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Historia y Cultura

Arranca nueva etapa de “campaña” de X…

 

 

Enrique Aranda

Enrique Aranda

De naturaleza política

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Inició finalmente la cuenta regresiva. ¡Bien!... 

Lejos aún el formal inicio de las precampañas de candidatos a cargos de elección federal en 2024, el Frente Amplio por México —los principales liderazgos implicados y su virtual abanderada, la no panista Xóchitl Gálvez Ruiz antes que nadie— comenzará ahora la estructuración del programa a cumplir entre la fecha y junio en lo que se refiere a la puja por la Presidencia sí, pero también en la selección de quienes deberán encabezar la coalición en la búsqueda de gubernaturas en juego y, más aún, del mayor número de curules en el Congreso de la Unión.

Y esto, no porque en las últimas semanas no se haya avanzado en el diseño de la estrategia y estructuración de las fuerzas participantes, a decir de quienes en verdad conocer sobre el particular, porque ahora ya está claro el papel que tocará jugar a Acción Nacional (PAN), al Revolucionario Institucional (PRI) y al de la Revolución Democrática (PRD) en particular, sino, y esto es importante, por la decisión aparentemente asumida ya de que la candidatura de la hidalguense avance y se consolide como una alternativa ciudadana, y no estrictamente partidista…

Ello, además de que de no ocurrir nada extraordinario que lo impida, en las próximas horas ya deberá quedar definida la estructura e instalada la Coordinación General en un domicilio definitivo y, más importante aún, tendrá que comenzar a operar una relación que se antoja deberá ser muy estrecha entre el organismo a cargo del panista Santiago Creel Miranda y la comisión responsable de elaborar la puesta de campaña y el mismísimo programa de gobierno que lidera el priista José Ángel Gurría que, huelga destacar, en las últimas semanas ha convocado e integrado a la misma a un número importante de especialistas en las más diferentes materias, en el sector económico de manera particular, donde se han sumado personajes como Enrique Cárdenas y el exsubsecretario de Hacienda y representante ante la OCDE Francisco Suárez Dávila de manera destacada …

Inicia, entonces, podría decirse, el trabajo “a detalle” de cara al inicio de las precampañas formales que deberán exhibir no sólo el personal “arrastre y simpatía” de la candidata Xóchitl, sino, ahora, también las propuestas e ideas para atender y resolver los problemas más urgentes del país, más, insistamos, un programa de gobierno a cumplir. 

Descanso

* Conscientes de que ante cualquier cambio en materia fiscal, económica, laboral o de seguridad sea menester que se haga escuchar la voz del empresariado en la próxima legislatura, el pleno de los organismos cúpula del sector privado cierran filas, ahora, para que tal responsabilidad sea encargada al inquieto ex de Coparmex Gustavo de Hoyos Walther. Bien.

* Positiva acogida la que, en el marco del Parlamento Europeo a cuya plenaria fue invitada, recibió la senadora Ana Lilia Rivera de parte del titular del organismo con sede en Dublín, Seán Ó Fearghaíl, quien, entre otras cosas, elogió la exposición de la tlaxcalteca en torno al desarrollo y fortalecimiento de la democracia participativa.

Veámonos el miércoles con otro asunto De naturaleza política.

Los “Tres Méxicos”

 

 

Armando Ríos Piter

Armando Ríos Piter

 

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A decir del equipo de análisis de Grupo Financiero Actinver, el día de hoy, con base en las dinámicas de crecimiento regional, existen “Tres Méxicos”: 1) El impulsado por la llegada de Inversión Extranjera Directa (IED), especialmente el llamado “nearshoring”; 2) El impulsado por la industria de la construcción, principalmente a través de obras públicas; 3) El que ha sido apoyado por la creciente llegada de remesas.

1) Nearshoring. La primera fuente del crecimiento que experimenta el país, se configura, principalmente, en la frontera norte, el centro y el Bajío mexicano. Hasta hoy, estas regiones han sido las favoritas para la relocalización de cadenas productivas. Por esta razón, han atraído inversión extranjera, lo que ha impulsado el desarrollo de la industria, ha beneficiado la economía doméstica, favorecido la creación de empleos y mejorado los salarios, esto último, como resultado del incremento de la productividad en dichas regiones.

