial. Algunos periódicos, noticieros radiofónicos y programas de televisión sí reportan lo que está ocurriendo con los datos reales. Encima López Obrador se encarga de descalificarlos desde el púlpito presidencial. Agréguese que la oposición apenas está despertando y carece de una estrategia para contrarrestar la narrativa del mandatario. El resultado es una situación muy asimétrica en la batalla de las narrativas a favor de AMLO.
Twitter: @leozuckermann
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