Francisco Garfias Arsenal
No hubo agenda política en la sesión de la Comisión Permanente. Morena amañó las votaciones a mano alzada que ganaron los legisladores que exigían se abriera el debate sobre temas que incomodan al partido oficial y al Presidente de la República.
Los guindas no querían hablar de carestía ni de la irrupción de hombres armados en San Cristóbal. Tampoco de la violencia incontenible que enluta al país; menos de los actos anticipados de campaña de las corcholatas de López Obrador en Toluca.
El presidente de la Mesa Directiva, Sergio Gutiérrez Luna, actuó como “matraquero” de Morena (el copyright es de Kenia López Rabadán).
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“No trate de callar a los legisladores. Es necesario hablar de lo que pasó en Toluca”, dijo la senadora panista.
Mientras hacía uso de la palabra, Gutiérrez Luna esbozaba una sonrisita burlona.
“Usted se ríe, tenga respeto por todos los integrantes de la Comisión Permanente...”, reviró el diputado del PRI, Mariano González. Lo mismo pidió el diputado Eduardo Zarzosa.
Gutiérrez Luna se defendió: “Estar contento no puede ser motivo para señalar que alguien le falta el respeto a alguien”.
La falta de criterio del presidente de la Mesa Directiva trabó la sesión. Hora y media para decidir si había o no agenda política. Se escudó detrás de un “acuerdo por unanimidad” de la Mesa Directiva–después se supo que no era así— para justificar la ausencia de la agenda política en la sesión.
El alboroto que provocó en el pleno el anuncio de que no se debatirían los temas políticos llevó a Gutiérrez Luna a someter a votación a mano alzada si se incluía o no la agenda.
Tres veces se repitió la votación. En todas ganó que se abriera el debate político. No me lo contaron. Yo lo vi. Al verse en minoría, el presidente de la Mesa Directiva recurrió a un último recurso: votación nominal. Allí ganó el no a la agenda política.
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