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Historia y Cultura

El odio como instrumento político

 

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

 

Como liberal, estoy a favor que todos los grupos políticos, hasta los más extremistas, puedan manifestarse públicamente y expresar lo que se les pegue la gana. Sí: hasta los nazis con todo y su ideología racista, xenófoba y antisemita. Sí: que salgan a las calles con sus suásticas y hagan sus saludos fascistas. Mejor verlos a la cara a que estén escondidos en las catacumbas. Mejor saber cuántos son y cuáles son sus objetivos. Mejor verlos predicar su maldito odio para que la sociedad sepa que ahí están, dentro de ellos, estos cretinos que quieren un absurdo país de individuos “superiores” que no toleran a las minorías sean éstas negras, mestizas, asiáticas, judías y/o musulmanas.

En los últimos años lo estamos viendo en todo su esplendor en Estados Unidos. La ultra derecha ha salido de las cavernas con el propósito de dejar de ser una opción minoritaria para convertirse en parte del mainstream americano. Y es que ahora tienen un gran aliado: nada menos que el expresidente de ese país.

Trump llegó al poder con un discurso de odio. Quiso reelegirse y, para eso, movilizó a su base electoral donde se encuentran los blancos moderados, pero también los racistas radicales.

 

Hoy, que busca de nuevo la Presidencia en 2024, sigue con la misma retórica de odio.

En 2017, en Charlottesville, Virginia, se reunieron grupos de nacionalistas blancos incluyendo los históricos del Ku Kux Klan y los del partido nazi de ese país. La marcha tuvo el objetivo de “unir a la derecha” para transformarse en una opción mayoritaria en Estados Unidos. La policía los protegió. Magníficas las fotografías de policías negros cuidando a racistas blancos. Pero también se organizó una contra manifestación. Comenzaron las provocaciones que desembocaron en riñas. Un supremacista blanco agarró un automóvil para irse a estrellar contra otro vehículo arrollando a varias personas. Pereció Heather D. Heyer, de 32 años, una defensora de la justicia social. También se estrelló un helicóptero que monitoreaba las protestas y fallecieron dos policías.

Los estadunidenses esperaban un posicionamiento, sin ambages, de su entonces Presidente condenando la violencia provocada por los supremacistas blancos incluyendo los neonazis. Trump, sin embargo, rechazó la violencia de ambas partes. Ante la avalancha de críticas que recibió, medio corrigió condenando a los supremacistas blancos. Pero no se aguantó y volvió a denunciar a “ambas partes” afirmando, por increíble que parezca, que no todos los manifestantes de la ultra derecha habían sido neonazis, que entre ellos había “gente buena”.

Aquí es donde recomiendo el documental Get Me Roger Stone de Netflix. Se trata de la historia de uno de los principales operadores detrás de la carrera política de Donald Trump. Stone, gran admirador de Nixon, utiliza el odio como instrumento para conquistar y ejercer el poder. Desde los años ochenta, fue el que vio un gran potencial en Trump para llegar a la Casa Blanca.

 

 

 

Uno de los credos de Stone es que “el odio es un motivador más poderoso que el amor”. Hay que movilizar, por tanto, a los electores buscando esos botones que los hacen odiar. En el documental, el siniestro personaje va presentando sus reglas. Es lo peor de la política: trucos, mentiras, montajes y un largo etcétera. Como Trump, su principal motivación es narcisista: no pasar desapercibido. “Es mejor ser infame que no ser famoso nunca”, afirma.

Get Me Roger Stone es un magnífico testimonio de cómo el Partido Republicano ha ido cambiando a lo largo de las últimas cinco décadas: de aquellos caballeros liberales de la posguerra, profundamente anticomunistas, a los conservadores religiosos cada vez más racistas. De Eisenhower a Trump, para ponerlo en términos de dos presidentes paradigmáticos.

