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Historia y Cultura

Desbordada la rapiña en Acapulco

Huracanes
 

Grupo Imagen documentó el proceder de algunos grupos qué amparados bajo la impunidad, rompen cerraduras, abren cortinas y sustraen todo tipo de perecederos y hasta las despensas que traen algunos mexicanos solidarios con los afectados.

RAÚL FLORES MARTÍNEZ. ENVIADO | 23:04 hrs.
scucha el artículo3 minutos
 
 

Estos grupos amenazan con hacerle daño a los autos y golpear a sus tripulantes, si no les dan lo que exigen bajo el argumento de que tienen hambre y el gobierno no apoya. Foto: Cuartoscuro

 

Acapulco, Gro. Los daños colaterales del huracán Otis en el Puerto de Acapulco y el municipio de Coyuca de Benítez, entre otros en el Guerrero se reflejan en los saqueos a tiendas de conveniencia, Centros Comerciales y ahora a quienes llevan ayuda humanitaria qué son detenidos por diversos grupos de personas que de manera agresiva se roban el apoyo.

Grupo Imagen documentó el proceder de algunos grupos qué amparados bajo la impunidad, rompen cerraduras, abren cortinas y sustraen todo tipo de perecederos, aparatos electrodomésticos, refacciones de autos, cervezas, agua embotellada y ahora las despensas que traen algunos mexicanos solidarios con los afectados.

El modus operandi de estos grupos, es instalar a sus halcones en la caseta de La Venta, puerta de entrada al destino turístico de Acapulco, observan las camionetas o vehículos que traigan comida, agua y con amenazas agresivas, los despojan de lo que se ha recolectado. 

Estos grupos están compuestos por mujeres, niños y algunos hombres de distintas edades, quienes con piedras amenazan con hacerle daño a los autos y golpear a sus tripulantes, si no les dan lo que exigen bajo el argumento de que tienen hambre y el gobierno no apoya.

Esto le sucedió a Agustín Iturbide López que tuvo que manejar ocho horas para llevar víveres y costales de papa que se juntaron entre vecinos de los municipios de San Juan de Acozac y Huixcolotla, Puebla.

 
 
 
 
 
 
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En la entrada a Acapulco se me pararon un grupo de personas, me obligaron a bajarme y me amenazaron que abriera las puertas de mi tortón, atrás había puesto los costales de papa y en después el agua, latas y más comida, les tuve que dejar más de 10 costales de papas para que me dejaran pasar.

Ante las amenazas que recibió, decidió solicitar el apoyo a los elementos de la Guardia Nacional que se encontró sobres las calles de Acapulco que lo escoltaron y planearon la logística para entregar sin contratiempo las despensas sobre la avenida escénica.

Otros no han tenido la misma suerte, han sido despojados de toda la ayuda que han recolectado sobre el Boulevard Naciones Unidas, aquí ya se da en cualquier horario, sin importar que haya elementos de seguridad pública municipal o estatal, quienes no intervienen para evitar grescas.

Lo mismo se vive en los almacenes de refresqueras internacionales, cerveceras, farmacias de grandes cadenas y tiendas de abarrotes, lo que ha desencadenado una crisis de alimentos en Acapulco y municipios tocados por Otis bajo el amparo de la oscuridad ante falta de energía eléctrica o ante el amparo de la turba que amenaza con hacer daño a vehículos o personas

Desolación, vacío, crueldad, barbarie

 

 

Desolación, vacío, crueldad, barbarie

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

 

  • La situación empeora por la inhumana decisión de detener el ingreso de la ayuda humanitaria al puerto.

