Historia y Cultura
Rinconcito de impunidad
Pascal Beltrán del Río Bitácora del director
Su cuerpo fue descubierto a las 5:30 de la mañana del viernes pasado, en los baños de la cárcel de La Toma, municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz, un suburbio de Córdoba.
La causa oficial de su muerte fue suicidio. De acuerdo con el parte, el joven, de 18 años de edad, amarró una sábana a un locker y se colgó. Su familia, sin embargo, descree esa versión. Lisandro Flores León había sido aprehendido el 2 de noviembre en Tlacotepec de Mejía. Era uno de los cientos de veracruzanos encarcelados por ultrajes a la autoridad, el delito cuya pena fue reforzada por una reforma al Código Penal del estado, en marzo del año pasado. Luego de ser usada intensivamente durante varios meses por autoridades veracruzanas como sustituto de la investigación policiaca –así lo he relatado varias veces en este espacio–, el gobernador Cuitláhuac García se vio obligado a mandar una iniciativa para derogarla, misma que será discutida en el Congreso estatal. De acuerdo con la Fiscalía de Veracruz, hay más de mil personas en prisión acusadas de ultrajes a la autoridad, aunque abogados locales dicen que son más de 2 mil.
Una de ellas era Lisandro, quien fue acusado de haber agredido con un arma punzocortante a un agente ministerial, según consta en el proceso penal 108/2021 del juez de control de Huatusco (la información la consigna El Mundo de Córdoba). Más de un mes después de su detención, el joven fue acusado de un asesinato ocurrido en octubre.
Los hechos son la muestra del desbarajuste que ocurre en la justicia veracruzana y en las cárceles de todo el país. Para comenzar, como digo arriba, la reforma al Código Penal facilitó la aprehensión de centenares de personas, algunas de las cuales fueron levantadas en su propiedad. Ha bastado alegar que insultaron a la policía para que se los lleven. A muchos los han encarcelado en penales ubicados a centenares de kilómetros de su domicilio. Esto es un gran mentís a los propósitos del movimiento político encabezado por el Presidente, que prometió reducir el número de personas detenidas. Como escribí hace unos días, ese monto se ha incrementado, especialmente el de aquellas personas presas sin sentencia.
Segundo, el asesinato del que Lisandro estaba acusado –ojo: no sentenciado– seguramente quedará ahora impune, como pasa con ocho de cada 10 en este país, donde, según Andrés Manuel López Obrador, “ya no hay impunidad”.
Tercero, ¿qué pasa en las cárceles mexicanas, donde ha habido al menos 17 amotinamientos en 27 penales en menos de tres años; donde se puede meter el cadáver de un bebé sin que nadie lo impida en la entrada del reclusorio, y donde un joven, que hace menos de un año era menor de edad, se puede suicidar sin que ningún custodio se dé cuenta (si es que eso fue lo que realmente pasó)? De no haberse dado la reforma al Código Penal que aumentó la sanción al delito de ultrajes a la autoridad, la policía habría tenido que hacer su trabajo antes de meter preso a Lisandro. Hoy hay dos jóvenes muertos –la víctima de homicidio tenía apenas 22 años– y ningún responsable.
Buscapiés
* El viernes pasado, policías antimotines estatales y elementos de la Guardia Nacional impidieron que estudiantes normalistas de Ayotzinapa se apoderaran de una de las casetas de la Autopista del Sol, en el inicio del fin de semana largo. El choque entre ambos grupos produjo varios lesionados.
* Los normalistas bajaron de su unidad a un chofer de transporte de carga y lanzaron el pesado camión contra los agentes, luego de amarrar el acelerador con el volante. El vehículo pasó como bólido y se terminó estrellando. Por un milagro no hubo víctimas.
* Durante el fin de semana, la alcaldesa de Acapulco –la misma que dijo hace poco que “la calor” y los carbohidratos son responsables de la violencia en el puerto– hizo otra de sus absurdas declaraciones: que no había delito que perseguir porque el tráiler circulaba solo. Válgame.
¿Empatía con extorsionadores?
Leo Zuckermann Juegos de poder
Un joven encapuchado entra a un banco. Se acerca a la cajera y le dice que le dé cien mil pesos en efectivo o decenas de compañeros suyos, todos con el rostro encubierto, impedirán la salida de la sucursal a clientes y empleados. Los muchachos aparecen afuera y bloquean los accesos. Son miembros de un grupo con reivindicaciones sociales justas. ¿Debe o no la cajera darle el dinero? ¿Se justifica que “recauden” así dinero por ser una causa justa? ¿Cómo tiene que responder el gobierno frente a este intento de extorsión?