No es gratuito, entonces, que los derechistas más radicales ahora salgan de las catacumbas con el fin de convertirse en una opción real y mayoritaria de la política. Es cierto que Estados Unidos cada vez está más polarizado. Pero la derecha es la que más se ha radicalizado. Los Roger Stone de ese país se han salido con la suya. Trump es tan sólo un vehículo de este proyecto. Un vehículo diseñado para diseminar odio como una forma de conquistar y ejercer el poder.

Por cierto, en México no cantamos mal las rancheras. Cada vez tenemos más personajes polarizadores que utilizan el odio como instrumento de movilización política.

               

X: @leozuckermann

 

 

 

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López Obrador, volando bajo

 

 

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

 

No sé si el presidente López Obrador tiene algún trauma con volar o con los aviones, si simplemente no le gustan o si considera que eso de volar es demasiado fifí. Quizás en su niñez su sueño fueron los trenes, pero definitivamente nunca fue abordar un vuelo. Lo cierto es que en lo que va de su mandato se ha ensañado con la aviación a niveles difíciles de comprender.

Lo primero fue la cancelación del aeropuerto de Texcoco. El propio Presidente ha dicho que decidió esa cancelación contra el consejo de sus principales asesores. Tendría que haberles hecho caso: sólo para demostrarles a los empresarios que tenía poder, como para acabar de un plumazo con uno de los proyectos de infraestructura más importantes que tenía el país, canceló el nuevo aeropuerto, que ya estaba a un 30 por ciento de su construcción. Para hacerlo hemos tenido que seguir pagando (y lo seguiremos haciendo) durante todos estos años, los bonos que se habían emitido para la construcción, con la diferencia de que es dinero tirado a la basura: pagamos por un aeropuerto que no se construyó, que ahora tendría ya dos años de inaugurado y que sería un hub aeronáutico que, obviamente, no tenemos ni tendremos en el futuro inmediato.

Luego fue el avión presidencial. La cantidad de mentiras que se dijeron sobre el TP-01 es asombrosa. Se intentó hacer de todo, exhibirlo, compararlo con el Air Force One, rifarlo (varias veces), usarlo para fiestas y finalmente se malvendió en una operación que nunca ha quedado clara, a una república satélite de la Rusia de Putin. El Presidente viaja ahora en los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana, con las mismas condiciones que hubiera tenido en el TP-01.

Se construyó, en lugar del aeropuerto de Texcoco, el Felipe Ángeles. Es un buen aeropuerto, pequeño, funcional, pero lejos, muy lejos de lo que necesita una ciudad de 20 millones de habitantes, que recibe unos 50 millones de pasajeros por avión cada año. El Felipe Ángeles no funciona como se esperaba por una sencilla razón: no se han construido las vías de comunicación necesarias para hacerlo realmente accesible, y construirlas implica gastos que el gobierno no está dispuesto a asumir. Se han hecho parches, se han recuperado vías, pero lo cierto es que esas vías de acceso siguen sin ser las adecuadas y la gente no lo usa. Una cosa es verdad, la base aérea militar que está en el Felipe Ángeles es una de las mejores de América Latina.

Luego, además de la pandemia, donde a diferencia de muchos otros países no se le dio apoyo alguno a la aviación comercial (que fue el sector productivo que más sufrió con la paralización global que provocó el covid), se perdió la Categoría 1 de aviación para los Estados Unidos. Son contados los países que están en categoría dos (Venezuela, Bangladesh, Malasia, Tailandia, Pakistán, Ghana, Curazao, la Organización de Estados de Caribe Oriental y, entre 2021 y 2023, México). Tardamos dos años en recuperar la Categoría 1 porque no se cumplía con los niveles de seguridad aérea que exigían las autoridades de Estados Unidos. En el camino se removieron una y otra vez a las autoridades del sector.