En las últimas horas, Acapulco: la tragedia sin precedentes. Otis dejó a su paso una estela de devastación, dejando a los habitantes de esta emblemática localidad en una situación absolutamente desesperada. Las autoridades brillaron por su ausencia durante las primeras horas. Una visita relámpago de López Obrador, de la que no hay más evidencia que su traslado en un vehículo militar 4x4 y en un camión de redilas que llegó a rescatarlo del atasco en el lodo del jeep verde olivo. Y nada de la gobernadora, y nada de la presidenta municipal durante las horas siguientes. Ante la devastación y la desesperación ante el paso de las horas, la sed que empezó a escocer, la comida pudriéndose, las calles rotas y el miedo creciente, sumada la falta de electricidad (y de autoridad), comenzó la rapiña, primero en las tiendas pequeñas, después en los grandes almacenes, con la venia de la Guardia Nacional ahí presente. Sin embargo, lo que ha empeorado aún más la situación es la inhumana decisión de detener el ingreso de la ayuda humanitaria al puerto.

Tras el azote del huracán, Acapulco se hunde en el caos.

La destrucción de la infraestructura ha dejado a miles de familias sin agua, luz, alimentos ni medicinas. La desesperación se apodera de los ciudadanos. Ante la falta de respuesta oficial, el hambre y la rapiña se desatan. Saqueos y disturbios estallan en supermercados y almacenes. Se roba no por codicia, sino por pura necesidad. Y seguramente por el temor ante la certeza de que el empleo será inexistente durante muchos, muchos meses. Las autoridades locales han brillado por su parálisis y por su ineptitud. La presidenta municipal y la gobernadora esperan órdenes desde la Ciudad de México en lugar de tomar las riendas. Y el gobierno federal pone trabas burocráticas para que ingrese la ayuda humanitaria, argumentando que primero debe hacerse un censo de daños. Y esto, más que cinismo o mera ineptitud, es un acto de total crueldad que cuesta vidas. Esta decisión, que pareciera fruto de la indiferencia y la falta de compasión, sólo agrava la situación desesperada en la que se encuentran los habitantes de Acapulco. El derecho más básico, el derecho a la supervivencia, está siendo negado a aquellos que más lo necesitan en este momento.

Así, Acapulco se hunde en la anarquía. Los acapulqueños sienten que nadie los protege, que sólo pueden salvarse por su cuenta. Se desmorona el pacto social.

Urge retomar el control de la situación en coordinación con la sociedad civil y los tres niveles de gobierno. Sólo permaneciendo juntos se podrá reconstruir el tejido social antes de que sea demasiado tarde. La barbarie amenaza en convertirse en la constante durante las próximas horas, desatando otra tragedia después de la tragedia.

En horas aciagas e infernales, los lugareños se encuentran sin agua, sin alimentos y sin medicinas. Los almacenes han sido saqueados y cada vez es más difícil encontrar recursos básicos para sobrevivir. En medio de esta crisis, la esperanza de recibir ayuda se desvaneció cuando las autoridades decidieron bloquear la llegada de apoyo externo.

 

Es fundamental recordar que, en situaciones de emergencia como ésta, la solidaridad y la colaboración son esenciales para afrontar los desafíos. Negar la ayuda humanitaria a una población que se encuentra en una situación tan crítica es un acto inaceptable. Supongo que López Obrador no querrá ser recordado así. Supongo.

 
 
 

 

 

 

 

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Concluye la narrativa de Mallintzin

Parte VI y última

Por fin llegó y Mallinalli sintió un vuelco en su corazón, el rostro de la vieja mujer dejaba aun ver la belleza de sus años mozos, y ella recordaba esa cara, y la vieja cuando la vio hizo un gesto de sorpresa, pero se había llevado tantas decepciones que no expresó ni alegría ni tristeza.

Cruzaron algunas palabras Venado y la señora y Mallitzin que llevaba puestas ropas muy modestas, hablando en maya apresuró a Venado.

La señora le hizo la señal de que pasará y a Venado de que esperara afuera.

Unos segundos bastaron para que un grito mezclado con llanto saliera de la boca de la vieja, había encontrado de inmediato un lunar color café que en la parte interna del muslo derecho llevaba Mallinalli. No había duda alguna era su hija.

