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Historia y Cultura

Luisa María Alcalde es la nueva secretaria de Gobernación, anuncia López Obrador

JIMENA CAMPUZANO | 10:26 hrs.
 
  
 
AMLO y Luisa María Alcalde, nueva secretaria de Gobernación

López Obrador anunció que eligió a Luisa María Alcalde como nueva secretaria de Gobernación. (Cuartoscuro)

 

Luisa María Alcalde Luján es la nueva secretaria de Gobernación tras la salida de Adán Augusto López, quien buscará la candidatura presidencial de Morena para 2024, así lo anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

“He tomado la decisión de nombrar de acuerdo a mis facultades como secretaria de Gobernación a Luisa María Alcalde, actual secretaria del Trabajo, en sustitución de Adán López Hernández”, dijo el mandatario en su mañanera de hoy lunes 19 de junio.

Te recomendamos: La 'Mañanera' hoy de López Obrador: Temas de la conferencia del 19 de junio de 2023

López Obrador dijo que será esta semana cuando Luisa María Alcalde, quien era secretaria del Trabajo, asumirá el nuevo cargo, por lo que se pondrá de acuerdo con Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación de la dependencia, quien había quedado como encargado de despacho en lo que se nombraba al nuevo titular.

“Ella va a ser la secretaria de Gobernación, ya nos emparejamos, yo creo que ya hay más mujeres que hombres en el gabinete, pero son mujeres con convicción, con principios, con ideales y eso ayuda mucho”, dijo el mandatario.

El mandatario destacó la labor de Luis María Alcalde como secretaria del Trabajo, cargo en el que encabezó negociaciones en conflictos sindicales los cuales se resolvieron, como en el caso de Telmex, entre otros. 

 

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¿Quién es Luisa María Alcalde?

Luisa María Alcalde Luján es licenciada en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y cuenta con una maestría en Derecho por la Universidad de Berkeley, California.

Antes de ser nombrada como nueva secretaria de Gobernación, Alcalde Luján era la titular de la Secretaría del Trabajo, nombramiento con el cual se convirtió en la mujer más joven en encabezar una dependencia federal.

De 2012 a 2015, la actual funcionaria diputada federal en la LXX Legislatura en donde fue secretaria en la comisión de Trabajo y Previsión Social.

Luisa María Alcalde Luján fue asistente de investigación en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y en 2011 fungió como coordinador nacional de Morena Jóvenes y Estudiantes.

Entre las publicaciones que ha realizado destaca Del salario mínimo al salario digno.

Ciro, seis meses e impunidad

 

Jorge Fernández MenéndezJorge Fernández Menéndez  
Razones
 
 

Se cumplieron seis meses del atentado contra nuestro amigo y colega Ciro Gómez Leyva y hay una decena de detenidos que, supuestamente, son los autores materiales de ese intento de asesinato, pero nada sabemos del móvil, de los autores intelectuales, de un personaje apodado El Patrón, que supuestamente contrató a la banda que ejecutó el atentado. En los hechos, lo que perdura es la impunidad porque, como decía ayer Ciro en radio, hoy no sabe quién fue el que ordenó ese ataque ni cómo ni por qué o qué existe, agreguemos nosotros, detrás de esa trama.

Desde que fueron detenidos los 12 miembros de la banda que materializó el ataque, la investigación ha estado encabezada por la Fiscalía capitalina. En enero pasado, cuando se capturó a los primeros miembros de esa organización de sicarios, decíamos aquí que, por el equipo encontrado en algunos de los cateos, podrían estar relacionados con el Cártel Jalisco Nueva Generación, aunque esa información no ha podido ser confirmada por las autoridades.

Recordemos que el CJNG opera en muchas ocasiones como una suerte de franquicia a la que se adhieren células locales que, en los hechos, no son realmente parte de esa organización criminal. El centro de operaciones de la célula detenida estaba en la alcaldía Gustavo A. Madero, la alcaldía más violenta de la Ciudad de México, donde operan, por lo menos, una decena de organizaciones criminales que han expandido sus actividades ilícitas hacia el narcomenudeo y el robo a transporte de carga, muchas veces al amparo de la autoridad local.

