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Ninguna orden de aprehensión reventará la alianza PRI-PAN

 

 
 
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Ivonne MelgarIvonne Melgar                                                                 Retrovisor
 
 

¿Será una orden de aprehensión contra Alito suficiente para romper la coalición opositora?

Panistas y priistas aseguran que no. Que para 2023 y 2024, la alianza Va por México va.

En medio de los intentos para que el PRI sea un acompañante bien portado de la 4T, avanzan los acuerdos opositores para postular candidatos comunes a la Presidencia de la República y antes a las gubernaturas del Estado de México y Coahuila.

Es un escenario convulso en el que Acción Nacional asumió definiciones esta semana entre sus gobernadores y el dirigente del partido, Marko Cortés: continuar con las alianzas electorales con PRI y PRD.

En la cúpula panista confían en que los pleitos priistas no ponen en riesgo la moratoria que evitaría una reforma contra el Instituto Nacional Electoral (INE). Ni el compromiso de que, por el resto del sexenio, será prioridad ir juntos a las urnas por encima de cualquier otra consideración.

Ésa ha sido la premisa en Va por México desde 2020. Así que sus integrantes están obligados a ponerse de acuerdo para elegir candidatos.

Y aun cuando continúa la audiocrisis de Alejandro Moreno, Alito, dirigente del PRI, aderezada por la amenaza gubernamental de cárcel para él y para el expresidente Peña Nieto, las conversaciones entre los actores involucrados en la coalición siguen.

Fuentes priistas y panistas nos confirman que hubo ya reuniones en el Estado de México para ratificar la alianza.

Antes de su viaje al extranjero para presentar denuncias contra el gobierno federal, Alito se encontró con el gobernador Alfredo del Mazo Maza para ir afinando cómo procesarán la candidatura a la que aspiran la secretaria de Desarrollo Social estatal, Alejandra del Moral; la diputada federal priista Ana Lilia Herrera y el diputado local del PAN Enrique Vargas del Villar.

Y aunque se trata de tres cartas posicionadas, el dirigente priista ha sido claro: en el Estado de México lleva mano el gobernador. Al igual que Miguel Riquelme en Coahuila.

 
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Quienes han dado seguimiento a este proceso, relatan que Del Mazo está más que puesto para defender la trinchera priista y que les ha dado su lugar a los precandidatos, si bien todos saben que su preferida es Alejandra del Moral, quien siendo dirigente del priismo estatal condujo en 2021 la exitosa alianza con PAN y PRD.

Las descripciones en torno al actuar del gobernador coinciden en que no se advierte que vaya a reventar la alianza mexiquense, sino, por el contrario, abona en construir un acuerdo que deje satisfechas a todas las partes.

Y es que si realmente Del Mazo busca evitar que se entreguen las llaves de su estado a Morena, tendrá que cuidar el acuerdo de la candidatura porque Vargas del Villar y Ana Lilia Herrera traen trabajo territorial y buenas intenciones de voto.

Un dato ilustra la competencia: Movimiento Ciudadano coquetea con la idea de postular a la diputada Herrera en caso de que pierda la interna de Va por México, desplazando a su senador Juan Zepeda.

Es cierto que la reciente llegada del nuevo secretario de gobierno, Luis Felipe Puente, cercano al expresidente Peña Nieto, prende sospechas sobre eventuales presiones desde Madrid hacia el primo del gobernador para que entregue la plaza, como los embajadores expriistas, y le quite a Alito el respaldo que le permitió hacerse de la dirigencia.

Pero, más allá de las desconfianzas propias de la política y de la probabilidad de que los chantajes de Palacio Nacional crezcan con miras a reventar la coalición, en el cierre de la semana, lo que queda del PRI ha decidido quedarse con Acción Nacional.

Según lo conversado en sus encerronas del martes y miércoles pasado, los panistas ya hacen planes para coexistir con los priistas, sea con Alito o con la secretaria general Carolina Viggiano, quien quedaría al frente del PRI por prelación de complicarse la situación del dirigente.

Hubo en esas reuniones con Marko Cortés una resolución: comenzar con las pasarelas de sus presidenciables: los gobernadores de Chihuahua, Maru Campos; Querétaro, Mauricio Kuri, y Yucatán, Mauricio Vila; el diputado Santiago Creel; la senadora Lilly Téllez, y el exdiputado Manuel Clouthier Carrillo, hijo del excandidato presidencial. No descartan a Ricardo Anaya, pero es un hecho que la tiene difícil por el expediente judicial aún abierto.

Y es que los panistas saben que hacia 2024 no se pueden equivocar con designaciones a modo o perfiles que compliquen la competencia. Menos ahora que cruje el pacto de no agresión entre el gobierno de López Obrador y el expresidente Peña Nieto, obligando a los priistas a definirse entre la supeditación y la resistencia.

Porque con todo y sus dolencias y graves problemas de imagen, los priistas son disputados por el líder político de Morena y por un PAN consciente de que le toca jalar la carreta opositora, pero que no puede solo.

También López Obrador necesita del PRI para concretar sus reformas. Y para ganar sin estrés el 2024, quiere a los priistas muy lejos del PAN.

Envalentonados, los magullados, pero codiciados priistas bromean que se necesitan varias cárceles para cumplir ese deseo presidencial.