Jueves, Noviembre 28, 2024
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País de clase media, desaparecer el AIFA, y acabar con los “abrazos, no balazos”, ofrece E. de la Madrid

 

Francisco GarfiasFrancisco Garfias                                                  Arsenal
 
 
 

La oposición anda en busca de un candidato único a la Presidencia de la República con la trayectoria, los conocimientos, la presencia y una propuesta que emocione a los electores.     

Enrique de la Madrid, 59 años, quiere ser ese candidato. El exsecretario de Turismo sabe que el camino es largo y sinuoso. Está consciente de que hoy no es el aspirante mejor ubicado en las preferencias electorales, pero también que las agendas personales de los dirigentes de los partidos se le van a atravesar. No se desanima.

El hijo del expresidente Miguel de la Madrid cree en el método de las encuestas para ubicar al abanderado más competitivo, pero sugiere que los partidos que integren la alianza opositora tengan derecho de veto sobre tal o cual aspirante del otro partido que sea rechazado por su militancia. 

Una propuesta concreta al electorado lo posicionó como aspirante: desaparecer el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles si gana las elecciones. Está convencido de que no va despegar.   

¿Qué más ofrece? Construir un país de clases medias. ¿Cómo? Vía la explotación de las ventajas geográficas de México como vecino de la economía más importante del mundo.

Está convencido de que hay condiciones para que eso ocurra en el corto plazo. Conoce el entorno internacional y sabe que podemos aprovechar lo que ocurre en el mundo para generar desarrollo y bienestar. “Nuestro reto es transmitirle al mexicano que hay la visión de un México mejor que el que hoy vivimos. Lo primero con lo que tenemos que acabar es con el fatalismo del mexicano en todos los sectores, desde los más altos y encumbrados hasta los que dicen ‘pues así nos tocó’”.

*De la Madrid quiere transformar a México en una potencia eléctrica, pero vía las energías limpias. No le quitaría un centavo a la educación, la salud y la seguridad “para cumplir un capricho ideológico de que el Estado es el que tiene que ser el dueño de la producción de la electricidad”, aseveró.

Se sentaría con la CFE para decirle: “Mientras tú tengas el monopolio de la transmisión, a eso sí le vamos a invertir. Pero que sea de calidad y competitiva”.  

Desde luego acabaría con la fracasada estrategia de “abrazos, no balazos”. “El concepto, la frase, la idea (y los resultados) son malísimos. Al final del día a un criminal tienes que detenerlo, castigarlo. A lo único que tiene derecho es a un juicio justo”.

Está de acuerdo en que para tener éxito hay que atacar las desigualdades con un mayor crecimiento económico y una mejor distribución de la riqueza. Pero acota: lo primero que se requiere para recuperar el crecimiento es darle confianza a la inversión y desterrar este absurdo discurso de confrontación.

 
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Entre sus propuestas para devolver la tranquilidad a los ciudadanos está la creación del Consejo Nacional de Evaluación de Políticas de Seguridad (Coneps), que revisaría periódicamente los resultados de la estrategia de seguridad adoptada. 

Hablamos más de una hora. Dijo otras muchas cosas, pero el espacio no alcanza. Las iremos dosificando. En la charla dejó un mensaje para la reflexión:  

“También sé del país al que podemos ir a dar, si nos dejamos. Algunos ven muy lejano el tema de Venezuela. Podríamos acabar siendo algo en medio. Llegar a un punto de no retorno”.

 

*Dos hechos de alto impacto ocurrieron el mismo día en Sinaloa: la captura del capo Rafael Caro Quintero y la caída del helicóptero que transportaba a marinos que participaron en el operativo para la aprehensión del fundador del Cártel de Guadalajara. El saldo es de 14 muertos.

A Caro Quintero lo reclama Estados Unidos por la muerte del agente de la DEA, Enrique Kiki Camarena, en 1985.  Ese año fue detenido y pasó otros 28 preso, hasta que un juez de Guadalajara lo liberó en agosto de 2013, por considerar que el asesinato del agente debió ser juzgado en el fuero común y no en el federal.

Resulta curioso que al capo lo hayan capturado casualmente 72 horas después de la reunión Biden-AMLO en la Casa Blanca y que el moderno helicóptero Black Hawk, que transportaba a los marinos, haya sufrido un “accidente” el mismo día.

Por lo pronto, Estados Unidos celebra y agradece la captura. El Departamento de Justicia de ese país ya anunció que pedirán su extradición inmediata.