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Historia y Cultura

Trascender el “fraude”

 

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

Bitácora del director

 
 

Desde la noche de la elección, escribí –y así apareció en la Bitácora de este lunes– que el proceso daría lugar a impugnaciones, pero que éstas no alcanzarían para revertir el resultado de la contienda presidencial.

No cabe duda que hay motivos para cuestionar lo sucedido en los meses previos a los comicios. Contra lo que afirma el presidente Andrés Manuel López Obrador, éstos no han sido “los más libres, limpios y pacíficos” de la historia. Antes al contrario. Su intervención creó una cancha dispareja entre los candidatos y la violencia del crimen organizado usurpó la decisión de la ciudadanía en muchos lugares de la República.

Dicho eso, no concuerdo con quienes buscan generar la impresión de un fraude generalizado. Por fraude, entiendo las maniobras para alterar los números de la votación.

La legislación electoral es muy clara: una boleta cruzada que se deposita en la urna se convierte en un voto (válido o nulo). El cómputo de los sufragios determina quién gana una elección. Hay, por supuesto, medios de impugnación, pero salvo que las autoridades electorales consideren justificados los recursos presentados, el triunfador es quien mayor número de adhesiones obtiene. 

Para mí no hay duda: la candidata presidencial que se llevó la mayoría es Claudia Sheinbaum, más allá de lo que yo o cualquiera piense de ella. Es la naturaleza de la democracia: se gana y se pierde. La oposición tiene derecho, y lo está ejerciendo, a cuestionar los resultados. Los reclamos pueden ser tan concretos como señalar que una casilla se instaló de forma irregular, o tan abstractos como decir que la intervención de las autoridades pervirtió el resultado (con base en eso se anularon ya dos elecciones de gobernador, una en Tabasco y otra en Colima).

Salvo que prosperara una impugnación en ese último sentido, y se anulara la elección –cosa que dudo que suceda–, Sheinbaum tomará posesión de la Presidencia el 1 de octubre.

La oposición y grupos ciudadanos parecen muy enfocados en impugnar el proceso por el primer motivo: irregularidades menores, inconsistencias en los números de las actas de casilla y el PREP. Sospecho que las quejas no llegarán muy lejos. Si de verdad están inconformes con el resultado, y desean abjurar del reconocimiento de desventaja que ya expresaron los candidatos Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, debieran concentrarse en las impugnaciones abstractas y la exigencia de que no se dé al oficialismo una sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados. 

 

Todo lo demás será una pérdida de tiempo, una pataleta que los hará ver como malos perdedores, igual que lo fue López Obrador en 2006 y 2012. Más valdría que los opositores se concentraran en las razones de su derrota, las que pueden atribuirse al abuso del poder presidencial, pero también aquellas que son de su propia manufactura.

Ésa será la mejor manera de recuperar la fuerza política y la autoridad moral que necesitarán para luchar contra la pretensión del oficialismo –esa sí, muy real– de seguir concentrando el poder en detrimento de la democracia, la división de Poderes y la rendición de cuentas.

Buscapiés

*La orden ejecutiva firmada el martes por el presidente Joe Biden, que impone nuevas restricciones a la migración, es una muestra de lo difícil que será la relación bilateral en el arranque del nuevo gobierno. Aunque el regreso de Donald Trump es el peor escenario para México, un eventual triunfo del Partido Demócrata tampoco garantiza que no haya conflictos. La frontera, por el tráfico humano y de fentanilo, será tema central en la campaña electoral estadunidense, cuyo primer debate ocurrirá en exactamente tres semanas.

*A Tampico le llegó su hora cero. Allí, igual que en los municipios conurbados de Madero y Altamira, no hay agua “ni para beber”. La industria está parada, a un costo millonario. La Mesa de Seguridad, espacio de confluencia de autoridades, empresarios y sociedad civil –que ha logrado devolver la paz a la región–, pide que el gobierno estatal declare ya la emergencia. Es necesaria, dicen, para que la Conagua autorice la importación desde Kuwait de una planta desaladora para aliviar la situación. Temen que, de persistir la sequía, regrese la inseguridad.

