Sábado, May 04, 2024
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Actos de terrorismo

 

Miguel Ángel Godínez García

Miguel Ángel Godínez García

Alto mando 

 

México vive días aciagos. En su lucha por el control de territorios y rutas de narcotráfico, los cárteles han realizado actos de violencia inusitada. A las emboscadas y ataques armados en contra de grupos rivales y fuerzas de seguridad se suma el uso de explosivos, minas antipersonales, drones y coches bomba, similares a los utilizadas por los grupos terroristas de Oriente Medio y África, incluso de Colombia, en los tiempos de Pablo Escobar Gaviria.

Estados como Chiapas, Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Edomex, Tamaulipas, Zacatecas, Sonora, Nuevo León y Baja California, entre otros, han sufrido este tipo de ataques.

Tan sólo el pasado martes, en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, delincuentes emboscaron y atacaron con minas terrestres a personal de la Fiscalía y de la Policía Municipal, dejando seis elementos muertos y 14 personas heridas, entre ellas varios menores de edad; ya antes se habían usado minas antipersonales en Michoacán, en Apatzingán, para ser precisos, donde ocho soldados resultaron gravemente heridos y una camioneta del Ejército fue destrozada; en ese mismo lugar, días después, se registró un ataque a civiles con explosivos lanzados desde drones, en el poblado de Loma de los Hoyos.

También, en Guanajuato, diez elementos de la Guardia Nacional resultaron heridos tras la explosión de un coche bomba, esto en la vía Celaya-Salvatierra. Estos casos se suman a los casi 300 que ha registrado la Secretaría de la Defensa Nacional, la cual ha informado en distintas ocasiones al Presidente de la República que los cárteles han cambiado sus tácticas y formas de combate.

Ya no es sólo el uso de armamento sofisticado o de grueso calibre, incluso, antiaéreo, sino que han comenzado a usar dinamita y otro tipo de explosivos a través de minas antipersonales de tipo artesanal; drones y coches bomba, operados a distancia, señala uno de los reportes.

Inteligencia militar ha detectado que el uso de explosivos, por parte de los cárteles, se ha efectuado en, al menos, 12 estados del país, cuyo propósito es provocar terror no sólo en la población, sino también a los mismos cuerpos de seguridad y las Fuerzas Armadas.

Algo similar a lo que ocurrió en Colombia en las décadas de los 80 y los 90, cuando el conflicto armado involucró a varios grupos guerrilleros, como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), además de los cárteles del narcotráfico, entre ellos el de Medellín, liderado por Pablo Escobar. 

 

Estos grupos emplearon tácticas violentas y actos terroristas con coches bomba en lugares públicos; además de secuestros, asesinatos selectivos y ataques a las fuerzas de seguridad con el objetivo de intimidar y ejercer control sobre la población y los territorios.

Si bien México no vive un conflicto armado como el de Colombia, la violencia relacionada con el narcotráfico ha provocado más de 160 mil muertos y 110 mil desaparecidos, lo que se traduce en un grave desafío y una amenaza para la seguridad nacional que requiere una respuesta firme de los tres niveles de gobierno, una respuesta con toda la fuerza del Estado y de las FA.

 

GUERRERO, UNA BOMBA DE TIEMPO

Chilpancingo está secuestrado por organizaciones criminales que han implantado el terror. Sus habitantes están en medio de balaceras, muertos en las calles y en el transporte público, mientras su presidenta municipal Norma Otilia Hernández, en lugar de buscar apoyo de autoridades federales, desayuna con el líder de Los Ardillos. Por su parte, la gobernadora Evelyn Salgado ni por equivocación da la cara. No tiene idea de cómo poner en paz a su estado.

 

DE IMAGINARIA

Marcelo Ebrard presentó su Plan Ángel para lograr el México más seguro de toda la historia. El precandidato de Morena dice que el proyecto lo creó al recorrer distintos países cuando fue canciller. Suena bien, pero no ha dicho si continuará con la estrategia de abrazos, no balazos y si seguirá manteniendo a las FA atadas de manos ante el embate de los cárteles.