Jueves, Noviembre 28, 2024
A- A A+

Banner superior a un lado de logo

Ubicacion de Anuncios, debajo de destacados, banner todo ancho

Los huevos rotos de Alito

 

 

Leo ZuckermannLeo Zuckermann                                        Juegos de poder

 
 
 

“A mí me sobran huevos”, le dice Alejandro Moreno, presidente del PRI, al senador Manuel Velasco en una conversación privada que el primero grabó y dio a conocer como prueba que el gobierno de AMLO lo amenazó con el fin que el tricolor votara a favor de la reforma constitucional en materia energética. Pues vaya patada en esta parte blanda del cuerpo que le han propinado a Alito. Lo espiaron y, sin recato alguno, la gobernadora de Campeche se ha dedicado a publicar estos audios privados. Así el nivel de la política mexicana hoy. Canibalismo puro y duro. 

Si las encuestas preelectorales no fallaron, hoy el PRI, al partido que gobernó durante más de 70 años, le quedarán dos gubernaturas: Estado de México y Coahuila. Muchos piensan que estamos observando la muerte lenta del otrora partidazo. Yo tengo mis dudas porque, desde que era joven, se viene anunciando los funerales del PRI que ahí sigue vivo. 

 Es cierto, el tricolor ha perdido mucha presencia regional. Sin embargo, en las encuestas hay un 17% de mexicanos que dicen que votarían por el PRI en la próxima elección presidencial (dato de Buendía&Márquez el mes pasado). Será el sereno, pero el “desahuciado” es actualmente el tercer partido con más intenciones de voto en México, sólo superado por Morena y el PAN. 

A lo largo de su historia, los priistas se han sabido adaptar a las condiciones políticas del momento. Su más reciente estrategia de sobrevivencia es la alianza con el PAN y el PRD para enfrentar el vendaval de Morena. 

Mucho se ha escrito, y seguirá escribiéndose, si la alianza PAN-PRI-PRD funciona o no. Con los resultados de las elecciones de ayer deberán recalibrarse la conveniencia para estos tres partidos de ir juntos en los próximos comicios de 2023 y 2024. 

Por lo pronto, el gobierno de AMLO se ha ido con todo en contra del PRI y en particular de su dirigente nacional, Alejandro Moreno. 

Era previsible. 

Para empezar, la oposición en su conjunto le propinó una derrota dolorosísima al gobierno rechazando la reforma constitucional en materia energética. Sabíamos que se trataba de la pieza legislativa más importante para AMLO por su contenido ideológico. Necesitaban los votos del PRI en la Cámara de Diputados. Este partido, sin embargo, no se los dio. 

 Y, como suele suceder en la política, llegó el momento de pagar las facturas. El gobierno se ha ido con todo en contra de Alito Moreno filtrando unos audios donde el presidente del PRI queda como un corrupto, cretino, arrogante y frívolo. 

Lo que me parece increíble de esta historia es que Alito no se haya cuidado sabiendo a quién tenía enfrente. Se lo había advertido Manuel Velasco, el finísimo exgobernador del partido Verde, hoy operador político de López Obrador. 

 

 A pesar de lo que dice el Presidente que ya no se espía a los adversarios, la realidad es exactamente la opuesta. Claro que se espía. Ahí están las grabaciones de Moreno dadas a conocer por Layda Sansores. Increíble que un político tan experimentado como Alito haya dicho tantas barbaridades sin pensar que lo estaban grabando. Craso error. Ya le costó muy caro. 

 Pero, además que el gobierno le está cobrando la factura, también es parte de la estrategia política de AMLO rumbo al 2024. El Presidente está obsesionado con romper la alianza del PRI con el PAN. Los audios de Alito presionan a los panistas a reconsiderar la conveniencia de ir con los priistas y su dirigente nacional. 

 Más aún, el golpe en contra de Moreno es parte de la campaña rumbo al 2024 donde AMLO no quiere dejar que crezca ningún candidato de la oposición. Ya usaron a la Fiscalía de la República para perseguir judicialmente a uno de los posibles aspirantes: Ricardo Anaya. Ahora sacan la escopeta del espionaje para tirarle a un Alito que, después de la votación de la reforma energética, quedó empoderado. La idea es descabezar a la oposición para que no haya ningún candidato viable y quede la impresión que la victoria de Morena es inevitable en 2024, un hecho consumado. 

AMLO va con todo por todo en 2024. Están usando y seguirán utilizando todo el poder del Estado para ganar incluyendo el espionaje ilegal.  

Increíble que una gobernadora es la que esté divulgando estos audios como si fuera algo normal. 

