Yuriria Sierra Nudo gordiano
El bienestar es la marca de este gobierno. Es el apellido de programas sociales y dependencias con las que, nos dicen, se asegura la atención, pero, sobre todo, el desarrollo de cada ciudadano que queda bajo la sombra de este espíritu asistencialista. Andrés Manuel López Obrador ha echado todo en esa línea de gobierno; sin embargo, ¿qué sucede cuando los otros frentes, más allá de la entrega de recursos, no avanzan en la misma línea y dejan ver el hueco de la presencia institucional?
Los números que arroja la violencia, por ejemplo, no sólo retratan una dolorosa realidad a través de la precisión de las víctimas; también subrayan la impunidad que impera en nuestro país. Si bien el clima de inseguridad debe verse desde puntos distintos, como cuando hablamos del número de delitos que se comenten y aquellos que terminan con sentencia, es mínimo. Por eso, ante muchos anuncios, la percepción ciudadana en este sentido no cambia. En la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, seis de cada 10 personas afirmaron sentirse inseguras en la ciudad donde viven. Los cajeros automáticos, transporte público, bancos, calle, carreteras y mercados, los sitios que generan más desconfianza. No hay bienestar en este sentido.
Si hablamos de la violencia con sello de grupos criminales, aquí hemos contado sobre los cientos de muertos, miles de desaparecidos y desplazados. Ocho de las diez ciudades consideradas las más violentas del mundo son mexicanas: Zamora, Ciudad Obregón, Zacatecas, Tijuana, Celaya, Juárez, Ensenada y Uruapan, según el ranking del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal. Hace unos días, Héctor de Mauleón contó en su espacio en El Universal que el autor del video que capturó el fusilamiento, que para el gobierno fue “multiejecución”, en San José de Gracia, Michoacán, tuvo que abandonar su hogar ante las amenazas que recibió. Y en un país en el que “no hay masacres” aún desconocemos el paradero de los once cuerpos de este episodio; pero después llegaron las historias de Debanhi, Yolanda, Ángel Yael, en Guanajuato, y hace una semana el ataque a un hotel en Celaya, por decir sólo algunos. Tampoco hay bienestar desde esta perspectiva.
Otro frente: en nuestro país aumentó la población en situación de pobreza entre 2018 a 2020, pasó de 51.9 a 55.7 millones, cifras del Coneval. Además, la población en pobreza extrema pasó de 8.7 a 10.8 millones de mexicanos. Aquí tampoco hay bienestar. ¿Y la salud? En los últimos dos años, su acceso se ha dificultado y exacerbado.