Como nuestro principal socio se mantiene Estados Unidos. La inversión se destina principalmente al sector de las manufacturas. El incremento del apetito por invertir en México ha disminuido la disponibilidad de espacios industriales en el norte y el Bajío; Nuevo León y Jalisco lideran la construcción de nuevos parques destinados a esta actividad.

Otros estudios aseguran que la relocalización de cadenas ha significado que 9.3 por ciento de las empresas mexicanas haya experimentado aumentos en su producción, ventas o inversión debido a este fenómeno. Según datos también de Banxico, por este rubro, la región con más beneficios directos para las empresas en los últimos 12 meses ha sido el norte del país, con 11.9 por ciento; seguida de la región centro, con 9.8 por ciento. La que ha tenido la menor participación en este proceso Al último quedó el sur, con 5.7 por ciento.

En este contexto, se advierte que el crecimiento económico de México podría superar nuevamente al de Estados Unidos, tanto durante el presente año, como el siguiente, debido principalmente a la pérdida de dinamismo que la restricción monetaria ha provocado en nuestro vecino del norte.

2) Megaproyectos. Una segunda lógica la representan los estados del sureste y la península de Yucatán, los cuales se han visto beneficiados por el gasto público que han representado los proyectos de inversión que implementa el gobierno federal, tales como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas o los proyectos del Istmo. Según Banxico, durante el segundo trimestre del año, la actividad económica de esta región presentó el mayor crecimiento económico del país, con 6.0% anual.

Sin duda alguna, la inversión pública provocada por los llamados “megaproyectos”, ha sido fundamental para alcanzar estos niveles. Las obras gubernamentales han marcado el ritmo en la actividad industrial del país y, de hecho, diversos expertos coinciden en que los estados del sur tienen el menor desempleo del país, precisamente por el  crecimiento económico que han acarreado estas inversiones. 

3) Remesas. Un tercer proceso lo viven los estados expulsores de mano de obra, especialmente los de la región Sur-Pacífico, donde las remesas enviadas desde el extranjero han permitido la recuperación del consumo de las familias. Según cifras del Banco de México, los envíos de dinero, de enero a junio, ascendieron a 30 mil 238 millones de dólares, lo que supone un alza de 9.9% respecto al mismo periodo de 2022. Las remesas representan 6.8% del PIB, aunque para los estados punteros –que son Chiapas, Michoacán, Guerrero, Oaxaca y Zacatecas– las remesas representan alrededor de 25% en promedio.

Como puede apreciarse, a un año de que sea la entrega de poder por parte de Andrés Manuel López Obrador, las cifras económicas en estos rubros muestran signos positivos. En general, la actividad económica del país se mostró robusta a lo largo del segundo trimestre, por lo que se encuentra a más de 2.0% por encima de los niveles prepandémicos. El peso mexicano mantiene una condición de fortaleza, no sólo por la llegada de recursos del exterior, sino también por el elevado nivel de tasas de interés.

A un año de que termine esta administración, sirvan estos datos para preguntarnos, ¿de qué manera influirá la economía en la próxima elección? ¿Habrá diferencias en la forma en que votarán los habitantes del sur o del norte del país? La #SociedadHorizontal deberá estar atenta, escuchar el sentir de las regiones y exigir propuestas claras para el desarrollo de los siguientes años.

Rechazan al advenedizo que puede ganar

 

Rechazan al advenedizo que puede ganar

Leo Zuckermann

Leo Zuckermann

Juegos de poder

 

Nada me gustaría más que el Doctor Muerte fuera el candidato de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. El día de la jornada electoral asistiría gustosamente a votar en contra de Hugo López-Gatell y, esa noche, destaparía una botella de champán para celebrar su derrota. Porque no hay manera que este tipejo, responsable de la muerte de cientos de miles de mexicanos, gane una elección.

¿De verdad el partido gobernante cree que somos tan idiotas los ciudadanos como para poner a este cretino como su candidato?