La mayoría de las bandas delictivas que operan en la alcaldía tienen sus raíces en lo que fue La Familia Michoacana, que luego de sucesivas divisiones internas configuró grupos independientes que hoy tienen en jaque a la GAM. Actualmente, La Nueva Familia, sucesora de aquélla, está asentada en Michoacán, algunas zonas del norte de Guerrero y en el sur y oriente del Estado de México, encabezadas por los hermanos Johnny Hurtado Olascoaga, El Pez, y José Alfredo Hurtado Olascoaga, El Fresa.

En esas zonas operaban los hasta ahora detenidos que realizaron el ataque contra Ciro. Se supone que por ahí operaba también este personaje apodado El Patrón. Si algo ha sido notable con El Pez y El Fresa es la violencia y la impunidad con la que operan en Michoacán, Guerrero y el Estado de México.

No es responsabilidad ni de los medios ni de los comunicadores garantizar la seguridad de cada uno de quienes hacemos noticias con los más diferentes puntos de vista y muchas veces con información crítica e incómoda para Palacio Nacional u otros actores políticos, sociales, empresariales: es responsabilidad exclusiva del Estado y de quienes deben proporcionar esa seguridad.

México fue declarado el país más inseguro del mundo para ejercer el periodismo, por encima, incluso, de países en guerra, como Ucrania. En 2022, al momento del atentado contra Ciro, sumaban 17 los periodistas asesinados y muchos más los que han sufrido ataques y agresiones. Garantizar la seguridad de los periodistas implica acabar con el clima de agresiones y agravios, y asegurar las condiciones para un ejercicio del periodismo libre de violencia. Además, garantizar que no haya impunidad.

 

En 1994 dijimos que fue el clima político el que propició acciones como los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y de José Francisco Ruiz Massieu, en una época donde la violencia estaba mucho más lejos de la vida cotidiana que ahora. No fueron ni Salinas de Gortari ni Camacho Solís los que orquestaron aquellos crímenes, no fue la lucha en sí por la Presidencia o la candidatura, fue el clima creado, donde la violencia tenía permiso, donde cualquier acción era posible porque parecía legitimarse todo. Y había muchos actores que podían aprovecharse de ella.

En aquellos años y en la actualidad, el crimen goza de impunidad. Sabemos que Mario Aburto mató a Colosio y que un oscuro sicario de apellido Treviño mató a Ruiz Massieu, pero nunca nos han podido responder por qué o qué estuvo detrás de esos crímenes. El fiscal Chapa Bezanilla quiso utilizar políticamente los crímenes como años después lo hizo Samuel del Villar con el asesinato de Paco Stanley. La vertiente del crimen organizado y la desestabilización nunca fue indagada en ninguno de esos casos a fondo. Mucho menos se indaga ahora: de los 160 mil muertos de esta administración, apenas si está abierta alguna carpeta de investigación, la enorme mayoría queda impune.

Entiendo que no se puede llegar a los culpables, materiales e intelectuales, en todos los crímenes, pero la clave para poder avanzar, aunque sea en el sentimiento de seguridad de la sociedad, es que se haga justicia en los casos emblemáticos, pero ni en ellos se avanza: siguen impunes los ataques contra los jesuitas en Chihuahua, la mayoría de los asesinatos de periodistas, de defensores de derechos humanos y de buscadoras, nunca sabemos, más allá de los manidos argumentos de “derechos de piso, extorsiones o ajustes de cuentas”, cuando no se recurre a lo pasional, quién es el responsable de cada crimen.

Y en ese ambiente de impunidad y manipulación, al final, hasta los propios sicarios terminan quedando en libertad, como está ocurriendo hoy con los sicarios de los jóvenes de Ayotzinapa. Ojalá no suceda mañana lo mismo con los detenidos por el atentado contra Ciro y que alguna vez sepamos cómo y por qué ocurrió ese ataque.

Los candidatos se acercan a las meretrices de siempre

 

Leo ZuckermannLeo Zuckermann                 
Juegos de poder
 
 
 

Hartos de la partidocracia que nos gobernaba, el electorado decidió votar mayoritariamente a favor del candidato que supuestamente cambiaría el régimen político mexicano. Resulta que esa persona es hoy el Presidente de México y los partidos políticos siguen ahí medrando con el presupuesto público.

