Lo mismo vendía dulces que lustraba calzado por las calles, hacia “mandados” y cualquier actividad honesta que le produjera ingresos las hacia BENJAMIN BELTRAN VALENZUELA.
Un día siendo un pequeño de 10 años, su tío lo puso a vender periódicos y revistas en su negocio, pero el chamaco inquieto como era, no le gustó permanecer encerrado todo el día en la tienda, así que habló con su tío y le sugirió ser un vendedor de casa por casa, procedimiento que no se estilaba por entonces, así que con una bolsa grande de ixtle se fue por las calles a vender casa por casa y el negocio le resultó bueno a Benjamín; y así pasaron los primeros meses y día a día mejoraron sus ventas y llegó al grado de que adelantándose a los tiempos, empezó a dar crédito para que las clientes no perdieran el hilo de las novelas de Corín Tellado, y todas aquellas novelas de amor que se publicaban por aquellos años de los 40s. Se convirtió en un gran vendedor.
Pasó el tiempo y Benjamín perdió su nombre.
Ahora la gente lo procuraba con el apodo de Papelero y se hizo famoso en Los Mochis, su tío estaba feliz con él, ya que sus ventas aumentaron y al poco rato, tenía a un grupo de chamacos que andaban imitando al Papelero; sólo que éste acordó con su tío de que las novelas y otras revistas recién llegadas no se las soltara a los otros chamacos hasta tres días después de que el ya las andaba vendiendo, a fin de no tener competencia.
Un día, la noticia en la cañera ciudad fue que un grupo de comerciantes capitaneados por Don Emilio Ibarra Almada, Canuto Ibarra Guerrero, Don Paco Pérez, don Carlos Torres y otros más, formaron una sociedad para entrar a la liga de béisbol de la costa del pacífico, que encabezaba Don Teodoro Mariscal de Mazatlán.
Así fue que nuestro personaje se enteró y raudo y veloz se le pegó a Don Emilio y desde entonces aseguró el puesto de mandadero de los Pericos de Los Mochis y una vez que empezaron los juegos era el mil usos del equipo y por supuesto bat boy.
Y así fue pasando el tiempo y una vez que la liga estaba en marcha, el ya mocetón Benjamín “Papelero “Beltrán Valenzuela lo mismo calentaba a los pítcheres de relevo, que recogía bats y pelotas, que lustraba los “spikes”, etc.
El chamaco era de buena estatura y fortachón, así que ya uniformado no parecía el clásico bat boy, y como en cada entrada salía a calentar al pitcher, mucha gente en otras plazas creían que era pelotero.
Así fue que un día invernal de 1949, uno de los jardineros andaba bajo los efectos de “una cruda” no pudo atrapar una pelota y Syd Cohen el manager de los Cañeros volteó hacia la banca y no vio a nadie que lo pudiera suplir, y el Papelero le dijo: Syd, si quieres yo entro.
Syd pensó que valía más un chamaco en sus cabales que un pelotero profesional todavía bajo el influjo del alcohol, así que le ordenó a Benjamín que entrara a jugar, mientras Syd Cohen fue con el ampáyer principal a dar el aviso de cambio.
Terminó la entrada y cosas del destino, el primero en turno dio doblete, el siguiente dio un clásico “Texas leaguer” y quedaron hombres en tercera y primera; y entonces se anunció el turno para Papelero Valenzuela, ya que Syd desconocía su nombre de pila.
El pitcher era Daniel Ríos, la estrella de los Venados de Mazatlán, y jugando en su casa, le jugó una broma al Papelero a quienes todos los equipos ya conocían y habían tratado, al primer lanzamiento le soltó una recta rápida pegada al cuerpo que hizo al Papelero tirarse a la tierra para evitar un doloroso pelotazo; luego le pasó una curvita suave para engañarlo, pero, el Papelero le tiró con todas sus fuerzas y la pelota fue a dar de lleno a la barda del left-center, anotando los embasados y el Pape llegó tranquilo a la segunda base.
Al final perdieron los Cañeros pero quedó registrado que ese día debutó un jugador de pelota que años después llegaría a la MLB.
Y así, llegó el día 27 de abril de 1958 en que a la edad de 24 años Papelero Valenzuela escuchó por el sonido local del estadio de los Cardenales de San Luis: Al bat el número 24, Benny Valenzuela, tercera base. Obviamente en el idioma de Shakespeare.
Las lesiones en la espalda le obstaculizaron mantenerse en las grandes ligas y en septiembre 24 de 1958 jugó su último partido en las ligas mayores.
Después jugó en triple A de E.U. Y en México hasta terminar su carrera de pelotero para iniciar la de manager en la que también fue exitoso.
La biografía de este que fue gran pelotero profesional requerirá de muchísimas páginas, lo cierto es que hoy a sus 83 años recién cumplidos, en atención a su vida deportiva y ciudadana que ha sido ejemplar, la COMISION DE HISTORIA Y CULTURA DE LOS MOCHIS,A.C. le ha otorgado el Reconocimiento al Mérito Ciudadano 2016 en el ámbito del deporte.
Benjamín todos los días acude al Comité Municipal del Deporte en donde labora desde hace varios años, ya que él no alcanzó pensión por jugar béisbol en E.U. y la comida y los gastos de su familia cuestan.
Honor a quien honor merece.