Doña Marina acostumbrada a tanto sufrimiento no sabía qué hacer, por una parte sentía la alegría de conocer a su madre, a la mujer que la llevó en su seno, a la que la alimentó de niña, a  quien tanto la  mimó, a la mujer que ella adoraba, pero que no la supo defender ante su marido  poniendo por delante su vida.

La madre lloró y lloró por mucho tiempo, casí llegó al desmayo, su alegría era mucha y sus sentimientos encontrados eran tantos. Ya que se calmó un poco le contó toda la historia y le dijo que ella no quería que su padre la vendiera y que su padre terco la vendió.  Que ella también fue engañada cuando la vistió según para conocer la gran ciudad y que se dio cuenta de su error cuando regresó su padre sin ella.

Que desde ese momento su vida acabó. Que su padre ya nunca más fue su marido, ella se negó a darle hijos, por temor a que si nacían niñas él las vendería de nuevo.

Esa noche Mallinalli durmió en el mismo petate junto a su madre quien toda la noche la tuvo abrazada como si temiera que se la fueran a quitar. Al amanecer Malinalli se despidió de su madre y le dejó todas las joyas de oro y jade que llevaba consigo, le dijo quien era ella, y le dijo que Mazotzin la había cuidado los primeros días después de que su padre la vendió y que era su único amigo, que a través de él le haría llegar riquezas para que formara un capital y ella y la demás familia viviera holgadamente.

Se despidieron muy tiernamente y Mallinalli sintió como su cuerpo había descansado como no recordaba en muchos años, ya que se sintió protegida por su madre.

Lo que pasó después es muy largo de contar, Mallinalli, Mallitzin, Malinche, doña Marina, no fue una mujer disoluta como aquella despistada maestra me enseñó, fue una mujer que el destino la arrancó del seno familiar y ya con eso tuvo el suficiente castigo que un ser humano puede tener.

La vida le enseñó que ella debería obedecer a sus dueños, fuera quien fuera, máxime en aquellos lejanos días en que la mujer era considerada un objeto; tuvo la suerte de ir a dar al harem de un rey maya donde las educaban y ella tuvo la fortuna de tener habilidades para aprender otras lenguas al convivir con compañeras de diversos rumbos y lenguas, lo que le dio la habilidad a su cerebro para aprender la castilla y al final colaborar con su dueño en la conquista de México, dueño que de alguna manera la respetó y la cuidó hasta donde le era posible en vista de su circunstancia.

Doña Marina vivió conforme le convino, fue un ser humano con virtudes y defectos, la historia no habla de que era casquivana, sino al contrario fue mujer asediada por hombres importantes y si al último se habla de que Cortés la casó, he leído a autores que dicen que el supuesto marido era su criado un tal Juan Jaramillo y fingía ser el marido por órdenes de Cortés ya que le tenía tremendo pavor a su fea esposa que era peor que una carcelera de Almoloya.

Doña Marina y Cortés tuvieron dos hijos a Martin y a María, aunque a la hija la bautizaron como María Jaramillo, cosa que poco le importó a doña Marina, ella y Hernán sabían que era de ellos y con eso bastaba.

A los 27 años de edad enferma Marina, su amigo Venado avisa a la madre de Mallinalli quien se hace pasar por criada para estar junto a ella día y noche hasta que murió.

Aún cuando es difícil de comprobar, se dice que los últimos meses de vida de esta pobre mujer, sirvieron para que la vida uniera de nuevo a una madre que sufrió un infierno en vida por la pérdida de su hija y a una hija que igualmente sufrió un calvario por las circunstancias que le tocó vivir y, todavía más, durante siglos ha sido tratada por sus paisanos como una traidora a su patria; craso error, que esta tarde tratamos de enmendar, ya que esa pobre mujer no podía tener conciencia de patria y en cambio, tuvo una gran honestidad intelectual al actuar a favor de quien en cada momento histórico, era su dueño.