Sí, ya no queremos acordarnos de la pesadilla de la pandemia de covid-19. Pero tampoco nos hemos olvidado de este médico de pacotilla que nos mintió con su voz engolada. Ineficaz, vano y arrogante es el responsable de que México haya sido uno de los países con mayor número de muertes por la pandemia mundial.

Lástima, de verdad, que Morena no lo vaya a lanzar como su candidato. Porque todo indica que el exjefe de la Policía capitalina será el que se quedará con esa candidatura.

Omar García Harfuch va arriba en las encuestas. Si es el candidato, Morena incrementará las probabilidades de retener la Jefatura de la CDMX. Esto lo entienden tanto el Presidente como la candidata presidencial de Morena, quienes no pueden darse el lujo de perder la mayoría de los votos en la capital, tal y como ocurrió en las pasadas elecciones de 2021.

Por eso, en una maniobra pragmática, López Obrador y Sheinbaum ya aceptaron que García Harfuch sea el candidato, a pesar de que no tiene “pedigrí” morenista y, peor aún, se formó con Genaro García Luna como policía.

Un policía muy eficaz que se ha ganado el apoyo de los capitalinos como lo muestran las encuestas. Y ni Claudia ni López Obrador están en la tesitura de dejar cabo suelto alguno que les pueda hacer perder votos en las elecciones de 2024. Tan sólo hay que ver cómo ambos defendieron a García Harfuch la semana pasada cuando se le trató de involucrar en la fabricación de la “verdad histórica” del caso Ayotzinapa. 

Las reglas de la competencia favorecen a Omar.

Es el que tiene un mayor reconocimiento de nombre, más opiniones positivas y mayores preferencias como posible candidato. Sus adversarios (el Doctor Muerte, la exalcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, y Mariana Boy, del Partido Verde) están rezagados; difícilmente podrán cerrar la brecha en tres semanas antes que comience a levantarse la encuesta que definirá al ganador.

En estos días cruciales, los cuatro aspirantes no podrán realizar campañas ni anunciarse en espectaculares. Así es muy difícil, si no es que imposible, mover las preferencias en las encuestas. Las reglas favorecen a quien va arriba en ellas y ése, hoy en día, es García Harfuch.

Lo cual tiene furiosos a muchos en Morena. No les gusta nadita que un advenedizo se vaya a quedar con la segunda candidatura más importante de la temporada después de la presidencial. Alguien que no tiene el sello de haber fundado el movimiento, con antecedentes familiares priistas y que, para acabarla de amolar, es un policía formado por uno de los hombres más odiados por la 4T.

La favorita de los puros es Clara Brugada, de la que hablan maravillas. Al parecer, como alcaldesa de Iztapalapa hizo una labor destacada para mejorar la vida de esa demarcación. Es una de las presidentas municipales mejor calificadas de acuerdo con el ranking de Mitofsky en los 150 municipios más grandes del país.

Pero, fuera de Iztapalapa, pocos conocen a Brugada. Y ya no le queda tiempo para darse a conocer en tres semanas y alcanzar a García Harfuch. Así que, creo, tendrá que conformarse con una candidatura para el Senado rumbo a las elecciones de 2024.

Los resultados de la encuesta de Morena y sus aliados se darán a conocer el 30 de octubre. Mientras tanto, es previsible que los ataques en contra de García Harfuch continúen. Quieren desprestigiarlo los propios de Morena. No lo soportan.

Típico de los partidos que les disgustan los cuadros que vienen de fuera. Los ven como intrusos que no representan los “verdaderos” valores del instituto político. Como si los partidos fueran un club privado donde hay que evitar que se cuele la chusma oportunista que sólo quiere gozar de los privilegios que ellos se merecen.

Se les olvidan dos cosas. Primero, que los partidos son instituciones financiadas por los contribuyentes para que los ciudadanos puedan competir por el poder. Segundo, que el principal objetivo de un partido es ganar el mayor número de votos posibles en las urnas. Si les molesta que eso lo haga un poli ajeno a su cofradía, pues mejor establezcan un club privado donde puedan darse largos baños de pureza.