 

 

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No hay vuelta de hoja

 

 

María Amparo Casar

María Amparo Casar

A juicio de Amparo

 

A pesar de que López Obrador debilitó hasta donde pudo a las instituciones democráticas y gobernó de manera autoritaria, hasta antes del 2 de junio, el cambio de régimen fue más discurso que realidad. Ahora sí vendrá el cambio de régimen en el sentido verdadero y profundo del concepto. Claudia Sheinbaum podrá hacer realidad la Cuarta Transformación de la que habló por seis años su predecesor, pero que no pudo concretar en un nuevo orden jurídico y en un nuevo sistema de representación. Si se quiere, López Obrador instauró un cambio de régimen de hecho, pero no de derecho, un cambio de facto, pero no de jure. No sabemos si el Presidente le dejará esa gloria a Claudia o si apure las reformas para que antes del 1° de octubre se cuelgue él la medalla.

Por ahora, nos informó en su mañanera del lunes 3 que se irá satisfecho por haberle entregado la banda a su candidata: “Misión cumplida”, dijo.

Claudia Sheinbaum será la primera Presidenta de México. Ganó con una contundencia que, al menos yo, no preví. Un carro completo que ni López Obrador obtuvo. Digno de la hegemonía priista que prevaleció en México durante más de seis décadas para, paulatinamente, dar paso a una democracia plural y, después a los gobiernos sin mayoría. Una democracia que antes de llegar a la plenitud comenzó a declinar desde la llegada de López Obrador a la Presidencia.

No me queda duda de que presenciamos una elección de Estado, aunque ésta no me alcance para explicar la diferencia de 30 puntos con los que ganó Claudia. Ésta se fraguó desde hace años. Por decir lo menos, después de las elecciones de 2021 en las que el Presidente y su movimiento no esperaban la pérdida de cuatro millones de votos a manos de la oposición.

La elección de Estado estuvo en la intervención del gobierno en la composición y comportamiento de las autoridades electorales —el INE y el TEPJF—, en el uso ilegal de recursos públicos, en el dinero bajo la mesa, en la operación de los servidores de la nación, en la apropiación y personalización de los programas sociales, en la operación de los 22 gobernadores, en la sucesión adelantada y en la intervención sistemática e ilegal del Presidente como promotor de su candidata y detractor de la oposición.

La ilegal intervención del gobierno en el proceso queda más nítida en los datos publicados por las encuestas electorales desde que iniciaron las campañas, según Buendía y Márquez (febrero de 2024), 59% de los beneficiarios directos o indirectos votarían por Sheinbaum. Entre los no beneficiarios el porcentaje bajaba a 39 por ciento. O sea, la probabilidad de votar por Claudia aumentaba 20 puntos entre los beneficiarios. En la encuesta de salida de El Financiero (2 de junio de 2024) el fenómeno se confirmó. Entre los que recibían programas sociales, la votación por Claudia Sheinbaum fue de 69% mientras que entre los que no los recibían fue de 49 por ciento. Otra vez, 20 puntos de diferencia.

La narrativa gubernamental en boca de López Obrador también ganó. Xóchitl y los partidos que la apoyaron nunca lograron borrar la idea de que, si ellos ganaban, los programas desaparecerían y volverían a gobernar los ricos y la derecha que ni siquiera volteaban a ver a los pobres.   

Claudia no engañó a sus votantes. El electorado tuvo a la vista su desempeño como jefa de Gobierno, su apoyo irrestricto a las políticas públicas del Presidente y a la manera discrecional en que ejerció el poder. Sobre todo, tuvo a la vista sus promesas de campaña que bien pueden reducirse a poner el segundo piso a la transformación.

Elección de Estado aparte, Claudia ganó con la contribución de todos los estratos sociales, de todos los niveles educativos, de hombres y mujeres, de población rural y urbana, y de todos los grupos generacionales.