Más tarde, cuando comenzaba a recomponerse el mercado aeronáutico, el gobierno decidió crear una aerolínea del Estado, subvencionada con recursos públicos, para competirle a las aerolíneas comerciales. La nueva Mexicana costará miles de millones de pesos y no tiene sentido alguno como una operación de mercado: en lugar de impulsar al sector aeronáutico nacional, se le ahorca con un doble mecanismo, la llegada de aerolíneas internacionales que, más temprano que tarde, podrán hacer vuelos de cabotaje en el país, junto con la existencia de una competencia oficial, en manos militares, financiada con recursos públicos.

Pero, como todavía no alcanzaba para terminar de acabar con el sector, se decidió establecer el impuesto del TUA (Tarifa de Uso de Aeropuerto) más alto que se puede encontrar entre los países de la OCDE. Mientras en los aeropuertos de Nueva York el equivalente a nuestro TUA es de cinco dólares, aquí en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, pagaremos 55 dólares en vuelos internacionales y 29 dólares en vuelos nacionales. Además, los servicios aeroportuarios se incrementaron en el AICM nada más y nada menos que 77 por ciento. Los impuestos equivalen en muchos casos a hasta 60 por ciento del precio pagado en vuelos nacionales. Y como si eso fuera poco se redujeron los vuelos, para que las aerolíneas se vean obligadas a trasladarse del AICM al AIFA, aunque eso aumente radicalmente sus costos de operación.

 

 

 

Pero está peor: este año se recaudaron en el AICM 18 mil millones de pesos de TUA, una cantidad muy importante y que hubiera permitido reconfigurar un aeropuerto que está saturado y en muy malas condiciones, pese a los esfuerzos que hace su director, el almirante Carlos Velázquez Tiscareño. El problema es que esos recursos se van, casi completos, a pagar los bonos del aeropuerto que no se construyó en Texcoco. Y al actual AICM no le dan el presupuesto que mínimamente requiere. El peor de los mundos posibles.

Lo que queda claro es que al presidente López Obrador los aviones no le gustan: él, de niño, siempre prefirió los trenecitos.

Cuando el destino fiscal nos alcance

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

 

“No hay plata”. Con esa frase, el presidente entrante de Argentina, Javier Milei, ha querido resumir para sus conciudadanos la gravedad de la situación económica del país. El suyo es un reconocimiento muy raro, uno que no se escucha a menudo en boca de los políticos.

Durante 40 años, la solución a la escasez de dinero en Argentina fue imprimir más dinero. Así, la que fue alguna vez una de las naciones más ricas del mundo, descendió en una espiral de subsidios crecientes con episodios de hiperinflación y dificultad para mantener el crecimiento sostenido.

Luego vino la pandemia y el castillo de naipes levantado por el peronismo finalmente se derrumbó. Hoy “no hay plata” y eso obligará al nuevo gobierno a aplicar una política de shock. 

México no está, de lejos, en las mismas condiciones que el país sudamericano. Sin embargo, nuestros líderes llevan demasiados años pateando el bote, postergando el momento de tomar medidas inevitables si lo que no se quiere es rebasar el borde. Ese futuro se ha vuelto inminente ante la expansión de los programas sociales y el endeudamiento de este fin de sexenio.

Nuestro país lleva más de seis décadas postergando una reforma fiscal de fondo. Eso nos ha conducido a ser uno de los países que menos recaudan en América Latina como porcentaje de su Producto Interno Bruto. Un reporte de la OCDE indica que la recaudación de México en 2021 fue de 16.7%, ubicándolo en el lugar 84 de una lista de 127 países elaborada por la organización.  

A pesar de los esfuerzos recaudatorios del actual gobierno, el margen de maniobra en el gasto público –después de cumplir con las obligaciones– es de una décima parte del gasto presupuestal total. Sin embargo, actualmente esas erogaciones inevitables ya son mayores que todos los ingresos, si no se considera el endeudamiento.