A un año: quimeras y falsas verdades

 

Jorge Fernández Menéndez

Jorge Fernández Menéndez

Razones

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Dentro de exactamente un año, Andrés Manuel López Obrador habrá dejado de ser Presidente de México. Cerrará un sexenio que quiso cambiar dramáticamente el rumbo del país y en parte lo logró, pero con resultados contrarios a los que pretendía: ni el país es más justo ni más equitativo ni más seguro ni más rico ni menos corrupto que antes.

Pese a los miles de millones distribuidos en programas sociales y a los 60 mil millones de dólares anuales que llegan por las remesas, la pobreza ha crecido, porque si bien por esos recursos federales (que se entregan muchas veces sin control y en efectivo) y las remesas han aumentado los ingresos de las familias, lo cierto es que las carencias alimentarias, de seguridad, de salud y educación han crecido.

Esta administración quiere este año concluir sus cuatro proyectos estratégicos a los que destinó enormes cantidades de dinero: la refinería Olmeca, en la que ha invertido 25 mil millones de dólares; el Corredor Transístmico, en el que llevan invertidos más de 200 mil millones de pesos y está muy lejos de ser concluido; el Tren Maya, que va en 25 mil millones de dólares, y el aeropuerto Felipe Ángeles, que costó, según cifras oficiales, 75 mil millones de pesos sin tomar en cuenta las vialidades de interconexión, muchas de ellas no concluidas, por lo que el aeropuerto opera con pocos vuelos, a lo que hay que sumar cerca de 300 mil millones de pesos perdidos (se están pagando) por la cancelación irracional del aeropuerto de Texcoco.

Para muchos esas obras serán la gran herencia del sexenio, que en realidad demuestran la debilidad del proyecto estratégico planteado. Al invertir cantidades enormes en obras, cuya utilidad estratégica es tan cuestionable como la posibilidad de amortización, éstas pierden sentido global. ¿Tiene lógica construir a ese costo una refinería cuando, como vimos con la compra de Deer Park, en Texas, el precio de las existentes es diez veces menor?, ¿tiene sentido un Tren Maya a un costo económico y medioambiental enorme?, ¿tiene algún beneficio haberse decidido por el Felipe Ángeles, destruyendo la obra de Texcoco que ya estaría funcionando plenamente y hubiera regresado a la Ciudad de México como un hub internacional?, ¿tiene sentido seguir pagando por un aeropuerto que no se construyó y dejar sin recursos al actual, porque el TUA íntegro se destina a pagar los bonos contratados para construir Texcoco?, ¿tiene sentido el Corredor Transístmico, ya que sin él no existe la inversión suficiente en gas y energía en la zona para que, más allá de una vía de comunicación que está aún lejos de tener la dimensión que se dijo originalmente, se puedan establecer grandes plantas industriales?

El mayor fenómeno económico de nuestra época es el nearshoring, la relocalización de empresas a partir de una tendencia a la regionalización de los sistemas productivos. México tendría que ser el gran beneficiario de ese proceso. Lo somos, pero muy parcialmente. Cuatro temas ahuyentan las inversiones: la falta de energía y la política energética, que no cumple con las exigencias que el proceso de desarrollo exige, la falta de gas en muchas zonas del país, la falta de agua y la inseguridad, física y jurídica.

Con los recursos destinados a esas grandes obras se podría haber sustentado toda la infraestructura en energía, gas y agua. Los proyectos estratégicos para esas áreas estuvieron en el escritorio presidencial, junto con los nombres de los inversionistas y la participación que habría de cada uno de ellos. Pero se los desechó para impulsar el tren, el nuevo aeropuerto, para concentrar en CFE la generación de energía y para tratar de reinventar el México de los años 70 en el ámbito petrolero.

Los costos en términos de desarrollo han sido altos y lo son aún más si percibimos la potencialidad de los proyectos que se están perdiendo. Un ejemplo, se iba a localizar en Chihuahua la mayor planta mundial de baterías para automóviles eléctricos, una inversión mucho mayor, por ejemplo, que la de Tesla en Monterrey. Sólo faltaba una línea de transmisión de energía de unos pocos kilómetros. CFE dijo que no entraba en sus planes construirla, pero tampoco permitió que la construyera el Estado o la propia empresa que estaba dispuesta a levantarla y entregársela. Simplemente, CFE se negó y la inversión, multimillonaria, se fue a Tennessee. 