Los electores optaron mayoritariamente por la permanencia de las Fuerzas Armadas en funciones tanto de seguridad como civiles, la continuación de la política de abrazos, no balazos que ha dejado más de 185 mil homicidios en el sexenio, nueve feminicidios por día, más de 40 mil desaparecidos, 92 defensores de derechos humanos y 43 periodistas asesinados.

Optaron por un crecimiento mediocre (1.1%), por la disminución del PIB per cápita, por el crecimiento de la informalidad que creció 3.8%, por la disminución de cuatro años de vida, por la falta de medicinas y atención médica y por la disminución de la calidad educativa.

Votaron por la concentración del poder, por la desaparición de los contrapesos, por la opacidad, por la corrupción y por la aniquilación de la independencia del Poder Judicial. Votaron no por la pluralidad, sino por la mayoría calificada en las cámaras y en la distribución del poder territorial.

En suma, 60% de los electores votaron por la continuidad de un gobierno de pocos resultados y muchas transferencias en efectivo. Votó por la consolidación de una Presidencia todopoderosa y que promete darse todavía más poder a través de la propuesta del mayor cambio constitucional que hayamos visto desde 1917.

Los mexicanos fueron convocados a decir un sí o un no a la continuidad y decidieron por el sí. No hay vuelta de hoja.

 

 

 

 

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La gran paradoja

 

 

 

La gran paradoja

 

Francisco Garfias

Francisco Garfias

Arsenal

 

Mientras en Tirana, Albania, México es reelegido como presidente de la Conferencia Internacional de Comisionados de Información (ICIC), el Inai está amenazado de extinción.

El “Instituto de la Transparencia”, como lo llama el presidente López Obrador, forma parte de los órganos autónomos condenados a desaparecer, según el famoso plan C adoptado por Claudia Sheinbaum.

Dice el Presidente que “no sirve para nada”. El fondo del asunto, sin embargo, es otro. Una de las tareas del Inai consiste en transparentar el uso de los recursos públicos —contratos de obras, beneficiarios, comisiones pagadas y concesiones— para que la gente sepa en qué se gastan sus impuestos.

Pero las obras prioritarias del gobierno —Tren Maya, Refinería de Dos Bocas, AIFA…— que han costado mucho más caras de lo anunciado, fueron declaradas de interés público y seguridad nacional. En otras palabras, es información reservada. Taparon la coladera. 

La desaparición de los órganos autónomos incluye también a la Comisión de Competencia Económica, al Instituto Federal de Comunicaciones, y a la Comisión Reguladora de Energía. Al Inai lo han desmembrado poco a poco. Su pleno debería estar integrado por siete comisionados. Hoy sólo tiene cuatro. Los senadores del oficialismo han obstruido la substitución de los que terminaron su periodo, por instrucciones de YSQ.

Los comisionados(as) sobrevivientes están conscientes de la amenaza. Los más optimistas piensan que sí puede llegar una reforma para acotar sus funciones, pero no para desaparecerlo.

También creen que puede venir un recorte importante en su presupuesto, y en una de ésas, una renovación completa. “Puede moderar su plan C, adoptar algunos cambios, sin desaparecer todo”, puntualizan. 

En el foro del ICIC, celebrado en la capital de Albania, participan 57 países y 88 autoridades defensoras del derecho a la información. Ya pidieron a la Unesco que organice una reunión de todos los gobiernos para firmar un compromiso universal en materia de transparencia.

* Es un axioma —verdad que no necesita ser comprobada—que no hubo piso parejo en las elecciones del 2 de junio.

El uso de los programas sociales fue descarado. López Obrador intervino cuantas veces quiso para criticar a Xóchitl Gálvez o para pedir que siga “la transformación”. El INE emitió 52 medidas cautelares en su contra y el Tribunal Electoral 40 sentencias, pero ni caso.

Sin embrago, insistimos: eso sólo explica una parte del resultado. La inmensa mayoría votó por Morena y rémoras. Su prioridad no es cuidar las instituciones democráticas. Sus preocupaciones tienen que ver con el día con día.

