Viernes, May 17, 2024
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Claudlenia

 

 

Cecilia Soto

Cecilia Soto

 

 

 

Soy de las que creen que hoy día el comunismo es un mito genial. Que ya no hay comunistas en Rusia ni en Corea del Norte ni en Cuba. Menos en Venezuela. Tampoco en Morena. De hecho, sólo queda un comunista, el cadáver embalsamado de Lenin que reposa en la Plaza Roja de Moscú. Las advertencias ingenuas de que con Morena llegaría el comunismo me causan bostezos y alguna sonrisa amarga. Si ése fuera el caso quizá habría algo de idealismo en el oficialismo. Pero no. Se trata de un proyecto bastante vulgar de concentración del poder, rapiña y corrupción, bastante parecido al de la Venezuela de Chávez y Maduro. No importa lo que se diga en los discursos; por ejemplo, la exaltación del humanismo al que ahora acude la discípula de AMLO, Claudia Sheinbaum, lo que importa son los hechos.

Y los hechos hablan por sí mismos y siguen el mismo guion de los gobiernos populistas que se eternizan en el poder: la concentración del poder en una sola persona apoyada en la emergencia deliberada de las Fuerzas Armadas como un nuevo factor de poder militar, político y económico. La erosión y destrucción paulatina, pero sin descanso, de los otros poderes: el sometimiento absoluto de la mayoría oficialista en el Poder Legislativo y la construcción de una mayoría artificial cuya proporción en las cámaras no refleja el resultado obtenido en las urnas. La decisión de colonizar la Corte y, cuando este proyecto falló al no prolongarse la presidencia de Arturo Zaldívar, someterla a un acoso y presión sin precedentes. El debilitamiento de la autonomía del INE y la llegada a la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) de una facción claramente identificada con el oficialismo, son elementos del mismo juego de ajedrez que busca asegurar la permanencia del partido del Presidente en el poder.

La designación de Lenia Batres como ministra de la Corte no es muy diferente a los nombramientos de personas de la ayudantía del Presidente a vacantes en órganos especializados como la Comisión Reguladora de Energía. Es una demostración del desprecio del Presidente por los órganos autónomos. Para la Corte, que ve temas delicados que pueden afectar la vida de miles de personas, nombra a una persona que carece de la formación y experiencia para la magistratura y también carece del deseo de subsanar esas carencias, pues es partidaria del proyecto de elegir a los ministros y ministras mediante el voto popular, lo que llevaría a algo muy distinto a una Corte autónoma e independiente. Y de ahí a un poder que sirva de matasellos de las decisiones del Poder Ejecutivo. Sí, como en Venezuela y otros países con regímenes populistas.

Claudia Sheinbaum comparte la totalidad de ese proyecto. No importa lo que diga. Lo importante es lo que hace o lo que no hace. En este caso, acompañar el juego de ajedrez que permitió que llegara Batres. Fotografiarse con el todavía ministro Arturo Zaldívar y anunciar la incorporación a su equipo. Revela ahí su concepción de que los ministros no deben ser independientes y autónomos, sino, como Zaldívar, peones del Ejecutivo. Que no se deben a la Constitución sino al proyecto de este Presidente del que ella es continuadora “sin zigzagueos”. ¿Democracia? Bah. Sólo como la definen ellos y sólo ellos caben en ella. 

Por todo ello, la próxima elección no será como cualquier otra. En las anteriores se jugaban las posibilidades de un buen o mal gobierno. Hoy se juega la posibilidad de que sobreviva la democracia y las instituciones que la hacen posible: poderes Legislativo y Judicial fuertes y autónomos que sirvan de contrapesos efectivos. Órganos autónomos que vigilen y obliguen a la transparencia, a la competencia económica. Un proyecto que aliente y dé la bienvenida a una sociedad civil vibrante y participativa que refleje la rica complejidad de la sociedad mexicana. Un proyecto de seguridad que pueda devolver la paz a los mexicanos.

El reto es ganar la Presidencia y la mayoría en las cámaras. La próxima presidenta —y no tengo duda que será Xóchitl Gálvez— enfrentará durante su sexenio el retiro de tres ministros. El proceso para el nombramiento de los tres que se retiren deberá demostrar un compromiso profundo con la democracia por parte de la titular del Ejecutivo y un Congreso con vida propia y que sea representativo del voto de las y los mexicanos. La Corte nos salvó de la destrucción del INE. Ahora nosotros, los electores, la ciudadanía, la sociedad civil, debemos cuidar la democracia, la Corte, al INE, participando a favor de la democracia. 

 

 
 
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