Mallintzin fue la primera mujer en México que tuvo grandes poderes políticos y económicos, fue heroína al salvar a su hombre y dueño, ella no pudo tener patriotismo y tener buenos sentimientos para los aztecas u otras tribus, que ni siquiera conocía, ella fue educada para servir a sus dueños y en ese sendero se condujo.

Mallinalli está viva en cada mujer que lucha por los suyos y que toma decisiones a veces jugándose la propia vida o su futuro, en defensa de sus hijos o seres queridos, sacrificando  cualquier bien personal.

Doña Marina fue una mujer instrumento de Dios o del destino, como usted lo quiera ver, para que nuestros antepasados se mezclaran con los españoles y naciera una nueva raza, nosotros, podemos concluir que las herramientas fundamentales de la conquista fueron: la cruz, la espada y Doña Marina. El propio Hernán Cortés en sus días postreros llegó a decir: después de Dios, la conquista se hizo gracias a Doña Marina. 

Si alguien la crítica como traidora u otra cosa, habría que decirle, necio o necia que críticas a la Malinche sin razón, sin ver que fue la ocasión la que la indujo a lo mismo, que le reprocháis.

Monopolizar la ayuda

 

 

 

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

 

De ningún modo sería explicable que el presidente López Obrador hubiese llevado a la práctica sus instrucciones para que las Fuerzas Armadas monopolicen la entrega de ayuda a los damnificados del huracán Otis en Guerrero.

No hay luz, no hay agua, no hay comida, no hay gasolina, no hay medicinas. Esa situación de urgencia obliga a que se busquen las formas de hacer llegar la ayuda lo más rápido posible a los damnificados.

En una situación de desastre natural, como la que se vive en Acapulco y otros municipios de Guerrero, sería criminal monopolizar la entrega de la ayuda por un criterio de rentabilidad política.

Ya llegaron a Guerrero alrededor de mil promotores de la Secretaría de Bienestar, para iniciar hoy mismo los censos, casa por casa, para apoyar a todas las familias afectadas. Los imagino con sus playeras guindas que evocan a YSQ.

La sociedad entera se ha volcado para donar ayuda. Los mexicanos han respondido generosamente a sus paisanos de Guerrero. Pero la incompetencia de las autoridades para lidiar con el huracán ha provocado angustia, enojo y desesperación.

* Fue el propio Presidente el que anunció que toda la ayuda la entregarían las Fuerzas Armadas. Dijo en la mañanera: “Todo se va a entregar de manera directa, sin intermediarios. No es a través de organizaciones, a través de gestores, sino de manera directa se va a ir casa por casa, esto para toda la población: “Se les va a ayudar en la construcción, en la reparación de las viviendas, en los enseres domésticos que perdieron, lo que tiene que ver con aparatos electrodomésticos, con estufas, refrigeradores, colchones, lo que necesitan”. 

El Santaclós tabasqueño con su costal de regalos. 

El expresidente Felipe Calderón reaccionó de inmediato. Subió a X un comentario basado en el anuncio de la mañanera.

Dijo al respecto: “No se vale capitalizar políticamente la ayuda, canalizándola sólo a través de los promotores del gobierno (Morena, son los mismos)”.

Aparentemente, AMLO dio marcha atrás. Por una publicación en la red X de Joaquín López Dóriga, a las 19 horas, nos enteramos que el Ejército no ha incautado la ayuda de la sociedad para los damnificados. “La Fundación Coppel ya llegó al puerto con sus apoyos, lo mismo que la directiva del Club de Yates”, aseguró El Teacher.

* El Presidente llegó a Acapulco ya de noche. Estuvo sólo unas horas. Traía prisa por regresar a la CDMX. La mañanera lo esperaba con todo y su coro de aplaudidores.

–¿Va a ir a Acapulco? –le preguntaron.

–No, voy a una gira al Estado de México, que ya tenía programada, pero estoy pendiente. Todos tienen ya sus tareas —respondió.