Cambio los parámetros de la historia, pero sigue siendo la misma.
Desde hace años, los estudiantes de la escuela normal de Ayotzinapa toman varias de las casetas de la carretera México-Acapulco. Jóvenes encapuchados corren a los dependientes y los obligan a cerrar los sistemas de cobro electrónico automático. Tres de ellos se ponen en cada caseta y, cada vez que pasa un automóvil, les exigen un pago en efectivo por una cantidad menor a lo que cuesta el peaje.
Si alguien pregunta, se identifican como estudiantes de Ayotzinapa y, si el conductor es más curioso, afirman que están levantando una cuota “voluntaria” para la causa por la desaparición de 43 de sus compañeros en 2014. Una vez que se desembolsan los billetes, otro encapuchado abre la pluma para que el vehículo pueda seguir su camino. Alrededor de la caseta hay decenas de personas con el rostro cubierto vigilando la operación.
Esto ocurre con frecuencia, sobre todo en fines de semana y puentes vacacionales, cuando hay más circulación de coches por la Carretera del Sol. De acuerdo a una nota de El Sol de México, un día, los encapuchados obtuvieron unos dos millones de pesos por la toma de dos casetas. Ergo, los estudiantes de Ayotzinapa, si son ellos y no otros grupos que medran con su causa, han recaudado varios millones de pesos a lo largo de muchos años.
El mes pasado regresaba de una conferencia en Acapulco. En la primera caseta me encontré con los encapuchados. Reacio a los cotidianos actos de extorsión que uno enfrenta en México, me rehusé a pagar la cuota; como me informaron que era “voluntaria”, pues les dije que libremente no la pagaría. Me dejaron pasar sin problemas. Atrás había una larga cola de automóviles y, a unos diez metros de la caseta, estaba una patrulla de la Guardia Nacional observando sin hacer nada.
La siguiente caseta, en Chilpancingo, también estaba tomada. Bajé la ventana y dije “con todo respeto, pero no voy a cooperar voluntariamente”. El chavo se rio y me dejó pasar. En la tercera caseta dije lo mismo. Ahí el joven se puso más difícil. “Pues bájese usted a abrir la pluma”, me dijo. “Con mucho gusto”, contesté. Cuando iba a hacerlo, otro encapuchado la subió y pude circular llevándome una sonora mentada de madre.
El pasado fin de semana, la Guardia Nacional decidió impedir que los encapuchados tomaran la caseta de Acapulco. En algún momento, los manifestantes les aventaron un tráiler que iba sin chofer. Increíblemente, cruzó del otro lado de la caseta para estamparse sin dejar ni un solo muerto ni herido. Un milagro. Los videos dan cuenta de cómo muchos de los presentes creyeron que el camión iba lleno de explosivos. No era el caso, pero se vivieron momentos de mucha tensión.
La alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, ha reconocido que los muchachos transgreden la ley al tomar las casetas. Nos conmina, sin embargo, a ser empáticos con ellos debido al dolor que sufren como consecuencia de lo ocurrido hace años en Iguala, cuando la policía desapareció y el crimen organizado asesinó a 43 estudiantes.
Concuerdo con López. Tenemos que ser muy empáticos con esta historia de terror. Yo así lo he hecho en todos los espacios que tengo en los medios, incluyendo esta columna. Pero, por más justa que sea la causa, no se justifica el robo que están haciendo los estudiantes al dueño de la carretera que no es otro más que el Estado mexicano. Por eso, cuando me tocó tomar la decisión de cooperar o no, dije que no. Y los muchachos respetaron mi postura. Tengo que confesar, eso sí, que lo hice con miedo a que me agredieran. La mayoría de la gente acepta porque, por un lado, les sale más barato que pagar el peaje normal y, por el otro, para no meterse en problemas.
Si aceptamos este tipo de situaciones, mañana podrían hacer lo mismo en un banco o en cualquier otro establecimiento comercial. No es el México que queremos. Sí, hay que ser empáticos con el movimiento de Ayotzinapa, pero el fin no justifica los medios, sobre todo cuando se trata de actos de extorsión.