Y no es que yo esté a favor de que desaparezcan los partidos que son una condición necesaria de toda democracia representativa. Lo que me molesta, y mucho, son los partiduchos oportunistas que no aportan nada a la democracia mexicana: las meretrices que tanto han desvirtuado a la profesión de la política.

Número uno en la lista: el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el que mejor ha perfeccionado el mercantilismo democrático. Un negocio redondo.

Una vez que consiguieron el registro (durante el sexenio de Salinas) han recibido cientos de millones de pesos de financiamiento público al año. Esto les ha permitido vivir como reyes a sus dueños y cortesanos. Cuando llega la época electoral, contratan a los mejores profesionales en campañas políticas que les diseñan estrategias muy efectivas para ganar votos. Si la gente está en el ánimo de matar a los secuestradores, pues proponen la pena de muerte, aunque estén en contra de que los toreros maten a toros de lidia.

El PVEM hace todo para ganar, incluyendo trampas penadas por la ley. No les importa. Prefieren obtener más votos y pagar las multas a posteriori. Históricamente, esta estrategia les ha redituado. Una segunda fuente de ingresos han sido sus votos en el Poder Legislativo: los venden caro. Generalmente se alían con los partidos gobernantes. El sexenio pasado fueron incondicionales del PRI y de Peña Nieto. Ahora lo son de Morena y López Obrador. No tienen ideología: sólo un interés: seguir medrando del presupuesto público.

Siguiente en la lista: el Partido del Trabajo (PT). Creado también durante el sexenio de Carlos Salinas, bajo el patronazgo de su hermano Raúl, este partido también se ha vendido al mejor postor. Primero estuvo muy cercano al PRI, dividiendo a la izquierda entonces liderada por Cuauhtémoc Cárdenas, que venía creciendo como la espuma. Luego se convirtió en satélite del PRD tratando de jalar los votos a favor de López Obrador. Pero, como éste formó su propio partido (Morena), el PT perdió su registro en las elecciones intermedias de 2015. No llegó al 3% requerido por ley. El INE declaró, por tanto, su desaparición. 

Pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en una sentencia sin pies ni cabeza, con la clara influencia del gobierno priista en turno, decidió regresarle el registro hasta contar con los resultados de una elección extraordinaria en uno de los 300 distritos electorales federales. El PT, con la ayuda del PRI y el PRD, invirtió un dineral en obtener muchos votos en esta minielección y salvar, así, su registro. Lo logró. En 2018, sin embargo, le dio la espalda a los que lo habían rescatado y, oliendo los tiempos de cambio, se fueron a apoyar a López Obrador obteniendo una votación histórica. 

Tercer caso: Encuentro Social (ES). Se presentan como un partido supuestamente liberal, pero ideológicamente tienen posturas conservadoras: están en contra del derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo y del matrimonio entre homosexuales, por ejemplo. En realidad, se trata de un partido confesional donde pesan mucho los grupos religiosos cristianos. Una vez más, percibiendo los vientos de cambio, apoyaron a López Obrador en 2018. Sin embargo, no lograron obtener el 3% en alguna de las elecciones federales para conservar su registro. El INE, por tanto, decretó su extinción.

La campaña presidencial ya comenzó en Morena. Los posibles candidatos se han acercado a las meretrices para conseguir su apoyo rumbo al 2024.

Lo del Verde es una maravilla. Un grupo le hizo un evento para demostrar que Marcelo Ebrard era su favorito. Otro le dio su espaldarazo a Claudia Sheinbaum, quien, hasta se puso un chaleco de este “honorable” partiducho. Y, cómo no, el partido también está lanzando a su propio cuadro, el exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco, quien, de acuerdo con Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, desvió miles de millones de pesos para campañas por medio de empresas fantasma. De esta forma, el Verde hace lo que mejor sabe hacer: vender caro su amor al que podría ser el próximo Presidente de México.