El INE realiza una revisión voto por voto en 67.3% de las casillas de la elección presidencial; 70.3% en la de Diputados y 79.7% en la de Senadores. Les puedo adelantar que no habrá grandes cambios en los resultados. Pero hay un tema importante que hay que cuidar: que vía la “sobrerrepresentación” no le den mayoría calificada a Morena y aliados en el Senado (ya la tienen en San Lázaro).

El registro del PRD (necesita menos de un punto para salvarse), también depende de las irregularidades que puedan comprobarse en la revisión del voto por voto.

* En siete de las ocho gubernaturas que se disputaron en la elección del pasado domingo, más la Jefatura de Gobierno de la CDMX, los resultados no han provocado tensiones.

No es el caso de Jalisco, donde ganó el emecista Pablo Lemus. Ni la candidata a gobernadora de Morena, Claudia Delgadillo, ni Mario Delgado, presidente nacional del guinda, reconocen el resultado.

“Los datos no son congruentes frente a la preferencia que los jaliscienses manifestaron en 15 de los 20 distritos…Perdónenme, pero nadie puede creer que MC ganó la gubernatura y no vamos a permitir que se la roben (a Claudia Delgadillo)”, dijo ayer el jefe morenista.

Por lo pronto, ya armaron un borlote. El Instituto Electoral y de Participación Ciudadana estatal reportó la presencia de personas armadas, que se dicen de un partido, en sedes distritales y municipales donde se llevan a cabo los cómputos.

“Nuestro personal ha sufrido agresiones físicas durante el desempeño de sus funciones, por lo que estaremos presentando las denuncias correspondientes”, dice en un comunicado.

Agrega: “Este hecho intimidatorio no es compatible con un proceso legal, pacífico y transparente”.

La respuesta de Clemente Castañeda, coordinador de los senadores de MC, fue contundente: “Mario Delgado: ¿porqué no dejas que las y los jaliscienses nos hagamos cargo de nuestros asuntos y mejor te vas al rancho del Presidente (La Chingada, así se llama)?, y de paso te llevas a tus porros”.

 

 

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Y las encuestas?

 

De las 17 encuestas de mayo que analicé, la de Demotecnia traía una diferencia de 36 puntos y la de GEA/ISA de ocho. Una barbaridad. Las demás estaban entre ese amplio rango.

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

 

Al calor de las campañas, se hacen juicios lapidarios sobre las encuestas. “No sirven”, dicen los que les disgustan los resultados. Pero, una vez que terminan los comicios, la opinión pública voltea hacia otros lados y se olvida de lo que muchos, con razón, pidieron durante las campañas: la rendición de cuenta de las casas encuestadoras.

Toca a los medios y, sobre todo a la academia, hacer la evaluación de qué tan bien y qué tan mal les fue a los encuestadores. Esto para que quede en el récord y sepamos quién es quién en la próxima elección.

En este artículo hago un primer análisis de cómo les fue a los encuestadores. No utilizo herramientas estadísticas sofisticadas. Mi interés es compartir con los lectores un primer pincelazo sobre ganadores y perdedores de las empresas demoscópicas.

Lo primero que tengo que decir es que todos le atinaron a quién sería la ganadora de la elección. No estaba muy difícil que digamos.

En oraculus.mx recopilamos 101 encuestas desde julio de 2023, cuando ya se sabía quiénes serían las dos principales candidatas, hasta el miércoles antes de la elección. Todas son de encuestadores que consideramos serios y profesionales que levantan en vivienda, telefónicas o mixtas (no incluimos, por ejemplo, los robopolls de Massive Caller ni las de Internet de México Elige). Y todas, desde entonces, apuntaban a un triunfo cómodo de Claudia Sheinbaum. 

El problema es la enorme diferencia en la brecha entre el primer y segundo lugar.