Twitter: @leozuckermann
Sin refugio
Sin refugio
El hogar, nuestro primer refugio. Ese espacio que habitamos con nuestros seres queridos, con nuestros padres, con nuestras hermanas y hermanos o hasta con nuestra familia elegida. ¿Qué pasa cuando ni estando bajo ese techo podemos sentirnos seguros?
“¡Justicia! Hoy fue mi hijo, mañana puede ser el tuyo. Esto no se lo deseo a nadie por Dios Santo, este sufrimiento que pasamos mi esposa y yo no se lo deseamos a nadie. Es increíble que el viernes, después de dos horas, la policía se puso a investigar (...) Él es un héroe, no me canso de decir estas palabras, porque así es como mi hijo les dijo ‘escóndanse en el baño’. Mi héroe que dio su vida para salvar a sus hermanos (...) Era un cabezón para la escuela, pero era el mejor hijo que puedes tener, 16 años y me pedía permiso para salir a jugar con niños a 10 o 12 metros de la casa. Era un niño que a los 15 años se metió a trabajar y el primer sueldo que le dieron, nos dijo: ‘papá, mamá, vengan, vamos a cenar’. Trabajaba en una tienda ahí en el mismo fraccionamiento, porque yo lo quería tener como en cápsula, porque no quería que saliera más allá de la avenida, me daba miedo que algo le fuera a pasar y mira dónde le fue a pasar…”.
Un testimonio que nos deja paralizados. Son palabras de David, padre de Eduardo, el joven que fue levantado dentro de su casa el pasado viernes en Jalisco, dos días después su cuerpo fue hallado dentro de una casa de seguridad. Reportes afirman que tres hombres encapuchados que entraron a su domicilio buscaban a otra persona, una confusión, un error que a Eduardo le costó la vida. El joven tuvo oportunidad de hacer una llamada y de esconder a sus hermanos, lo que les salvó de cualquier agresión.
¿En qué país nos estamos convirtiendo? La violencia que llevamos años contando, a la que le negamos un lugar en el cotidiano, porque nos resistimos a su normalización, está entrando a las casas. ¿Por qué el Estado permite que hoy los espacios que tendrían que ser a los que recurrimos para sentirnos a salvo se conviertan en lugares que habitamos con miedo?
¿Con qué tranquilidad vivirá ahora la familia de Eduardo? ¿Con qué calma los vecinos dejarán salir a los pequeños a jugar? Lo mismo nos preguntamos cuando ocurren, una y otra vez, hechos como los de Zacatecas, también este fin de semana: una vez más, cuerpos abandonados en calles convertidas en escenarios inenarrables. Habitantes de Zacatecas, por ejemplo, contaron a Omar Hernández, corresponsal de Grupo Imagen, que, ante la ola de violencia, han tenido que modificar sus rutinas. Estar en casa antes de que caiga la noche. Sin embargo, a Eduardo ni su casa lo mantuvo a salvo.
Tan sólo entre sábado y domingo se registraron 159 asesinatos en todo el país. En los primeros seis días de febrero fueron 429, un promedio de 71 cada 24 horas. ¿Qué país es éste? De entrada, uno en donde no importa lo que suceda, nada cambia la agenda de la conferencia matutina.
La “verdad histórica” le estalla a la 4T
Por primera vez, el gobierno de la 4T admite que tiene información de que hay infiltrados de la delincuencia entre los normalistas de Ayotzinapa, que aventaron un tráiler sin chofer contra la Guardia Nacional y los policías antimotines que les impedían tomar la caseta de Palo Alto, en Guerrero, para extorsionar a los usuarios de la Autopista del Sol. “Tenemos información de que hay gente dedicada a actividades ilícitas infiltradas en este movimiento. Eso a lo mejor ni ellos lo saben y por eso lo estoy planteando”, dijo el Presidente en la mañanera.
Añadió: “Me dirijo a ellos y le pido también a sus papás que nos ayuden, que estén pendientes de ellos, hablen con ellos, porque ése no es el camino”, dijo en la mañanera.
*A la 4T se le vino encima la tan criticada “Verdad histórica”. Ésa que señalaba que los normalistas desaparecidos fueron confundidos con integrantes de Los Rojos.
Hoy les estalla en las narices. Más de tres años en el poder para llegar a una misma conclusión que el exprocurador Murillo Karam: la organización criminal Los Rojos —adversarios de Guerreros Unidos— infiltró a normalistas de Ayotzinapa.
