Yuriria Sierra Nudo gordiano
-Para lo que sí hay tiempo es para seguir borrando todo lo que le recuerda a cuando él no gobernaba.
Agenda política y social en el país hay. Pendientes tenemos para aventar. Áreas que no funcionan se cuentan por montones: inflación a tope, aumento de contagios de covid-19, aumento de inseguridad e índices de violencia, no hemos recuperado la categoría 1 de seguridad aérea y un largo etcétera.
Cuántos temas, pero ninguno de ellos alcanza el interés suficiente en Palacio Nacional. No al menos para generar políticas de redireccionamiento, sólo para la defensa de las estrategias que no han funcionado. Ayer lo dijo Andrés Manuel López Obrador cuando se refirió al último informe sobre la inflación: “Otros datos que demuestran que vamos bien, hubo un incremento en la inflación, pero no desmedido, no ha llegado a ocho, se llegó muy cerca de ocho por ciento. Sin embargo, con relación a la inflación en el mundo, México es de los países menos afectados…”. Que le pregunte a los beneficiarios de sus pensiones de Bienestar, si su depósito les rinde igual que hace un año.
Sin embargo, para lo que sí hay tiempo es para seguir borrando todo lo que le recuerda a cuando él no gobernaba. La eliminación del horario de verano, impuesto hace más de 25 años, tuvo un espacio importante en la agenda semanal. No sólo llevó a dos secretarios de Estado a su conferencia en Palacio Nacional para respaldar su propuesta, también protagonizó el momento en el que firmó la iniciativa que hace un par de días llegó al Congreso de la Unión para ser discutida. Afectaciones a la salud, dice el secretario del ramo que los infartos aumentan en la primera semana de operación, que produce problemas de sueño y causa incremento de enfermedades respiratorias. Son casi tres décadas de que esta medida entró en vigor, la finalidad era reducir el consumo de energía eléctrica, así se vendía, para que en los hogares se consumiera menos luz por la tarde-noche, cuando la mayoría de la población se encontraba despierto, a diferencia de la mañana. Entre abril y octubre, la luz del Sol saldría más tarde, pero también esa luz permanecería una hora más antes del anochecer. Los efectos de esto son debatibles, pero es una medida vigente en al menos 13 países por las mismas razones.
Si el gobierno de México quisiera tomar esto en serio, podría hacer un cruce entre el horario de verano, que tanto denuesta, y los problemas del país a los que le da la vuelta, entendería que la luz de día alimenta la sensación de seguridad. En un país en donde al menos diez mujeres son asesinadas cada 24 horas, salir de sus trabajos para trasladarse a casa con luz de día, desde luego que es un mejor escenario que hacerlo ya en la oscuridad. No quiere decir que la inseguridad se ataja desde este frente, pero pregunte usted a sus conocidos. La dinámica social está ya adaptada al cambio de huso horario determinados meses, hay adaptación de rutinas; regresar a como se vivía en 1995, provocará que la gente salga de sus oficinas, hombres y mujeres, cuando ya no hay luz de día, entorpecerá también el tráfico en las grandes ciudades. Aumentará el consumo de energía en un momento en el que las hidroeléctricas ya no cuentan con agua suficiente, ¿cómo hará la CFE para cubrir esa necesidad?
Pero, sin duda, el punto más relevante de esto es el escenario de oscuridad que llegará para las millones de madres trabajadoras que deberán salir de noche de sus centros laborales. Como si al país le faltaran asuntos que atender, el gobierno está enfocado a que regresemos al “horario de Dios”... ¡por el amor de Dios!