“¿Ya ni pedo…?”
21 de Abril de 2018
Al referirse al dominio que tiene AMLO en todas las encuestas de cara a la elección presidencial del primero de julio, el senador del PRD Isidro Pedraza soltó resignado: “Ya ni pedo…”.
Y es que no hay una sola que no lo ponga en punta a 71 días de la cita en las urnas.
La coloquial expresión del senador refleja la resignación de muchos ante lo que parece —sólo parece— inevitable: La banda presidencial en el pecho del tabasqueño.
En esa envidiable posición llegará el abanderado presidencial de la coalición Morena-PT-PES al primer debate entre candidatos presidenciales en el Palacio de Minería, el próximo domingo.
No hay duda de que Andrés es el hombre que ha sabido capitalizar el hartazgo de los ciudadanos por la corrupción, la impunidad, la violencia y la inseguridad.
El votante lo ve como la vía más efectiva para castigar al régimen. La victoria de la inconformidad sobre la reflexión.
Nada le pega a Andrés. Ni su oposición al nuevo aeropuerto ni su postura contra la Reforma Educativa ni el anuncio de que va a revisar las inversiones en Energía.
Menos su choque con Carlos Slim o sus irreales promesas de financiar el crecimiento, dar sustento a los ninis, becar a 300 mil universitarios, ampliar las pensiones a los viejitos…
Los fondos los obtendrá, asegura, con la eliminación de la corrupción y los gastos suntuarios. Lo hará sin aumentar la deuda, sin subir impuestos y sin gasolinazos.
Suena padre, pero fantasioso…
Si hacemos caso de la última encuesta de Reforma, el 58% de los interrogados dice que lo más importante de la elección es que se vaya el PRI. Sólo un 22% piensa que se debe evitar el triunfo del tabasqueño.
Al propio AMLO se le ve sobrado. Ayer dijo que no va a ensayar para el debate del domingo. Prefiere ir a comprar con su hijo Jesús Ernesto estampas para llenar el álbum del Mundial de Futbol en Rusia. Está convencido de que ni todos juntos le ganan.
- El Peje tiene puntos débiles. ¿Alguien ha preguntado sobre su estado de salud? ¿Se nos olvidó que le dio un infarto en diciembre de 2013? Está tocado, pero no para en sus actividades. La falta de reposo no le favorece. Come a deshoras, viaja incansablemente, trabaja horas extras y tiene 64 años. ¿Aguantará?
Otra desventaja: No es bueno para la esgrima verbal. Trae esa política de “amor y paz” que le sirve como escudo para no responder a las provocaciones, pero en el debate va a estar difícil que la utilice.
Sus adversarios lo han atacado con absurdas comparaciones con Venezuela o, peor aún, con la idea de que “allí vienen los rusos”, propia de los tiempos de la Guerra Fría.
El domingo lo tendrán enfrente para cuestionarlo no sólo por su terca oposición al aeropuerto, sino también por su propuesta de pactar con los narcos, su modus vivendi, sus aliados incómodos…
- Ricardo Anaya es bueno en la polémica. El candidato del Frente es aplicado, disciplinado. Recuerdo que alguna vez su vocero, Fernando Rodríguez Doval, nos dijo que ensayó varios días, durante horas, el recordado debate con Manlio Fabio Beltrones.
Era el Joven Maravilla.
Pero el panista llega al Palacio de Minería tocado por acusaciones de lavado de dinero que no se ha podido sacudir. Se la ha pasado en la fracasada tarea de limpiar su imagen.
No ha logrado dar una explicación convincente al tema de la compra-venta de una nave industrial. La compró en 10 millones y la vendió en 54 al empresario, al amigo que, a imagen de San Pedro, ha negado: Manuel Barreiro.
Uno de los temas del primer debate es precisamente la corrupción.
Ricardo carece de autoridad moral. Representa el populismo de derecha. Ofrece a todos los mexicanos, por el hecho de haber nacido aquí, una Renta Básica Universal, una demagógica promesa que arranca las sonrisas de los especialistas en finanzas.
- El que más dura la lleva es José Antonio Meade. Va en tercer lugar en las encuestas. A 20 o 30 puntos de Andrés. Le favorece haber sido cinco veces secretario de Estado (dos veces Hacienda, Relaciones Exteriores; Desarrollo Social. Posee el savoir faire. No tiene cola que le pisen. Presentó su 7 de 7. Es un hombre austero.
Pero arrastra la peor marca. Representa la continuidad de lo que tiene hartos a los mexicanos. No conecta con el grueso de la gente. El carisma no es lo suyo. No es del PRI, pero lo ven como tal.
El gobierno federal no lo ayuda. Pifias como la exoneración de César Duarte o el manejo de Odebrecht le restan.
Pero además, hay un incomprensible aferre a una estrategia que no funciona, a juzgar por los resultados.
Hace poco, un directivo de medios nos compartió una charla que tuvo con los jefes de la campaña de Meade. Se le quedó una frase de esa charla: “Es un candidato subordinado” a Los Pinos.
- ¡Goya! Al doctor José Narro Robles. La Secretaría de Salud entregó el reconocimiento del registro como medicamento genérico al fármaco emtricitabina, utilizado en el tratamiento del sida, lo que representará ahorros por cientos de millones de pesos en las compras del IMSS e ISSSTE, además del ahorro para los particulares que requieren de este fármaco. El reconocimiento de registro se otorgó al laboratorio nacional Landsteiner.