Los números de la inseguridad son evidentes: hay 140 mil muertos y más de 40 mil desaparecidos en cinco años, muchos más, incluso sumados, que en los gobiernos de Calderón y Peña. La inseguridad jurídica se refleja en la sistemática violación de los términos el T-MEC en energía, agricultura, telecomunicaciones, entre otros temas. La salud es uno de los mayores pendientes: en cinco años no se ha podido garantizar el abasto de medicinas, se destruyó el seguro popular, que lo reemplazó el Insabi, pero fue tan ineficiente que tuvo que ser cancelado por el propio gobierno y ahora estamos en una transición que quién sabe a dónde llevará la salud pública. Por lo pronto, la mitad de la población no tiene acceso a la seguridad social. Y a eso hay que sumarle la pésima gestión de la pandemia con más de 600 mil muertos.

La popularidad presidencial es tan indudable como volátiles son las popularidades políticas. Seguir con el diagnóstico de lo que no se ha hecho bien es relativamente sencillo. Pero en estos meses, tanto en el oficialismo como en la oposición, el desafío es tratar de definir una estrategia a futuro que nos saque de un esquema de desarrollo que condena a la estrechez, la ineficiencia, la reproducción de la pobreza.

Hoy se cumplen 55 años de la matanza de Tlatelolco, la cual marcó a los sobrevivientes.

50 años de México 68

 

2 de octubre del 68, recuerdo "impregnado en la piel y el cerebro"

Myrthokleia Adela González Gallardo, una de las 10 mujeres del Consejo Nacional de Huelga (CNH) y conductora del mitin en la Plaza de las Tres Culturas, y según reportes de la DFS “muy metida” en el Movimiento Estudiantil, cuenta a Excélsior lo que vivió en Tlatelolco hace 55 años

ANDRÉS BECERRIL | 05:55 hrs.
 
2 de octubre del 68

Hoy se cumplen 55 años de la matanza de Tlatelolco, la cual marcó a los sobrevivientes. Foto: Archivo Histórico Excélsior

 
 

Myrthokleia Adela González Gallardo dice que el recuerdo de lo que vivió hace 55 años en la Plaza de la Tres Culturas de Tlatelolco y sus consecuencias “lo traigo impregnado en la piel y en el cerebro”.

González Gallardo es una sobreviviente de la masacre estudiantil de 2 de octubre de 1968. Estuvo en el balcón del tercer piso del edificio Chihuahua, junto con los cuatro oradores programados, ella fue la conductora del mitin, le ganó por un voto a la representante de odontología de la UNAM, Marcia Elena Gutiérrez Cárdenas.

Myrthokleia fue herida por esquirlas en la mano izquierda. La zarandearon y amenazaron de muerte.

Estuvo detenida en un departamento de la planta baja del edificio Chihuahua con el grupo de “especiales” que “quieren con vida”. Fue llevada a la Cruz Roja de Polanco donde la dejaron en bata y así fue sacada rumbo a una instalación de la Procuraduría y de ahí a las oficinas de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) en avenida Juárez. La llevaron a los separos de Tlaxcoaque —donde estuvo varios días—; la trasladaron al Hospital de Traumatología de Balbuena, donde una enfermera, identificada como Ana María Monroy, la rescató —como a muchos otros estudiantes, junto con un grupo de doctores y enfermeras—, estuvo en varios lugares hasta que el 25 de octubre de 1968, durante la clausura de los Juegos Olímpicos México 68, disfrazada y con la ayuda de personas que apoyaban el movimiento estudiantil, rompió el cerco policial contra los estudiantes y pudo salir del radar de la justicia, con destino a Guadalajara.