 

Pese a que el espacio fiscal se ha ido encogiendo, el actual gobierno decidió aumentar significativamente el gasto en programas sociales, al tiempo que destinó cantidades estratosféricas a proyectos de infraestructura que no se sabe si serán rentables en lo social y lo económico.

 

 

Uno solo de esos programas, la pensión para adultos mayores, pasó de mil 800 pesos bimestrales a principios de sexenio a 6 mil pesos a partir de 2024. En el último semestre, la población en edad de ser beneficiaria aumentó 2.8% de acuerdo con Conapo, de 10.6 millones a 10.9 millones (aunque, como decía yo ayer, inexplicablemente la Secretaría del Bienestar tiene considerados a 11.8 millones pensionados).

Eso significa que ese programa social será insostenible en caso de que no aumenten los ingresos del país. El próximo gobierno no tendrá la holgura que tuvieron otros para hacer nada o realizar pequeños ajustes.

Si el monto de la pensión para adultos mayores no se modificara el próximo sexenio y el número de beneficiarios aumentara 2.8% por semestre, la erogación en el último año del gobierno sería de 645 mil millones de pesos (un incremento de 180 mil millones de pesos respecto de 2024). 

Lo mismo sucede con el endeudamiento. Ya casi no hay espacio para incrementarlo sin comprometer seriamente las finanzas públicas. El presidente Andrés Manuel López Obrador tomó el país con una deuda total como proporción del PIB de 43.6% y la dejará en 48.8 por ciento.

Aunque hay países que superan por mucho a México en ese porcentaje, tienen una capacidad de pago muy superior. Especialistas como Fausto Hernández Trillo y Alejandro Villagómez calculan que nuestra deuda no debiera rebasar el 38%, considerando la recaudación.

Preocupa que, hasta ahora, ninguna de las dos aspirantes presidenciales se haya referido a los ajustes que tendrán que realizarse en la economía mexicana para hacer frente a la expansión del gasto, en rubros como las pensiones contributivas y no contributivas, así como a la necesidad de reducir la porción que representa la informalidad. Quizá temen que la honestidad sea una mala estrategia de campaña. Pero sería dramático seguir posponiendo las decisiones hasta que un día alguien tenga que exclamar: “Señores, no hay lana”.

Más de Pascal Beltrán del Río

Abre el oficialismo una rendija al diálogo con la oposición

 

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

 

Es la mejor noticia política emanada del gobierno federal. Los integrantes de la Junta de Coordinación Política, jefes de las bancadas de oposición incluidos, fueron invitados a dialogar en la Secretaría de Gobernación por primera vez en lo que va del sexenio. Luisa María Alcalde, titular de la secretaría, los convocó a una comida en sus oficinas de Bucareli para abordar un tema que preocupa al general secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval. Allí estaba también la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez.

Y es que el 1 de enero vence el plazo para que los militares asignados a la Guardia Nacional regresen a las Fuerzas Armadas o permanezcan en ese cuerpo que depende administrativamente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana. El general secretario ha expresado en diversos foros su temor de que en esa fecha se produzca una desbandada de elementos de origen militar reasignados a la GN, a partir de la idea de que, si no regresan al Ejército o a la Marina, pierden sus derechos laborales (antigüedad, grado, pensión, derecho a atenderse en hospitales militares…). El tema no es menor. El 80% de los efectivos de la GN provienen de las FA. De eso se trató la reunión de los coordinadores parlamentarios con los mencionados integrantes del gabinete de seguridad.

Julen Rementería, jefe de la bancada del PAN, nos confiesa que él tenía la idea de que en la reunión les iban a plantear dar un paso adelante en la militarización de la GN.