Para este artículo, tomo las últimas 17 encuestas que se levantaron en mayo, la gran mayoría a unos días antes de la elección. Estas fotografías ya debieron parecerse al resultado final de los comicios. Aquí no cabe el argumento de que las encuestas son una fotografía del momento en que se levantan y, por tanto, no son pronóstico de lo que sucederá en el futuro.

 

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El resultado final de la elección, de acuerdo con el cierre del PREP del INE y eliminando los votos nulos fue 61% para Claudia Sheinbaum, 29% para Xóchitl Gálvez y 10% para Jorge Álvarez Máynez. Ergo, la diferencia entre el primer y segundo lugar fue de 32 puntos porcentuales. 

De las 17 encuestas de mayo que analicé, la de Demotecnia traía una diferencia de 36 puntos y la de GEA/ISA de ocho. Una barbaridad. Las demás estaban entre ese amplio rango.

Alguien midió bien y alguien mal. Hoy ya sabemos quién.

El campeón de las encuestas en este proceso electoral fue Mendoza Blanco que le pegó exactamente al porcentaje que obtuvo Claudia y se equivocó por escasos dos puntos de Xóchitl. Su diferencia entre una y otra fue de un certerísimo 34 puntos porcentuales. Prácticamente pronosticó el resultado final que arrojó una diferencia de 32 puntos. Felicidades a esta empresa.

Del otro lado del espectro está GEA/ISA que acaba siendo el gran perdedor de este proceso electoral. Se equivocó nada menos que por 24 puntos porcentuales en las diferencias entre Claudia y Xóchitl. Ellos dijeron que sería sólo ocho puntos. Fueron 32. Pésima medición.

¿Cómo les fue a las demás?

Para hacer una clasificación utilicé el Modelo de Poll of Polls de oraculus.mx. Éste toma en cuenta a todas las encuestas, las buenas y malas, y acabó presentando un resultado de 53% para Claudia, 36% para Xóchitl y 11% para Máynez. La diferencia reportada entre las primeras dos fue de 17 puntos porcentuales. Obvio, quedó lejos del resultado, porque consideró a todas las encuestas, tanto las certeras, como de Mendoza Blanco, como las erradas de GEA/ISA.

Como el error promedio de las 17 encuestas publicadas en mayo tomé los 15 puntos en que el Modelo se equivocó con respecto al resultado final y dividí a las empresas en cinco grupos.

Primer grupo: medalla de oro. Todo mi respeto a Mendoza Blanco, Demotecnia (en el escenario de votantes probables) y Covarrubias los cuales tuvieron errores mínimos de menos de cinco puntos porcentuales.

La plata se la llevan tres casas encuestadoras: Mitofsky (que levantó dos encuestas en mayo), Berumen y Enkoll. Estas empresas tuvieron un error de menos de 10 puntos porcentuales en la diferencia entre Claudia y Xóchitl.

El tercer grupo la conforman Reforma, Buendía&Márquez y Varela (que levantó dos encuestas en mayo). Su error ya fue en el rango entre diez y 15 puntos porcentuales, por debajo del Modelo de encuesta de encuestas.

En el mismo error de 15 puntos del modelo están Parametría y SIMO.

Y tres encuestadoras tuvieron más de 20 puntos de error en la brecha entre Claudia y Xóchitl: Áltica (dos encuestas en mayo), El Financiero (en el escenario de votantes probables) y GEA/ISA (también votantes probables).

Mi conclusión: la industria demoscópica en México goza de cabal salud. Es cierto: hay muy malos encuestadores. Pero la mayoría son gente seria y profesional que sí logró medir bien lo que estaba pasando.

                X: @leozuckermann

 

 

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Apuntes sobre el 2 de junio

 

Pascal Beltrán del Río

Pascal Beltrán del Río

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1.- Claudia Sheinbaum obtuvo una victoria abrumadora, aplastante, en la elección presidencial de ayer. Fue superior tanto en porcentaje (entre 58.3 y 60.7) como en número de votos (entre 34.4 y 35.6 millones) a la que consiguió hace seis años su mentor político Andrés Manuel López Obrador.