A principios de la primera alternancia política en México, en 2001, la maestra Myrthokleia Adela González fue al Archivo General de la Nación (AGN) a buscar su expediente. Lo encontró, se trata de un informe del agente número 69 de la DFS, Carlos A. Gutiérrez que, entre otras cosas, acusa que González Gallardo es “METIDA (con mayúsculas) en el movimiento estudiantil”; miente sobre que fue llevada al Campo Militar Número Uno y sostiene: “la DFS concluye que por análisis de documentos recogidos que esta persona  (González Gallardo) está “muy metida” en el movimiento estudiantil…”. Y menciona los efectos que se encontraron dentro de la bolsa que la entonces joven perdió en el intento de huir a la represión en el edificio Chihuahua.

 

 

 

 
 
 
 
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Hoy, 2 de octubre de 2023, González Gallardo —hace 55 años, alumna del cuarto año en la Escuela Técnica Industrial Wilfrido Massieu, en el Politécnico; una de las 10 mujeres del Consejo Nacional de Huelga; hija del ingeniero Agustín González López, quien fue parte de la Coalición de Maestros en el Movimiento Estudiantil- vive para contar a Excélsior su historia, en donde dice, empezó a cambiar la vida de México hacia mejores estadios “de justicia social y libertad de expresión”.

No es la primera vez que González cuenta esta historia, pero sí la primera que hace públicas fotografías del momento en que es sacada en bata de la Cruz Roja; otra, muchos años después, junto a la enfermera Monroy que la rescató y documentos que sobre ella permanecen en el AGN.

 

 

 

NOMINACIÓN FORTUITA

González Gallardo empezó su remembranza así:

“El día 2 de octubre (de 1968) fui a Zacatenco a entregar dos cajas de medicamentos; entonces empezaron a decir los compañeros que había asamblea en ESIME (Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica) en Zacatenco, y me presenté al auditorio, y el que estaba dirigiendo la asamblea mencionó que las mujeres también estábamos luchando hombro a hombro con ellos, entonces que le tocaba a una mujer ser maestra de ceremonia del mitin que iba a ser ese día y mencionaron a Elena Marcia (Gutiérrez Cárdenas), de odontología de la Universidad y a mí, que soy Myrthokleia Adela González Gallardo, del Politécnico.

“Yo quedé como maestra de ceremonias del mitin, entonces mencionaron a cuatro compañeros más como oradores, a Florencio López Osuna (que tocaría en tema de la situación política del momento), y a otros tres más (José González, con el tema de las distintas luchas a seguir; David Vega, su tema era sobre las brigadas, y Eduardo Valle, el famosos Búho, con el tema de la huelga de hambre); entonces nos fuimos a un salón, lo preparamos, después nos fuimos a comer y de ahí nos fuimos a Tlatelolco”.

González Gallardo recordó que como ella ya trabajaba y tenía dinero, con el grupo de muchachos que llegó a la Plaza de las Tres Culturas, “en la tienda del edificio Chihuahua entré a comprar cigarros para ellos, yo no fumaba; entonces la de la tienda nos dice, ‘a ver muchachitos, ¿a dónde van?’, y le dijimos, ‘aquí a la terraza del edificio Chihuahua’, y dice ‘pues, tengan cuidado, porque aquí cerca está el Ejército en las calles de Violeta’; nos volteamos a ver y dijimos: ‘no vamos a hacer nada malo’. Nos salimos y subimos al tercer piso”.

La maestra González, que ayer domingo 1 de octubre se presentó en Los Pinos para hablar de su experiencia de hace 55 años, dijo que al subir “les informé a los demás compañeros del Consejo Nacional de Huelga sobre lo que dijo la señora de la tienda. Y nos esperamos a que dieran las seis de la tarde para iniciar el mitin, porque originalmente iba a ser una caminata de Tlatelolco al Casco de Santo Tomás, para pedirle a los militares que entregaran las escuelas del Casco de Santo Tomás, pero se decidió ahí mismo que fuera el mitin, entonces todos nos quedamos en Tlatelolco.

