Yuriria Sierra Nudo gordiano
Terribles los detalles que hoy conocemos de este caso: “El pasado lunes se atendió el reporte en que nos informaron que José Noriel Portillo Gil El Chueco arribó a un domicilio de Cerocahui a fin de localizar a Paul B., habitante de la comunidad (...) Días antes se había llevado a cabo un juego de beisbol en el que participó un equipo patrocinado por El Chueco, y tras haber sido derrotado se generó una disputa con el otro equipo en el que contendían los hermanos Paul y Armando B…”, explicó ayer por la tarde la Fiscalía de Chihuahua. Así sabemos hoy que un partido de beisbol fue el factor que terminó en los asesinatos de tres personas, los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, y el guía de turistas Pedro Heliodoro Palma. También nos informaron que los cuerpos de los tres fueron hallados a más de 36 horas después del crimen, según dijeron, los encontraron en una zona ubicada entre San Rafael y Creel. Aún hay dos personas de las que se desconoce su paradero.
Así el último episodio estridente de esta ola de violencia que arrastra a nuestro país desde hace tantos años, pero como nunca antes. Ya hablamos de las cifras que hacen de este momento uno que define a un doloroso México.
“México ha llegado a más de 100 mil personas desaparecidas por la violencia. Yo, María Herrera, tengo cuatro hijos desaparecidos: Raúl, Jesús, Luis Armando y Gustavo… ante la indiferencia de nuestros gobiernos, las madres tenemos que salir a buscar con nuestras propias manos, picos y palas”, palabras de una madre que apenas hace un mes se encontró con el papa Francisco en El Vaticano. La visita fue difundida por la comunidad jesuita de México. Cuatro semanas después la expresión viene en dirección contraria: “Expreso mi dolor y tristeza por el asesinato del otro día de dos religiosos, hermanos míos jesuitas, y un laico. ¡Cuántos asesinatos en México!”, palabras del papa Francisco, porque jesuita él y jesuitas los sacerdotes asesinados. Y lo expresado por el pontífice suena a condena colectiva. Y las condenas que se han escuchado desde que se conoció sobre este crimen, suenan al compás de la violencia que se generó en otros puntos del país, como parte de un doloroso cotidiano. Mientras se indagaba el paradero de los cuerpos y las razones de la ejecución en Cerocahui, la Fiscalía de Chihuahua reportó seis homicidios sólo durante el martes, tres en Ciudad Juárez, dos en Guadalupe y Calvo, y otro más en la capital del estado. Pero también hubo asesinatos en San Luis Potosí, Michoacán, Jalisco… por decir algo.
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