Ya se cosechó el trigo, ya el maíz está siendo cosechado, ¿como les iría a los compas  agricultores?

Una rápida entrevista nos dice que las tierras dieron buenos frutos, el tonelaje por hectárea levantado dice que está en los rangos de bien pa arriba. Ahora el lio como dijo Chalio, será ¿a cuánto se lo van  a pagar y cuando?

Por ahora ya se lo recibieron los compradores y vamos a ver  cómo van a batallar para que les paguen, como sucede cada año. ¿Cuando podremos decir a los productores del campo, chivo brincado, chivo pagado, o sea, tonelada entregada y de inmediato el agricultor recibe su cheque por el importe de su cosecha entregada.

A nosotros nos parece una cosa facilita, pero al gobierno no, al menos esa es mi conclusión porque desde hace décadas  pasa lo mismo y parece que a medida que pasa el tiempo, las cosas  se ponen peor.

Tal parece que en Sinaloa la agricultura ya no es negocio, toda vez que ante tanto riesgo que corre el agricultor para obtener una buena cosecha, que tiene que invertir a veces más de lo proyectado, está el hecho de que le retrasan sus pagos y él se retrasa   ante el Banco que lo financió y ese no condona los intereses moratorios generados por el atraso. El jodido es el de siempre.

Pero  para negocios buenos, las funerarias, sí señor, aunque usted no lo crea. Bastaría ver los periódicos para sacar cuentas de cuántos muertos ocupan los servicios funerarios cada  semana en Sinaloa.

Si nada más  con los que se recogen de las instituciones públicas ya son muchos, ahora súmele los que recogen en el monte, en los drenes, a la orilla de los caminos y carreteras, etc., Sinaloa es Jauja para los señores propietarios de las agencias de pompas fúnebres.

Así  me hubiera tocado a mí, diría si viviera Don Catarino Robles, quien fuera dueño de la Funeraria Robles, una de las primeras en Los Mochis, Sinaloa. La competencia era propiedad de los Hermanos Urrea, que tenían su domicilio social en la avenida Benito  Juárez entre Leyva y A. Flores. Don Catarino  estaba en Madero casi  esquina con Leyva.

Entre ellos competían por los  muertitos; los Urrea eran los popofs  o sea los que atendían a la  high life de los años 40s a los 60s, y Don Catarino era el de los pobres, porque además fiaba y vendía cajas de madera que  el mismo construía. Había velorios de varios precios y a veces los dolientes sólo se llevaban la caja   de madera sin pintar, porque no tenían para más.

Después el hijo del Sr. Robles, tramitó créditos y construyó un buen edificio  para ser la primera  funeraria que daba servicio de velación en amplias y dignas salas y la clase media tuvo adonde llevar a sus parientes difuntos. La idea fue exitosa.

Hoy, muchas cosas y costumbres han cambiado, hoy los creman, y las funerarias tienen un nicho donde guardar las cenizas de los cremados, obviamente hay que pagar por ese nicho una renta. Negocios son negocios.

Ahora las agencias funerarias tienen hasta sus propios panteones, y    así el negocio se amplió a otros conceptos, siguiendo las huellas de uno de los afamados enterradores de México Eusebio Gayosso.

Y al parecer, durante mucho tiempo seguirá siendo buen negocio el de las funerarias, ya que llegó MALOVA prometiendo acabar con la inseguridad pública en Sinaloa y la dejó igual o peor. Llega Quirino quien en su campaña criticó el descuido del gobierno malovista respecto a la inseguridad pública y, ahora  los índices de mortandad subieron y seguramente ha de decir, en mala hora abrí la boca decir que MALOVA no hacía  nada para parar al crimen organizado.

 El boomerang está de regreso.

Para colmo de males, le toca en suerte que maten a un periodista muy reconocido, cuyo asesinato   cruzó todas las fronteras de los principales países del mundo, si le hubieran dicho a Javier Valdez que hablarían de él en Australia y la Patagonia, se hubiera reído, que sus libros se venderían por  miles, no lo hubiera creído; y así será, poco a poco la gente irá comprando los libros que hay en existencia en las librerías, pero la editorial de seguro  echará al mercado varios miles antes de que se acabe la novedad.

Quirino se las está viendo negras, como diría el Dr. IQ.