“Ya dieron las seis y empecé a hablar y a mencionarles que el primer orador era Florencio López Osuna, entonces el terminó su tema, lo que tenía que informar y empezaron a pasar los helicópteros. Pasó uno y soltó una luz verde, a la altura de la iglesia, yo estando de frente a la iglesia, del lado izquierdo, soltaron una luz verde y enseguida pasó otro helicóptero, vi que soltó una verde y una roja y fue cuando se desató la balacera, entonces, me decían los compañeros, ‘diles que no corran, que son de salva, que son provocadores’; lo dije dos veces y alguien me arrebató el micrófono, y entonces me asomé por el balcón y vi cómo caían las personas”.

“PARA ATRÁS, CABRONES…”

González Gallardo recordó cómo los jóvenes que estaban del lado izquierdo del balcón corrieron hacia el elevador. “Pinché el botón al elevador para que se abrieran las puertas y cuál fue nuestra sorpresa, que estaba los de guante blanco (el Batallón Olimpia) con las metralletas. Y nos dijeron ‘para atrás, cabrones, al suelo y con las manos en la cabeza, porque aquí se los va a cargar la chingada’.

“Seguía el tiroteo, a mí me tocó un rozón en la mano izquierda. Después siguió y siguió la balacera. No supe a qué hora paró, me jalaron, primero, hacia las escaleras, y después me levantan dos, no sé si eran agentes o militares, pero me levantaron y me preguntaron por Sócrates (Campos Lemus), que si se había ido para el piso de arriba o se había bajado, yo les dije ‘a ese señor no lo conozco’, y empecé a decirles ‘no me dejen sola, no veo’; entonces me cargaron en sillita, juntando sus manos entre dos y me bajaron a la planta baja, a un departamento. Ahí nos entregaban a unas personas que estaban en el departamento, que nos agarraban la ropa a la altura del pecho, nos madreaban y nos quitaban lo que traíamos.

“Cuando me iban agarrar, los mismos que me llevaron en sillita me jalaron y dijeron ‘a esta no, porque es la muchachita especial y la quieren viva’; y me dejaron en otro rincón. Llegaron más muchachos y éramos como diez en un rincón y de otro lado estaba atascado de chavos, los 10 éramos los que llamaron especiales”.

La exestudiante politécnica, la única en su clase hace 55 años, dice que perdió la noción del tiempo y que no tiene claro a qué hora la sacaron de ese departamento arriba de una camilla con rumbo a una ambulancia.

“Y llegaron otros hombres y le dijeron al chofer de la ambulancia, ‘a esta no la vamos a llevar porque traemos orden de aprehensión’; entonces les reclamó, ‘no, con los heridos no se van a meter… nos la tenemos que llevar’; discutían mientras  yo estaba arriba de la ambulancia y les dije ‘por dónde quieren que me baje, no veo’; entonces me llevaron a otra ambulancia y me llevaron a la Cruz Roja de Ejército (Nacional), ahí me revisaron los doctores y no supe cuánto tiempo estuve ahí; me amarraron de pies y manos, yo creo que para que no me escapara, y después me sacaron los agentes y me entregan a la Procuraduría que estaba en la calle Tres Guerras (cerca de la Ciudadela), ahí me botaron en un sofá; ahí estuve toda la madrugada sin dormir y ya en la mañana llegó otro señor y me dice, ‘qué hace usted aquí’, porque yo nada más traía la bata del hospital, porque nos quitaban ropa, zapatos, todo; entonces le dije ‘es lo que yo quisiera saber, por qué estoy aquí’: entonces me agarraron dos hombre más y me llevaron al estacionamiento y me entregaron a la Federal de Seguridad que estaba en avenida Juárez, en el segundo piso.

DECLARACIÓN EN TLAXCOAQUE

“Ahí me estuvieron pregunte y pregunte, me enseñaban fotografías y querían que les dijera los nombres, y nosotros quedamos que no nos íbamos a aprender los nombres, sino las escuelas, entonces a mí no me pudieron sacar nada y me hacía la loca; me daban jugo, me daban pastillas y yo se las tiraba, como si estuviera mal, no les recibía nada ni tomaba nada, porque mi papá desde chiquitos nos platicó que había la pastilla de la verdad y la inyección de la verdad, me acordé de eso. No sé cuánto tiempo estuve ahí, y después me llevaron a los separos de Tlaxcoaque, ahí sí ya tuve que declarar, ya con mi segundo nombre, y me pusieron en un separo, el número 18, ahí estuve... no sé, varios días; como vi que nadie me sacaba, me empecé a revolcar en el suelo y a jalarme los pelos y a gritar y los agentes se asomaban y decía, ‘esta pinche vieja que se muera…’ y después llegó otro señor y abre el candado y me saca y yo dije entre mí, ya me amolé, me van a tomar la huellas digitales, ya voy a quedar fichada”.