“Lo de Los Rojos se empezó a conocer desde que se produjeron los lamentables hechos de los 43 en Iguala, pero ésta es la primera vez que se reconoce por parte de este gobierno”, destacó el senador guerrerense del PRI, Manuel Añorve. Añadió: “Es momento de pasar del dicho al hecho. Tienen que intervenir las fuerzas federales, hacer una investigación con la Guardia Nacional, con la FGR, la Fiscalía local, ir sobre los responsables”.
El tráiler lanzado en contra del cordón policial era de la cadena de supermercados Soriana, que ya presentó una denuncia por robo. Los normalistas bajaron al chofer antes de utilizar el vehículo como misil contra la GN.
* Lo ocurrido el viernes en la caseta de Palo Alto es un acto criminal que no puede quedar impune. Ninguna causa social, por noble que parezca, lo justifica. Dejarlo pasar es invitar a que estos actos de terrorismo —no exagero con el término— se repitan no sólo en Guerrero, sino en todo el país. El propio AMLO reconoce que el tráiler-misil pudo haber causado “muchos muertos”. Pasó sin piloto por la caseta de peaje. No la tocó de milagro. Se fue a estrellar 40 o 50 metros adelante, en un módulo de turismo ubicado muy cerca de puestos de comida.
“Se puso en riesgo la vida de los guardias nacionales; pero también de familias que pacíficamente se ganan la vida vendiendo comida. Pusieron en riesgo a los usuarios de la autopista varados en los carriles en sentido contrario. Gracias a Dios no se desvió y se fue a estrellar contra ellos”, destacó Añorve.
* El presidente López Obrador creyó necesario aclarar que en la 4T “no somos represores” por haber hecho valer el Estado de derecho con las fuerzas de seguridad pública.
“Se tomó esa decisión de que no se tomen las casetas porque ya era una situación insoportable. La Guardia Nacional actuó con responsabilidad, sin armas, salieron muchos heridos. Espero que depongan esa actitud y que no le hagan el juego a la derecha, porque los conservadores quisieran que se diera una desgracia para echarle la culpa a los jóvenes o que el gobierno los reprimiera, porque están como zopilotes”, puntualizó.
* Desafortunado debut del actor Roberto Palazuelos en política. MC lo hizo candidato a gobernador de Quintana Roo el pasado 22 de enero. En ese lapso se ha visto involucrado en dos asuntos negativos que han incomodado al partido que lo postuló. El primero, cuando dijo en Imagen que, una vez que llegara al Palacio de Gobierno, iba a ajustar cuentas a “todas esas gentes” que lo están difamando. Se tuvo que retractar.
El segundo, más grave, es la confesión que hizo, en una vieja entrevista con Jordi Rosado, de que participó en una balacera. “Matamos al gordo y a otro güey”, en legítima defensa, aseguró. Voces dentro de MC ya se han elevado para pedir que se le retire la candidatura. “Su trayectoria lo marca y es un perfil opuesto a lo que hemos venido construyendo en MC para ser una alternativa ciudadana. Estoy convencida de que hoy es más beneficioso no darle la candidatura que sostenerla”, escribió en Twitter la exdiputada de MC Martha Tagle.
El secretario general de ese partido, Jorge Álvarez Máynez, le recordó al actor que la justicia debe servir para dar paz a la gente, no para ajustar cuentas.
* Se empieza a calentar la batalla por la CDMX en el seno de la coalición Va por México. Cada partido ya menciona a sus aspirantes a suceder a Claudia Sheinbaum. En el PAN se maneja el nombre de Santiago Taboada, alcalde de Benito Juárez; en el PRI, el de Adrián Rubalcava, alcalde de Cuajimalpa, y en el PRD el de Nora Arias, jefa del amarillo en la CDMX.
¡Hagan sus apuestas!
El tráiler-misil de los normalistas
La escena del tráiler de Soriana, sin chofer, que los normalistas de Ayotzinapa lanzaron ayer contra la Guardia Nacional en la caseta de Palo Alto, Chilpancingo, parecía sacada de una película de terror.
Alocada carrera de un vehículo de alrededor de 20 toneladas que pudo haber terminado en tragedia de grandes dimensiones, como ya ocurrió en esa zona el 12 de diciembre de 2011, cuando los normalistas provocaron el incendio de una gasolinera de Chilpancingo. Todavía no me explico cómo el tráiler pasó por el último carril de la Autopista del Sol, sin rozar siquiera la caseta de peaje o atropellar algún elemento de la policía antimotines o la Guardia Nacional que, alertados por sus compañeros, alcanzaron a hacerse a un lado a tiempo.
