Francisco Garfias
Arsenal
En los momentos en que Ucrania cuenta sus muertos debido a intensos bombardeos de Rusia en sus 11 poblados, entre ellos Kiev, en México se desató la polémica sobre un acuerdo con Vladimir Putin para la exploración y utilización del “espacio ultraterrestre, con fines pacíficos”.
Esa polémica incluye la expresión “¡No me metan en sus argüendes!” (las broncas EU-Rusia, proferida en la mañanera por el presidente López Obrador).
Pero, también, un agrio intercambio en Twitter entre el canciller Marcelo Ebrard y el expresidente panista Felipe Calderón sobre temores de que en México se instale una estación terrenal del sistema de espionaje Glonass.
El acuerdo de cooperación “ultraterrestre” lo dio a conocer la agencia de noticias Sputnik, en un despacho firmado en Moscú. Las alarmas se encendieron porque la nota dice que el convenio incluye el despliegue en México de Glonass, un sofisticado sistema de espionaje utilizado por los rusos para espiar.
El Presidente, el canciller y la Agencia Espacial Mexicana niegan tajantemente que el acuerdo, firmado el año pasado con motivo del bicentenario de la Independencia de México, incluya ese sistema de espionaje.
* Glonass es el equivalente ruso del GPS de Estados Unidos. Consta de 24 satélites que ofrecen servicios de posicionamiento precisos, tanto para el ejército ruso como para los proveedores comerciales.
Una investigación conjunta de Newlines, Defli.ee, en Estonia, y la revista Respekt, en la República Checa, revela que Glonass contiene dos nuevos mecanismos para realizar espionaje, incluso en sistemas de armas nucleares.
El tema no es menor. Ucrania fue invadida por solicitar su ingreso a la OTAN. El acuerdo ruso-mexicano, seguramente no es del agrado de Estados Unidos.
Somos soberanos, cierto, pero un convenio así podría enturbiar las relaciones de México con Estados Unidos, su principal socio comercial (nos compra el 77.15% de las exportaciones, según el Inegi.) Es también país de origen de las remesas que, anualmente, suman decenas de miles de millones de dólares.
La simpatía de López Obrador por Rusia no ha pasado desapercibida. En tiempos de precampaña, Javier Lozano, vocero de Meade, dijo que Rusia intervenía a favor del tabasqueño.
Mi amigo Rafael Cardona recordaba ayer el mote de Andresmanuelovich, que se autoimpuso el hoy Presidente cuando andaba en campaña.
* El sesgo que tomó el asunto, después de un tuit publicado por la periodista crítica Dolia Estévez, corresponsal en Washington de Forbes y Proyecto Puente, ubicada en el rango conservador por López Obrador. Dice que defiende a Estados Unidos.
El Presidente dijo ayer en la mañanera: “Se está haciendo un escándalo porque se habla de que México está permitiendo que satélites rusos puedan ser utilizados para espiar el espacio aéreo mexicano y de América del Norte. Lo cierto es que estos acuerdos se firman con todos los propósitos y no tienen el propósito de espiar a nadie ni afectar la soberanía de ninguna nación”.
* El expresidente Felipe Calderón se subió al tema después de leer un tuit de Marcelo Ebrard: “El acuerdo entre ustedes y Putin para el sistema satelital en México (en plena guerra) fue anunciado oficialmente por el gobierno ruso. Al menos ellos sí fueron transparentes”.
El canciller reviró: “No mienta, el acuerdo fue publicado en septiembre de 2021, cuando la Agencia Mexicana lo firmó con motivo de los 200 años de la Consumación de la Independencia”.
Marcelo, además, compartió un comunicado del doctor Salvador Landeros, director de la Agencia Espacial Mexicana, en el que informa que no se instalará el sistema Glonass en México.
“El Acuerdo Marco de Referencia no lo menciona, ni lo incluye, y no está previsto instalarlo en nuestro país”, asegura en el texto.
* Desde la Cancillería nos hicieron llegar un texto del exsenador Bill Nelson, administrador de la NASA, en el que anuncia que México se unió a un creciente número de naciones que firmaron los Acuerdos Artemisa para explorar, junto con Estados Unidos, el espacio.
“Los vamos a ver el jueves en Washington. La plana mayor de seguridad de ambos países”, nos dicen en la Cancillería.
Los citados acuerdos están basados en el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre, firmado en 1967, pactado entre los gobiernos de las naciones que deseen participar en el Programa Artemisa.
El objetivo es establecer los principios de cooperación para futuras misiones de exploración y explotación civil con fines pacíficos en la Luna, en Marte y en cualquier cometa o asteroide del sistema solar.