Eso fue lo que hizo ayer. Presidió la gira denominada Programas del Bienestar y puso en operación una planta potabilizadora en el Estado de México.

¿Qué puede ser más importante para un jefe de Estado que estar con su pueblo afectado por un desastre natural? ¿Inaugurar una planta potabilizadora? Es pregunta.

* Otro tema es el saldo en vidas humanas que dejó Otis a su paso por Guerrero. Hasta anoche no se había modificado la cifra oficial de 27 muertos y cuatro desaparecidos.

No parece corresponder a la devastación que hemos visto en las imágenes que nos llegan del destruido Acapulco.

AMLO lo explicó así: “Tuvimos suerte, la naturaleza, el creador, nos protegió, aun con la furia del huracán. Al parecer, todavía tenemos que esperar a contar con toda la información sobre las personas desaparecidas, los que ya se confirmó que fallecieron. Pero todo indica que, aun siendo lamentable la pérdida de cualquier persona, no fueron tantos ante un fenómeno tan fuerte, tan impactante…”.

En X, sin embargo, hay un testimonio de una mujer acapulqueña que llora y entre sollozos contradice a AMLO: “No es cierto lo que dice el Presidente. Dice que son 40 muertos. No es verdad. Hay más, mucho más que no pudieron salir de sus casas. No quedo nada…”.

* Se prolonga el suspenso sobre las candidaturas de Morena en las nueve entidades que van a elecciones de gobernador en el 2024: CDMX, Chiapas, Guanajuato, Morelos, Jalisco, Veracruz, Puebla, Tabasco y Yucatán.

Nos dicen que la paridad de género ordenada por el INE –los partidos deben postular cinco mujeres y un hombre– alteró los planes que el guinda tenía. No sólo eso.

Los 54 aspirantes que se registraron en las nueve entidades esperaban con ansiedad el anunció de la Comisión Nacional de Encuestas para el lunes próximo.

El guinda anunció, sin embargo, que dará a conocer los nombres de los futuros candidatos a gobernador hasta el 10 de noviembre.

Ya que estamos. Nos llegó un cuadro que circula ente morenistas sobre quiénes son las mujeres más competitivas de ese partido para cubrir la cuota de mujeres.

Viene en este orden: Rocío Nahle, Veracruz; Clara Brugada, CDMX; Claudia Rivera, Puebla; Verónica Camino, Yucatán, y Antares Vázquez, Guanajuato.

Otis, la tragedia y la impROVISACION

 

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

 

Al momento de escribir estas líneas habían pasado 18 horas desde que el huracán Otis había comenzado a arrasar buena parte del Acapulco. Es verdad que sorprendiendo a todos, el fenómeno natural pasó de categoría uno a cinco en pocas horas, incrementó su velocidad y pegó en pleno puerto cinco o seis horas antes de lo previsto. La destrucción, por lo muy poco que hemos visto, porque persiste la incomunicación, es enorme.

Todos ésos son imponderables. Lo que sorprende son otras cosas. Por ejemplo, que a casi un día del siniestro prácticamente no haya información oficial. El presidente López Obrador en la mañanera, cuando habían pasado ya ocho horas del cruce del meteoro por el puerto, decía que no tenía datos porque estaban cortadas las comunicaciones. Horas después se dio a conocer que el presidente López Obrador no podía llegar a Acapulco por tierra, donde iba acompañado por otros funcionarios, como si eso no se hubiera podido saber con anterioridad.

Las noticias que llegan del puerto, pocas con confirmación oficial, hablaban de una enorme destrucción, de falta de autoridades, de una completa ausencia de comunicación y de numerosos actos de vandalismo.