Tanto trabajo nos costó transitar a un régimen democrático para que personajes de la peor calaña, verdaderas prostitutas profesionales, sigan medrando de él. Ahora, por cierto, con el apoyo de aquellos que se llenan la boca diciendo que están regenerando y purificando la política nacional.

 

Twitter: @leozuckermann

La gran simulación

Pascal Beltrán del RíoPascal Beltrán del Río                   
Bitácora del director
 
 
 

Este viernes terminarán de registrarse los aspirantes a coordinar los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación (CDCT) y el lunes comenzará un periodo de más de dos meses en el que recorrerán el país, mismo que concluirá el 27 de agosto, la víspera del inicio del levantamiento de la encuesta que decidirá quién de los seis se queda con el cargo.

Los datos del párrafo anterior son oficiales, pero no registran la verdad detrás del proceso, anunciado el domingo pasado por Morena. Y es que éste está compuesto de una serie de paripés.

El primero: se dice que es un ejercicio democrático, pero la participación en él está limitada a seis. Tres de ellos son las corcholatas que designó el presidente Andrés Manuel López Obrador desde el verano de 2021; un cuarto es una suerte de hijo pródigo al que el mandatario admitió en el club de última hora, y los otros dos son posiciones concedidas a los partidos aliados de Morena. Nadie más puede ser parte del proceso, aunque eso lesione los derechos de otros miembros de esos partidos. El método de selección tampoco es democrático, pues se basa en una muestra. Puede ser eficaz, pero no es democrático. 

El segundo: se dice que lo que está en juego es la coordinación de los CDCT, pero el premio de verdad es la candidatura presidencial de la coalición oficialista. Esta semana, el Presidente afirmó que el proceso no viola la ley electoral, porque no se está eligiendo un candidato o precandidato, sino un coordinador. Sin embargo, en la reunión que tuvo el martes con los consejeros del INE, éstos le advirtieron que el nombre no importa, pues la finalidad es que el ganador o ganadora de la encuesta se convierta en aspirante presidencial. Y, con ello, tomar ventaja indebida sobre los contendientes de los demás partidos, como quien comienza a correr antes de que se dé el balazo de salida de una carrera atlética.

El tercero: los recorridos que realizarán los aspirantes a partir del lunes no serán llamados campaña ni sus actos se denominarán mítines. Han sido designados como “asambleas”. Es evidente que su propósito será mostrar músculo, como se dice popularmente, para dar visibilidad a su imagen pública. No olvidemos que el objetivo es ganar una encuesta y para ello se requiere conocimiento público, pero también crear la sensación de la inevitabilidad, es decir, haber ganado antes de ganar. 

El cuarto: se va a financiar, dicen los dirigentes de Morena, con los recursos personales de los aspirantes y los que recauden entre sus simpatizantes. La razón oficialmente expresada es que no se quiere que el INE fiscalice los recursos, lo cual es una confesión de que se estará violando la ley. Si el dinero que se use es de los propios aspirantes, habría que preguntar a qué hora se sacaron la lotería, porque todos ellos han vivido de la política. Si es donado, habría que saber de dónde viene. Y no sólo lo que se erogue de aquí al 27 de agosto, sino lo que se ha gastado antes. 

El quinto: no hay piso parejo entre los participantes. Unos llevan meses promoviéndose y otros apenas comienzan. No es una contienda pareja en la que va a ganar “quien el pueblo decida”. Ha sido una competencia de bardas y espectaculares, y de crear presencia mediante el uso del erario –en giras y otras actividades–, lo cual obliga, nuevamente, a saber, quién gastó cuánto y de dónde salió el dinero. Lo único que ha quedado claro desde el principio es que el Presidente tiene una opción preferida. 

El sexto: no es un ejercicio de unidad. Se trata de una lucha descarnada por el poder. Lo único que mantiene juntos a los participantes es la conducción del Presidente. Éste dice que lo más importante no son los cargos, sino que siga la “transformación”, pero la manera en que los aspirantes pelean entre sí –tanto velada como públicamente– refleja la ambición que existe en todos los partidos. López Obrador los llama “hermanos”, pero, si lo son, incluso en ese sentido figurativo, tienen la fraternidad de Caín y Abel.