2.- Habrá espacio para judicializar muchas irregularidades ocurridas durante el proceso electoral –como el uso del poder de la Presidencia de la República a favor de la candidata del oficialismo–, pero no alcanzará para alterar el resultado; tampoco, para anular el proceso.

3.- López Obrador no se equivocó en la elección de su candidata. La oposición sí que erró en sus decisiones. Probablemente no en la designación de su aspirante –pues difícilmente alguien más lo hubiera hecho mejor papel que Xóchitl Gálvez–, pero sí en el diagnóstico de la magnitud del apoyo popular para el tabasqueño y su movimiento.

4.- Los datos del Conteo Rápido del INE compartidos por su presidenta, Guadalupe Taddei, a las 23:52 de ayer, permiten prever que el oficialismo contará con mayoría calificada en la Cámara de Diputados y, en una de esas, también en el Senado, con lo que el denominado plan C se asoma a su concreción. 

5.- Las modificaciones constitucionales que podrían emprender Morena y sus aliados hacen pensar en la construcción de una nueva hegemonía política, con la desaparición de organismos autónomos como el Inai y una transformación radical del INE y el Poder Judicial, con lo que eso significa para la rendición de cuentas y el equilibrio de Poderes.

6.- La oposición deberá cambiar, voluntariamente o a la fuerza. Los partidos tradicionales –PAN, PRI y PRD– difícilmente sobrevivirán este trance. Xóchitl Gálvez obtuvo menos votos de los que consiguieron, juntos, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, por lo que la coalición de esas fuerzas, hoy se sabe, no funcionó. Quizás el futuro sea la Marea Rosa como partido.

7.- A Movimiento Ciudadano le fue mejor de lo que se esperaba. Con el rango porcentual que le otorga el Conteo Rápido (11.1 a 12.0, en la elección de diputados) mandará al PRI al cuarto lugar entre las fuerzas políticas. Si Dante Delgado cumple su promesa de dejar la dirigencia del partido, Jorge Álvarez Máynez podrá emerger como nuevo líder naranja. 

8.- Sigue habiendo un grupo de estados predictivos de la elección presidencial. Quien gana esa contienda siempre se lleva Baja California, Chihuahua, Coahuila, Colima, Jalisco, Querétaro, San Luis Potosí, Sonora y Yucatán. Esos estados los ganaron Fox, Calderón, Peña Nieto, López Obrador y, ahora, Sheinbaum.

9.- En su primer discurso como candidata triunfante, la exjefa del Gobierno capitalino apagó cualquier alternación en los mercados, al prometer una política económica sin grandes cambios, como mantener la autonomía del Banco de México. Eso no quita que el arranque de su sexenio pueda ser complicado, con un presupuesto apretado y la revisión del T-MEC.

10.- Otra promesa de Sheinbaum fue gobernar para todos y respetar la diversidad política y la libertad de expresión. Se oye bien y es deseable, pero ésas son cosas que se prueban en los hechos. Más allá de palabras e intenciones, el deber de la oposición será oponerse y el de los medios, ejercer la crítica e informar sobre cosas que podrán no gustar al nuevo gobierno.

11.- Ayer López Obrador y Sheinbaum tuvieron expresiones recíprocas sumamente elogiosas. Es un buen punto de partida para una nueva etapa en la relación entre ambos que, a partir de hoy, puede no estar exenta de tensiones. Un momento de prueba será si la nueva ultramayoría legislativa del oficialismo vota las iniciativas que ya envió el tabasqueño al Congreso o éste da espacio a la Presidenta entrante para que mande las suyas.

12.- Así como no habrá alternancia en el Ejecutivo federal, tampoco la habrá en las gubernaturas que ya tenía el oficialismo: Chiapas, Tabasco, Veracruz, Morelos y Puebla. Tampoco en la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. De los gobiernos estatales que ya tenía la oposición, Jalisco y Guanajuato se quedan en manos de MC y el PAN, respectivamente, y Yucatán se inclinaba hacia Morena esta madrugada, pero habrá que esperar para conocer al ganador.

 

 

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