Cómo sobrevivir esta época
23 MAR, 2019
O ya nos volvimos cínicos y decidimos ignorar lo que sucede en el país o somos conscientes del peligro, pero nos tratamos de ajustar a la situación
Del verbo emprender
SALO GRABINSKY
El mundo y nuestro entorno nos ofrecen contrastes tan agudos que es difícil balancearlos. En medio de la gritería tanto interna entre facciones políticas de diferentes partidos e, increíble, dentro de estos, como ejemplo los del escindido Partido Acción Nacional o entre los dirigentes de Morena y los casi difuntos Partido de la Revolución Democrática y otros.
Por otro lado, millones de personas cumplen con sus actividades de forma correcta, se trasladan a escuelas, fábricas, tiendas y oficinas y cumplen con su cometido. Las empresas trabajan, sobreviven y se ajustan a los cambios, como por ejemplo el aumento de energéticos y otros insumos. También, y a pesar de la irresponsable detención de trenes de carga por seudo profesores y que fue aplacada a billetazos por las autoridades de todo tipo y al disminuido pero vigente robo de gasolina, ya está razonablemente cubierta la demanda en el país.
Una de dos, o ya nos volvimos un tanto cínicos y decidimos hacer caso omiso de lo que sucede en el país y el mundo o somos personas conscientes del peligro, pero nos tratamos de ajustar (pero no a adaptarnos) a la situación y continuar viviendo.
Yo me inclino a pensar en que predomina el sentido común, nos debemos cuidar de los males que nos rodean, pero buscar la estabilidad y armonía familiar y proteger nuestras fuentes de ingresos de los embates que ya están permanentemente golpeando.
En mis viajes, asesorías y conferencias con empresarios de todo tipo, desde micro–empresas que quieren crecer organizadamente y con reglas, hasta estudiantes y jóvenes de edad o de corazón, me encuentro con un optimismo mesurado pero constante. Todos buscamos la paz, la convivencia con seres queridos y tener cubiertas nuestras necesidades, gastos y algunos gustos.
El régimen actual busca atenuar esos contrastes mediante entregas económicas, cosa que ha sucedido desde la revolución y con diferentes gobiernos. Hay muchas necesidades y nadie puede soslayarlas, pero implica un fuerte grado de dependencia y, sin duda, apoyo en época de elecciones. Antes eran las despensas, los tinacos y precios subsidiados y ahora es dinero mensual sin muchas condicionantes y de manera directa.
Sigo pensando en las empresas familiares que, con muchos defectos e imperfecciones, siguen proveyendo la mayoría de los empleos del país y este tema es básico “son fuente de orgullo, arraigo y continuidad” de muchas comunidades y metrópolis en todo el orbe.
Cuando escucho de actos terroristas y matanzas recientes (Nueva Zelanda, Brasil y tal vez Tamaulipas y muchos otros) me afectan, pero volteo a ver a mi gente y siento su ánimo de salir adelante. Hay mucha pobreza aún, pero no caos y hambrunas como países en quiebra auto–generadas como los que ustedes saben y donde no existen remedios mágicos para salir adelante por muchos años. No podemos caer en ese extremo.
Total, que soy un tanto iluso, pero realista y me siento con alientos de que las personas que formamos México lo seguiremos desarrollando, con estabilidad y una actitud optimista, pero realista. Sigamos así.