En suma, este ejercicio es un rosario de apariencias. Se aparenta no violar la ley. Se aparenta poner los ideales por delante. Sin embargo, en los hechos, no es otra cosa que una gran simulación. Mal antecedente para después pedir el voto de los ciudadanos.

Ellas

 

Yuriria SierraYuriria Sierra                       
Nudo gordiano
 
 

Se llama Claudia, una. Se llama Xóchitl, la otra. La primera es precandidata del partido en el gobierno a competir para suceder al todavía Presidente de México. La segunda es precandidata de la oposición para intentar competirle al partido en el gobierno la Presidencia de México. La primera aparece desde hace meses (y todavía) como la favorita, no sólo de López Obrador, sino también de la población encuestada, de entre la lista de personajes denominados como corcholatas. La segunda, sin haber levantado la mano, ya figuraba como la posibilidad más sólida para competir desde la alianza formada por todos los partidos de oposición, lo mismo al gobierno capitalino que al federal. Las dos son punteras y las dos son mujeres. Y ambas, como cualquier puntero en una contienda política, se encuentran en la mira de los contrarios, pero sobre todo de los propios. 

Ambas con aspiraciones políticas que, en un contexto como el de nuestro país, resultan históricas. Ambas peleando más contra los propios que contra los ajenos. Ambas a pesar de sus distintas formas y de sus diferencias todas, coinciden en el objetivo de la lucha que encabezan. Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez están en una batalla dentro de sus respectivos grupos políticos para hacerse un lugar en la próxima contienda electoral. Tal vez en la misma, eso lo sabremos dentro de poco.

Claudia Sheinbaum. Ella asistió el domingo pasado al Consejo Nacional de Morena en donde se firmaron acuerdos para resolver los “cómos” en el proceso de selección del aspirante presidencial del partido. Ella llegó tal como lo habían pactado, sin porra, pero algo sucedió que no fue lo mismo con otros aspirantes. En cualquier contienda, claro que sería muy válido llegar con porra (sobre todo si el segundo lugar estima que puede alcanzar y ganar), pero no cuando ellos mismos se habían comprometido a no hacerlo. Días después se filtró un video en el que se le ve reclamando a Alfonso Durazo –quien presidió el consejo–, el por qué no se habían cumplido las reglas. Sin embargo, más allá de la intención con la que quiso viralizarse este material, está la duda genuina de quién grabó el momento y con qué intención, cuando además una de las condiciones para asistir había sido no ingresar con celular. Claro está que aquí también se rompió otro pacto y que la filtración tiene un claro objetivo de denostación. Morena afirma que va a investigar qué fue lo que ocurrió, pero la intención del daño queda en el registro: se trata de fuego amigo.

Y del otro lado está Xóchitl Gálvez, actualmente senadora que en los últimos días tuvo reflector encima por su audaz intento de entrar a la mañanera para hacer válido su derecho de réplica, concedido ya por un juez tras declaraciones sacadas de contexto que hizo López Obrador en diciembre pasado. Gálvez ha sido referida desde hace varias semanas (junto con Lilly Téllez, también mujer) como uno de los personajes opositores mejor evaluados por quienes buscan opciones fuera del partidismo tradicional pensando en la sucesión no sólo en la CDMX, sino en la federal. Aunque Gálvez es legisladora por el Partido Acción Nacional, no es militante. Ella misma se asume como un personaje de izquierda, pero no de esa que habita en Palacio Nacional. Y Xóchitl los incomoda: no sólo a los del gobierno, sino además a los demás posibles precandidatos, que también están muy por debajo de ella en la opinión ciudadana. Porque a Palacio Nacional ha llegado siempre sola.

Tal vez Claudia y Xóchitl se encuentren en la boleta. Y pareciera que eso, además de histórico, aparecería como algo contraintuitivo y profundamente provocador en un país en el que todavía hace unos meses las propias bancadas de los partidos estaban haciendo hasta lo imposible para “echar para atrás” el principio de paridad en las candidaturas partidistas. Sheinbaum y Gálvez, ambas punteras en las respectivas encuestas en que son evaluadas. Ambas enfrentando batallas con los suyos.

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