Pero sólo les pidieron dejar muy claro en la legislación que los elementos de origen militar que permanezcan en la GN no pierden sus derechos y prestaciones. “Alguien sembró la idea de que (los guardias de origen militar) estaban desprotegidos. Lo que se pidió es aclararlo. Ser más explícitos para que no haya dudas. Aunque no era cierto, porque sí estaban protegidos con el tercero transitorio, accedimos a dejarlo clarito”, dijo el panista. Ayer mismo, después de la comida, sesionaron las comisiones de Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos del Senado. Aprobaron en forma casi unánime un dictamen que reafirma lo que ya estaba en la Carta Magna: los derechos laborales y prestaciones de los multicitados elementos no se tocan. Hoy lo debate y aprueba el pleno del Senado.

Manuel Añorve, coordinador de la bancada del PRI en la Cámara alta, nos dio también sus impresiones sobre la comida en Gobernación. “Habló el secretario, habló la secretaria de Seguridad, la secretaria de Gobernación moderó. La mayoría les dimos las gracias por este diálogo. Nunca se había dado una reunión de este tipo con la Jucopo, incluidas las fuerzas políticas distintas al oficialismo”, celebró el senador priista.

* Antes de trasladarse a Gobernación, los coordinadores de las bancadas de oposición, menos MC, se reunieron en las oficinas del PAN para coordinar posturas sobre diversos temas. Germán Martínez fue invitado a la reunión, pero declinó. El senador del Grupo Plural ofreció una rueda de prensa en la que habló sobre la propuesta de AMLO de desaparecer los órganos autónomos que estorban a sus proyectos. 

“El Presidente quiere controlar el poder para no hacer nada. Y si no que le pregunten al Estado de México, a Celaya, a San José de Gracia, a Lagos de Moreno, a Sinaloa. Quiere un control gubernamental absoluto y unipersonal. No le gustan las autonomías, la del INE, la de la CRE, la del Inai, la de los jueces. Las autonomías de pensamiento y de saber académico tampoco le gustan. No le gusta la FIL ni la UDG ni la UNAM ni el CIDE ni el Conacyt. Tiene un tic autoritario. Le gusta más seguir a Maximiliano de Habsburgo que a Benito Juárez de Guelatao”.

 

 

T 

Le preguntamos sobre la sentencia de la SCJN que emplaza al Senado a elegir a los comisionados del Inai antes del 15 de diciembre. Dijo Germán: “No pueden quedar sin consecuencias las sentencias del Poder Judicial porque, si no, vivimos en un país de risa y no de Estado de derecho. Yo espero que haya un manotazo sobre la mesa del Poder Judicial que implique sanciones. Un samuelazo quiero desde la Corte para que haya sanciones a quienes no cumplen.

-El ministro Pérez Dayán ya advirtió en la FIL que, de no acatarse la sentencia de la Corte en el Senado, los responsables podrían ser destituidos —le recordamos.

-Estoy absolutamente de acuerdo con el ministro Pérez Dayán, que se deduzca en qué grado cada quien no cumplió. Hay senadores machuchones y senadores de infantería; hay quienes deciden el orden del día y convocan. Si no lo hacen, no se celebran sesiones del pleno.

“Hay quien tiene mayor responsabilidad en esa negativa a arrastrar los pies y sigo sosteniendo que esa atribución de integrar al Inai es de cumplimiento obligatorio, no es de cumplimiento optativo. No hay precedentes de senadores cesados por no acatar una sentencia de la Corte. Pero los precedentes sirven para romperse. Para eso sirve la Corte. Espero vivir en un país donde las sentencias se cumplan. No son llamados a misa”, puntualizó.

Otro posible caso de corrupción

 

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

 

A diferencia del sexenio anterior, poco se habla de la corrupción gubernamental en los medios de comunicación. ¿Será porque hay menos casos que en el pasado o será que los medios no quieren entrarle al tema para no despertar el enojo de Palacio Nacional?

Lo que hay que reconocer es que la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad sigue realizando la extraordinaria labor de desenmascarar posibles casos de corrupción, tal y como lo hizo el sexenio pasado.