Sin saber qué fecha era, González Gallardo recuerda que su “crisis” actuada ayudó para que la sacaran de los separos policiacos y la llevaran al hospital de traumatología de Balbuena.

“Los agentes le dijeron a un doctor, ‘aquí se la traemos para que la inyecte, y la vamos a regresar’; entonces el doctor me preguntó ‘¿por qué la trajeron?’, yo le dije, ‘no sé, yo pasaba por Tlatelolco y me agarraron’; y me dice ‘qué le parece si la interno’; ‘como usted diga, doctor’; y entonces llamó a una enfermera, me metieron a un cuartito, me tomaron presión, me tomaron la edad, y varios datos más.

“Al día siguiente llega la del MP a que declarara y a hacerme preguntas qué que hacía en mis ratos de ocio, qué tipos de libro leía, que si andaba armada, que si sabía hacer las bombas molotov. Entonces yo gritaba ‘llévense a esta piche vieja que me va a volver loca; llévense a esta vieja que me va a volver loca’. La quitaban de encima y los doctores le decían, ‘hasta que se tranquilice’; y entonces me pasaron a otro piso, y ahí me tapé hasta la cabeza para que no me vieran, no sé cuántos días estuve ahí.

“AHORITA O NUNCA”

“Y un equis día, estaba amaneciendo y pasa una enfermera y me dice ‘¿usted es la muchachita que no puede caminar?’ le dije ‘sí’, y ya se siguió y después pasa otra y me dice ‘ahorita o nunca’; y le digo ‘¿qué tengo qué hacer?’ y me dice, ‘sígueme’, y la seguí, me encerró en un baño, fueron horas las que me tuvo ahí.

Y cuando va por mí me dijo, ‘ves ese pasillo...’ yo lo veía eterno; ‘vas a correr hasta allá’. Las dos corrimos. Íbamos para la salida por atrás del hospital, y pues ya salimos, me trepó a un taxi que estaba desocupando un paciente y ella le dijo al taxista que nos sacara, pero ya, y él hombre dijo ‘mire cómo está de vigilado el hospital por los militares’; y sí, logramos salir de ahí. Esa enfermera me llevó con unos chamaquitos que juntaban cartón y cosas de esas y ellos me compraron leche y me atendieron todo el día, y me dijo ‘regreso al hospital a ver cómo se puso la cosa’; y entonces regresó hasta la noche, lo raro fue que regresó con ropa mía y ella me dio la ropa de ella, entonces ya me vestí ahí, les dio gracias a los muchachitos y nos trepamos a un camión, ya para eso era de noche y me llevó a otra casa de otra enfermera, entonces ahí estuve tres días y al tercer día tocaron el timbre de la casa y la señora me dijo ‘sin mover la cortina, ve si conoces a ese señor o no’; le dije ‘sí lo conozco, es el chofer del doctor de la familia’; entonces le abre el zaguán, abrió la cajuela y ahí me fui, hasta el Estado de México, me llevaron con otra familia que estaba de acuerdo con el movimiento y recibía a quien fuera y ahí me tuvieron, me compraron ropa, me dieron de comer, hasta que fue un doctor particular a quitarme las esquirlas de la bala que tenía en la mano y me recetó pastillas para los nervios”.

Myrthokleia Adela González Gallardo estuvo en ese domicilio hasta el 25 de octubre de 1968, día de la clausura de los Juegos Olímpicos México 68 y fue el pretexto para emprender la huida del cerco policiaco que se había configurado contra los jóvenes. “Me disfrazaron, me pusieron pelo largo y me llevaron fuera de la ciudad, rumbo a Guadalajara, y me llevaron a otra casa, así fue…”.

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