 ¿Se imaginan qué hubieran dicho los de Morena si un gobernador del PRI hubiera dado a conocer grabaciones ilegales del entonces presidente morenista, Andrés Manuel López Obrador, el sexenio pasado? 

Leo ZuckermannLeo Zuckermann                                                                       Juegos de poder
 
í Morena y sus aliados en el Congreso de la Ciudad de México ha aprobado una reforma para limitar el poder del Instituto Electoral local de esta entidad. Eliminaron cinco unidades para ahorrar 52 millones de pesos anuales. Se trata, desde luego, de un ardid del gobierno de Claudia Sheinbaum para rediseñar las instituciones electorales a su favor, so pretexto de una austeridad republicana.

Mejor que desaparezcan a este instituto y darle la responsabilidad de las elecciones locales al INE. De hecho, creo, y así lo he reiterado, que es hora de terminar con el absurdo sistema dual de organización electoral. Hay que suprimir los llamados Organismos Públicos Locales Electorales (Oples) en los 32 estados de tal suerte que el INE organice todos los comicios federales y locales del país.

Me van a acusar de centralista, y quizá lo sea, pero me parece ridícula la coexistencia de autoridades electorales locales con una nacional. En la gran mayoría de los países, las elecciones las organiza una sola institución nacional o, bien, los estados, provincias, municipios, condados, etcétera.

En México, a partir de la última reforma electoral, hay cosas que hace el INE y cosas que hacen los Oples. Este sistema es peor al que teníamos antes donde las jurisdicciones estaban clarísimas: el INE organizaba los comicios de Presidente, senadores y diputados federales. Los institutos estatales, los de autoridades y referéndums locales.

El problema es que muchos de los consejos de los institutos locales los controlaban los gobiernos estatales. Los consejeros eran nombrados por el Congreso del estado que solía estar dominado por el gobernador en turno. La oposición, entonces, se quejaba de parcialidad a favor del partido gobernante por parte de las autoridades electorales. Para evitar esto, en la última reforma se transformaron los institutos estatales en Oples. Sus consejeros los pasó a nombrar el INE, se dividieron las tareas en la organización de los comicios y se abrió la posibilidad de que en casos extremos el INE organizara por completo las elecciones locales.

¿Funcionó?

Por lo que hemos visto en algunas elecciones locales, la respuesta es no.

Tan sólo vemos lo que sucedió en Coahuila hace cinco años en la elección de gobernador. La actuación de su Ople fue lamentable. No sólo toda la oposición se quedó con la idea de su parcialidad a favor del PRI sino que la culparon de haber participado en un presunto fraude electoral. Publicaron un conteo rápido, con una buena muestra, que le daba cierta ventaja al candidato del PAN a la gubernatura (aunque el intervalo de confianza se traslapaba con el del PRI). Luego, cerraron el Programa de Resultados Preliminares (PREP) con tan sólo el 72% de las casillas contabilizadas. Después, la presidenta del Instituto Electoral local se hizo bolas tratando de justificar lo injustificable de un PREP chafa. Era jueves por la tarde, cuatro días después de la elección, y todavía no sabíamos quién había ganado en un estado con un padrón de dos millones de ciudadanos. Hay países, como Brasil, con un padrón de 143 millones de personas, que dan a conocer los resultados oficiales de sus elecciones la misma noche de los comicios.

Para el contribuyente mexicano ha sido un pésimo negocio la coexistencia de autoridades nacionales y locales. Por un lado, nos cuesta una millonada y, por el otro, en lugar de tener comicios de mejor calidad, vemos casos como el ocurrido en Coahuila donde el conteo de votos se volvió una chunga.

Basta ya de justificar estas ineficacias con un falso discurso federalista. Lo que México requiere es una sola autoridad fuerte e independiente que organice todas y cada una de las elecciones. Lo mismo un tribunal judicial y una fiscalía de delitos electorales. Instituciones con la capacidad y recursos para organizar una elección al año de todas las entidades donde haya comicios. Instituciones que no puedan manipular ni el gobierno federal ni los gobernadores de los estados.

 

El más perjudicado con el sistema actual es el INE, que no organiza del todo los comicios locales, pero los inconformes igual le echan la culpa de todos los errores. Puro costo y nada de beneficios. Antes que la imagen del INE termine por desgastarse y pierda su credibilidad, mejor darles la responsabilidad de tod el paquete electoral anual. En el camino, los contribuyentes nos ahorraríamos millones de pesos de burocracias locales que han demostrado, una y otra vez, carecer del tamaño e independencia para enfrentarse a los gobernadores de sus estados.

Twitter: @leozuckermann