Una nueva investigación de Iván Alamillo demuestra cómo un amigo de uno de los hijos del Presidente, Andrés Manuel López Beltrán, popularmente conocido como Andy, se ha beneficiado de contratos adjudicados de manera directa para vender medicinas a los gobiernos morenistas de Quintana Roo y Tabasco (el reporte completo se puede leer en https://contralacorrupcion.mx/del-insabi-a-gobiernos-morenistas-asi-bene...).

A continuación, gloso los hallazgos de esta investigación. Andy es amigo de Jorge Amílcar Olán Aparicio, propietario de una empresa de reciente creación: Romedic. A pesar de que este negocio se encuentra boletinado por la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) por ser un distribuidor de medicamentos que incumple con la regulación sanitaria, los gobiernos morenistas de Quintana Roo y Tabasco le otorgaron contratos por más de 490 millones de pesos, en adjudicación directa, para la compra de medicamentos y equipo de curación.

Andy y Olán Aparicio también son amigos y mantienen relaciones de negocios con César Mauricio Calderón Alipi, hermano de Alejandro Antonio Calderón Alipi, actual director general del IMSS-Bienestar y excoordinador nacional de Abastecimiento y Distribución de Medicamentos del Insabi, dependencia de donde salieron los recursos federales que terminaron beneficiando a Romedic.

Romedic declaró al gobierno quintanarroense que su dirección se encontraba en el número 238 de Avenida Universidad, en la colonia El Recreo, en Villahermosa, Tabasco. Ahí acudió el personal de la Cofepris durante su visita de verificación. Sin embargo, en ese lugar se encuentra una tienda Euroceramic y una gasolinería.

 

Perdón, pero sí suena muy sospechoso que un amigo de Andy haya creado una nueva empresa distribuidora de medicinas, con domicilio en un comercio que vende revestimientos cerámicos, y de pronto haya conseguido dos jugosos contratos de los gobiernos de Mara Lezama y Adán Augusto López pagados por una institución federal que opera otro amigo de Andy.

 

  

En el sitio de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad pueden observarse todos los documentos de estas transacciones, las pruebas de la amistad del hijo del Presidente con los personajes mencionados y la fotografía del domicilio de Romedic, donde hay una tienda Euroceramic.

Al día siguiente de que se dio a conocer la investigación, el Presidente negó que Andy tenga que ver con este asunto: “¿Qué tiene que ver mi hijo? A ver, díganme ustedes. O sea, si demostraran que él es socio de la empresa, que hay un escrito en donde él le pide al gobierno de Quintana Roo que le den el contrato, él recomienda o así como escucha Claudio X. González y sus secuaces por teléfono, porque hacen espionaje, que den a conocer la grabación en donde Andrés le pide el favor a un funcionario para que le entreguen el contrato. Nada. Es nada más porque, supuestamente, es amigo del que recibe el contrato”.

Y remató el Presidente: “Ni amiguismo ni influyentismo ni nepotismo ni corrupción, ninguna de esas lacras de la política. Por eso somos distintos y por eso no han podido ni podrán”.

¿Es suficiente esta explicación para darle carpetazo a este nuevo caso de posible corrupción del gobierno actual?

Pues parece que sí porque, salvo Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y Latinus, el medio donde se dio a conocer la investigación, prácticamente nadie está hablando de este tema.

Si en algo es diferente este gobierno a los anteriores es que no se arman grandes escándalos por posibles casos de corrupción. Tan sólo imaginemos, por un momento, que algo similar se hubiera revelado en los sexenios pasados de Peña o de Calderón. Amigos de los hijos del Presidente obteniendo contratos multimillonarios por medio de adjudicaciones directas a una empresa de reciente creación sin experiencia alguna en la distribución de medicinas.

¿Qué estaría diciendo el opositor López Obrador al respecto? ¿Se quedaría satisfecho con la explicación de que el hijo del Presidente no es socio de la empresa o que no existen pruebas de su involucramiento directo?

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                X: @leozuckermann

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