La verdad es que lo sucedido y cómo se han dado las cosas no deja de asombrar: tenemos, como país, una gran experiencia y capacidad para afrontar tragedias naturales. En Acapulco me ha tocado cubrir como reportero varias de ellas, como el huracán Paulina en el sexenio de Zedillo y varios eventos más en los años siguientes. Otis parece haber sido un durísimo fenómeno natural, pero nunca había escuchado que la Presidencia de la República, tantas horas después del fenómeno, estuviera incomunicada o que el propio mandatario se lanzara por tierra, sin poder llegar, al epicentro del mismo. Nada de eso tiene sentido: estoy seguro de que existen formas de comunicación que trascienden un celular o que esas horas que han perdido el Presidente y parte de su gabinete intentando llegar a Acapulco por tierra hubieran sido mucho más provechosas coordinando las tareas de rescate desde la Ciudad de México y viajando cuando las condiciones lo permitieran.

El Plan DN-III del Ejército mexicano siempre es el primero en hacerse presente, pero por eso mismo sorprende que hayan pasado tantas horas sin información oficial mientras los rumores crecen como la espuma.

Me temo que el huracán ha tomado a las autoridades desprevenidas ante un fenómeno de esta magnitud y no han reaccionado a tiempo y tampoco parece que haya habido suficientes medidas ante lo que estaba por ocurrir.

 

Más allá de todo esto, también la tragedia nos encontrará sin instrumentos que han demostrado ser útiles y necesarios como el desaparecido Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden).

 

 

 

 

 

El Fonden fue creado originalmente en 1996 y comenzó a funcionar plenamente en 1999, cuando se emitieron sus primeras Reglas de Operación. Apoyaba a estados y municipios afectados por desastres naturales casi en forma inmediata, con el suministro de comida o medicamentos, cubría, además, tareas de reconstrucción en viviendas y servicios públicos dañados por un siniestro porque tenía recursos permanentes para hacerlo.

El Fonden funcionó con reconocida eficacia, casi siempre de la mano con el Plan DN-III, hasta que en 2020 se decretó su desaparición. Desde entonces, salvo el DN-III y en algunas zonas el Plan Marina, no hay ninguna política oficial para un apoyo pronto y expedito a estados y municipios en caso de desastres naturales.

El gobierno federal decidió que desapareciera el fondo y que cada dependencia federal, con su propia capacidad operativa y presupuestal, se hiciera cargo de las tareas relacionadas con su actividad ante los desastres. O sea, regresar a como estaban las cosas hasta que se creó el Fonden, precisamente para solucionar esos conflictos. Como dijimos cuando se tomó esa decisión, lo que ocurriría sería inevitable: más allá de la buena o mala voluntad política, las tramas burocráticas dificultarían la llegada de ayuda, y cada dependencia regatearía sus recursos. El gran mérito del Fonden era que desde allí se distribuían los recursos, así como la ayuda en forma centralizada e inmediata.

El presidente López Obrador dijo que el Fonden fue desaparecido porque era un nido de corrupción. Puede ser, pero entonces lo que había que hacer era investigar la corrupción y, si existía, denunciarla y castigarla, y permitir que una instancia que había demostrado su necesidad y eficacia, incluso al inicio de este sexenio, siguiera funcionando.

Desde 2020, la ayuda en caso de desastres naturales llega en forma muy desequilibrada y a veces, lo hemos visto y exhibido, no llega a los afectados por desastres naturales. Siempre, en caso de un desastre natural, llega el Ejército, en las costas, la Marina o, ante los cortes de energía, la CFE, pero la ayuda para la gente o los recursos para que los estados y municipios comiencen a atender los daños no llega o tarda en hacerlo. Pareciera que lo que se quiere demostrar es que quede claro que esa ayuda viene del gobierno federal y de sus distintas dependencias, no de municipios y estados, aunque, en el camino, sufran las víctimas.

Para prever los daños y actuar con rapidez se necesitan instrumentos que vayan más allá de la ayuda que pueden dar las instituciones militares y, para eso, se requieren recursos centralizados y operados en forma efectiva y eficiente. Desde que desapareció el Fonden, eso se ha perdido y en esta ocasión parece que perdimos, incluso, la capacidad de actuar con debida antelación ante un fenómeno brutal.

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