Sábado, May 04, 2024
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Si Xóchitl fuera morenista

 

Vianey Esquinca

Vianey Esquinca

La inmaculada percepción

 

Desde hace varias semanas han comenzado a circular encuestas realizadas por empresas demoscópicas o medios de comunicación en las que ponen a Claudia Sheinbaum Pardo muy por encima de Xóchitl Gálvez Ruiz.

Se ha demostrado en infinitas ocasiones lo falibles que pueden ser las encuestas. Sin embargo, la utilidad que se les da en las contiendas electorales es generar la percepción de victoria o de derrota. Las guerras de números y preferencias empiezan prácticamente al mismo tiempo que salen los nombres de los primeros candidatos. No ostante, ¿debe el Frente Amplio y su candidata preocuparse ante estos números?

Haciendo un comparativo entre las potenciales candidatas de Morena y el Frente Amplio por México, queda claro que la exjefa de Gobierno de la CDMX tiene un bagaje académico más robusto que la exjefa delegacional de Miguel Hidalgo. Sin embargo, el conocimiento de la morenista no le ha servido para crearse una imagen propia. Decidió dogmatizarse y dejar a un lado la evidencia científica para apoyar con los ojos cerrados los proyectos y decisiones de Andrés Manuel López Obrador. Por su parte, a Gálvez Ruiz su licenciatura en Ingeniería en Computación por la UNAM no le impide que tenga un muy florido lenguaje y que en muchas ocasiones no construya discursos articulados y organizados, sino espontáneos y dispersos. Eso sí, de acuerdo con el académico Guillermo Sheridan ambas plagiaron parte de sus trabajos finales para graduarse. Ahí quedan empatadas.

En cuestión de carisma, la exsenadora por el PAN se lleva de calle a Sheinbaum. Si Gálvez Ruiz fuera la candidata de Morena, Sheinbaum Pardo no tendría ninguna posibilidad. La hidalguense tiene una personalidad definida, paradójicamente se parece más a López Obrador en cercanía y en saber cómo hablarle al pueblo, sólo le faltaría apropiarse del discurso de continuidad y se cerraría el círculo.

En Morena cualquiera de los que hubieran ganado el proceso interno llevaría ventaja, incluso si hubiera sido Manuel Velasco, porque tienen como coordinador de campaña a López Obrador, como coordinadores de Logística y de Estructura a los gobernadores y a las dependencias de gobiernos, y como “voluntarios” a miles de servidores de la nación que van de puerta en puerta señalando que el mundo se va a acabar si gana la oposición.

Pero Gálvez no es morenista. Por ello, es momento de que el Frente Amplio por México deje los ja, ja y los ji, ji a un lado, y se pongan serios para armar una estructura partidista que acompañe en serio a su candidata y no le hagan lo que a Alejandra del Moral en el Estado de México, donde la dejaron morir sola frente a Delfina Gómez. Es momento en que Xóchitl Gálvez y un equipo cercano confiable y experto decidan cuál será el discurso, la narrativa y el posicionamiento que tendrá en los próximos meses; que determinen cuáles deben de ser los programas del presente gobierno que continuarán y que le darán certeza a la gente que piensa que, si no votan por Morena, los perderán. Deben hacer la estrategia para saber cómo aprovechar el mal desempeño de varios gobiernos morenistas y pensar en cómo van a mover las estructuras partidistas. En otras palabras, tomar las riendas.

 

El reto de Gálvez Ruiz no es fácil, porque todo ello lo debe hacer en un campo minado que significan las pugnas internas de los partidos y tener a los líderes del PRI, PAN y PRD encima, a veces más estorbando que ayudando. 

La hidalguense debe ser la líder que, si no llega a ganar la Presidencia, sí debe garantizar que Morena no tenga en ninguna circunstancia mayoría en el Congreso. Por eso, sí urge que se ponga las pilas.