El principio del fin de la economía venezolana se inició cuando el dictador Hugo Chávez recorría las calles de Caracas con su comitiva, señalaba un edificio o inmueble y preguntaba “¿qué hay ahí?” Un miembro de su comitiva le decía “una empresa”, a lo que en voz alta y en tono de una orden decía “exprópiese”.
Esa política redujo la inversión y la confianza. Empezó la salida de capitales, escasez de medicinas y viviendas, colas para comprar alimentos y emigración de millones de venezolanos.
En el estado de Veracruz el gobernador de Morena repitió la política de “exprópiese” al estatizar el acuario de Veracruz. Utilizó como excusa la muerte de un manatí por falta de cuidados, pero la verdadera finalidad fue apoderarse de los ahorros que el patronato del acuario, formado por empresarios y ciudadanos, que gratuitamente dirigían con éxito el acuario, acumularon durante 30 años de operación.
Mediante sus ingresos pagaban nómina, mantenimiento, mejoras y realizaban proyectos que convirtieron al acuario en uno de los atractivos turísticos más importantes del estado y de los mejores a nivel Latino Americano. El botín del que se apoderó el gobierno morenista de Veracruz llegó a los 120 millones de pesos.
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