Viernes, May 03, 2024
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LO PROMETIDO ES DEUDA V

 

 La Malinche – History/Literature/Art  

Un día paseaban por el lago de Texcoco y el contacto con el agua desde una canoa pequeña hizo que  Mallintzin recordará de súbito un momento de su niñez y hablándole en maya, lengua que entendía Venado, para que el remero no se percatara, le dijo que si podía investigara en Tlatelolco quien la había vendido y de donde era.

No fue fácil buscar ese dato por que el hombre feo que la compró ya había muerto y ese lugar cambió de dueño y se dedicó a otro giro comercial, así que Venado quedó muy triste ya que él quería dar buenas respuestas a Mallinalli; pero no siempre se puede, pero un día se encontró a uno de su edad que trabajaba para otro traficante de esclavos y se fueron a Las Delicias de Ixtlacihuatl a echarse unos pulquitos y uno tras otro hasta que Mazotzin le contó su historia y le dijo que la mera jefa quería saber quien la había vendido. Su amigo se acordó que un día llegó un campesino llorando buscando al feo que ya había muerto, porque quería saber a quién le había vendido a su hija. Obviamente le dijeron que se olvidara de ella, porque en esa época todas las niñas las enviaban al sureste y allá había muchas enfermedades por tanto pantano y que pocas llegaban a vivir mucho, Que lo más seguro es que su hijita estaba muerta.|

El campesino dijo que si sabían de ella que le avisaran y dejó el nombre del pueblo donde vivía por allá más arriba de Xochimilco, llamado  hoy San Lucas Xochimanca.

 Mazotzin se hizo acompañar de gente de confianza y se fue a dicho pueblo y anduvo casa por casa preguntando si alguien conocido de ellos había vendido a su hija y que después se había arrepentido.

La respuesta fue que eran muchos los de allí que habían vendido a sus hijas, que era una costumbre pero lo raro es que se hablaba de un arrepentido, ya que nadie se arrepentía.

Por fin un día fueron a un lugar retirado del pueblo donde vivían dos familias y llegaron preguntando si les podían vender comida. El único hombre que había presente les dijo que allí no se vendía comida, que si tenía hambre que agarrara comida de las ollas, Mazotzin entonces hablo ‘y lo escucharon con respeto ya que enseguida se vio que él era gente importante. De paso le ordenó a uno de los acompañantes que le sirviera comida y empezó a comer, y viendo a una señora que retirada del grupo oía y veía lo que allí pasaba, le preguntó: ¿usted no ha oído hablar de un campesino de por aquí que vendió a su hija y que después la anduvo buscando arrepentido?

La pobre mujer pegó un salto y dijo: ¿quién lo busca? Yo Mazotzin, dijo con voz segura, ya que ahora se sabía rico y poderoso.

“Pues mi esposo hace mucho murió de tristeza, porque yo no quería vender a mi niña Mallinali y él terco en venderla para aliviar al chiquito que al final se murió. Después ya no fue vida para nadie de nosotros y si vivimos es porque los dioses quieren que sigamos sufriendo por malos.” Dijo la vieja.

¿Y nunca encontraron a la niña? Nunca, varias veces nos trajeron niñas diciendo que era nuestra hija pero yo las pasaba a bañarlas y allí me daba cuenta que no eran mi hija.

¿Y cómo se daba cuenta, señora?.

 Ese es un secreto que no diré.

Mazotzin regresó a toda velocidad a buscar a Mallintzin, y cuando entró al palacio de Moctezuma uno de los esbirros de Cortés casi le regañó, tenemos días buscándote por órdenes de doña Marina.

La Mallintzin lo vio entrar al salón gigante donde recibía Moctezuma a la gente y de inmediato fue a su encuentro, ante la sorpresa de Cortés y todos los presentes.

¿Qué noticias me traes Venado?

Traigo noticias que pueden ser buenas o malas. Y narró todo lo que ya les dije.

“Mañana tenemos que ir allí, dormirás conmigo Venado”.

Y así fue, Venado roncaba cuando Mallintzin lo despertó, y salieron del palacio, pero esta vez montaban dos hermosos caballos. Marina con cierta presteza y Venado con miedo, ya se le hacía que se caía.

Por fin llegaron a San Lucas Xochimanca y pronto ya estaban frente a la casa donde habían estado recién, en el camino Mazotzin le había contado que la vieja decía que su hija tenía algo que no todas las mujeres tenían, pero que ella lo descubría cuando bañaba a la supuesta hija.

Y esa razón era la que hacía que Mallitzin tuviera tanta ansiedad por ver a la señora. La señora tardó en llegar ya que andaba entre el monte recogiendo huevos de palomas y otras aves que tenían sus nidos por allí, así como ramas para hacer lumbre.

Por fin llegó y Mallinalli sintió un vuelco en su corazón, el rostro de la vieja mujer dejaba aun ver la belleza de sus años mozos, y ella recordaba esa cara, y la vieja cuando la vio hizo un gesto de sorpresa, pero se había llevado tantas decepciones que no expresó ni alegría ni tristeza.

Cruzaron algunas palabras Venado y la señora y Mallitzin que llevaba puestas ropas muy modestas, hablando en maya apresuró a Venado.

La señora le hizo la señal de que pasará y a Venado de que esperara afuera.