El vehículo se fue a estrellar unos 40 o 50 metros adelante, en una oficina de turismo, rodeada de puestos de comida que, por el zafarrancho previo, estaba vacía.
Los normalistas usaron el tráiler para romper el cordón de la Guardia Nacional que les impedía extorsionar a lo usuarios de la autopista. Fue su último misil, antes de replegarse en los ocho autobuses que previamente habían secuestrado sin que nadie los molestara.
En los enfrentamientos previos dejaron 14 guardias con contusiones y quemaduras. Uno de ellos con fractura de tibia, según reporte oficial.
La toma de casetas es un negocio redondo para los normalistas de Ayotzinapa. El Sol de Acapulco reportó que el pasado domingo 2 de enero –al término de las vacaciones de fin de año– “recaudaron” 2 millones de pesos en las casetas de La Venta y Palo Alto.
El robo –no se le puede llamar de otra forma– lo habían venido haciendo con absoluta impunidad en estos tres años de “transformación”. La virulenta y reprobable reacción que tuvieron ayer es consecuencia de que súbitamente se les quitó el permiso de “botear” en las casetas.
Lo normalistas van a volver, No hay duda. Veremos si el gobierno federal se mantiene y termina con un lucrativo “fenómeno” que no es nuevo, ni exclusivo de la Autopista del Sol. Hace año y medio, la Asociación Mexicana de Concesionarios de Infraestructura Vial (AMCIV) dijo a CNN en Español que, de enero a septiembre de 2020, habían registrado pérdidas por casi 140 millones de dólares debido al llamado huachicoleo carretero.
* El mensaje de Mariana Moguel, hija de Rosario Robles, entró en mi celular a las 19:18 horas. Fue breve, pero contundente. “Mi madre se queda en prisión. Gracias a todos y a todas. Listo”. El juez Ganther Alejandro Villar Ceballos determinó que el delito de ejercicio indebido de la función pública, que se le imputa, sigue vigente. Rosario se queda en Santa Martha Acatitla, donde ha estado encerrada dos años y medio
El fallo no sorprendió a Rosario. Cinco horas antes hablamos por teléfono con ella. Nos dijo que no se sentía optimista sobre la posibilidad de salir de Santa Martha, a pesar de que el Noveno Tribunal ordenó al juez revisar los argumentos de la defensa, en el sentido de que el delito ya no está vigente. Ganther es el mismo juez que le ha negado, en varias ocasiones, llevar su proceso en libertad. Eso le quitó la esperanza de salir. En breve llamada agregó, sin embargo, que seguirá su lucha por salir de la cárcel. Se tomó la decisión del juez con filosofía. “Es un paso adelante. Si nos dice que no, vamos al amparo de fondo”, adelantó.
Y le dijo que no.
* Está claro que el embajador de EU en México, Ken Salazar, no se imaginó el alboroto que armaría al declarar, en San Lázaro, que “tiene razón” AMLO con la reforma eléctrica. Sus palabras fueron motivo de un agradecido comentario del Presidente en la mañanera. Los noticieros de radio y televisión repitieron las declaraciones como estribillo.
Algo sucedió que el embajador Salazar se vio obligado a corregir sus declaraciones. En su cuenta de Twitter escribió ayer: “Una de mis prioridades en México es ver por inversionistas y empresas estadunidenses para que exista piso justo y parejo. EU respeta la soberanía de México y confía en que México cumplirá los compromisos adquiridos bajo el T-MEC al considerar cambios al sector energético”.
Y el gozo se fue al pozo.
* Palabras del presidente panameño Laurentino Cortizo sobre la designación de un embajador transmitidas ayer por TVN de ese país: “La decisión del Presidente de México es decisión del Presidente de México. La decisión de Panamá es decisión de nosotros. Nosotros decidimos si aceptamos o no a un embajador… Nosotros respetamos a México. Obviamente nos hubiese gustado ganar el último partido. No voy a entrar en el tema de por qué no usaron el VAR en el tema de ese penalty.
“Somos respetuosos de México y exigimos respeto para Panamá. El respeto se gana. Eso es lo que exigimos tanto del Presidente de México como de cualquier otro país”.
Sin comentarios.
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