Miércoles, Noviembre 27, 2024
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Los espías de Putin

 

Jorge Fernández Menéndez                                                                                         Razones
 
 

La creación del grupo de amistad México-Rusia en la Cámara de diputados fue algo vergonzoso en medio de la invasión rusa a Ucrania, pero no deja de ser, por una parte, un símbolo de la confusión ideológica de parte de las corrientes que se dicen de izquierda o nacionalistas, que siguen viviendo en el mundo de 1970. Pero que nadie haya tenido la sensatez de evitar ese ridículo, exhibió lo que también señalábamos la semana pasada, la confusión de un gobierno que no termina de asumir una posición clara en el tema porque el propio Presidente también está anclado ideológicamente en una visión del mundo de la Guerra Fría.

Ya lo hemos dicho: nuestra posición ante la invasión rusa a Ucrania, ante el gobierno autocrático de Vladimir Putin, como en muchos otros temas relacionados, es bipolar, esquizofrénica. Por una parte, impulsamos y sacamos con 140 votos de apoyo una resolución en la ONU condenando la invasión, un verdadero éxito diplomático, pero a la vez, en México, en el Congreso, formamos grupos de apoyo, no nos sumamos de ninguna forma a las sanciones, el Presidente critica al Congreso estadunidense porque atiende “antes lo que pasa en Ucrania” (como si fuera un hecho menor, lejano) que sus propuestas sobre los migrantes, se dice una y otra vez que “nos queremos llevar bien con todos”, sin comprender que nadie se pueden llevar bien con todos, se decide seguir envasando en México la vacuna rusa Sputnik y se invita a la línea aérea Aeroflot, cancelada en Europa, Estados Unidos y Canadá, a que regrese pronto a México.

No se entiende que estamos en medio de uno de los mayores conflictos geopolíticos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y que el equilibrio de poderes global cambiará a partir de lo que suceda en las próximas semanas. Y en ese nuevo equilibrio, resulta que le guste o no a algunos altos funcionarios del gobierno, somos socios activos de uno de los principales protagonistas, Estados Unidos, donde vive una sexta parte de los mexicanos, donde va 80 por ciento de nuestras exportaciones y con quien tenemos una integración económica y social extremadamente profunda. Y otros de los grandes protagonistas es nuestro segundo socio comercial, la Unión Europea, con la que más allá de desafortunadas cartas al Parlamento Europeo o peleas inútiles con España por lo sucedido hace 500 años, nos une una relación excepcional.

Lo único que tenemos especial con Rusia es, al parecer, el número de espías y agentes de inteligencia que ese país tiene desplegados en México. En ningún otro lugar del mundo como en México, hay tantos agentes del GRU, la central de inteligencia rusa sucesora del tristemente célebre KGB, de donde surgió Putin por cierto. Es lo que acaba de declarar ante el comité de servicios armados del Senado de EU, el jefe del Comando Norte estadunidense, el general Glen VanHerck.

El año pasado, el mismo general VanHerck fue quien advirtió ante este mismo comité del Senado, que cerca de 35 por ciento del territorio mexicano no estaba bajo control del Estado mexicano, sino de grupos criminales y también sostuvo que esa falta de control posibilitaba también la infiltración y operación de agentes de China y Rusia que tratarían, desde México, influir en la Unión Americana. En México no todos tomaron en cuenta lo dicho por el jefe del Comando Norte. En ciertos ámbitos sí, de allí surgió, por ejemplo, el acuerdo que reemplazó la Iniciativa Mérida, llamado Entendimiento Bicentenario. Pero como todo lo que sucede en nuestro país, una decisión de ese tamaño no es acompañada por todo el Estado ni la fuerza del gobierno.

Esta advertencia del jefe del Comando Norte es más grave aún, porque reitera lo que dijo hace un año e incluso lo coloca en un contexto más delicado, la presencia de agentes y recursos de inteligencia rusa, el mayor número del mundo, desplegados en nuestro país. Y una vez más eso lo señala relacionado con la inseguridad en la que vivimos.

Durante la audiencia, el general VanHerck aseguró que la Dirección principal de Inteligencia del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU) estaría buscando tener oportunidades y acceso a Estados Unidos desde México, y aseguró que la inestabilidad en México generada por los cárteles del narcotráfico son los que crean las condiciones que pueden ser aprovechadas por agentes de Rusia y China para afectar la seguridad nacional estadunidense.

Y abundó en el tema, cruzándolo además con la otra gran preocupación estadunidense, la integración económica: “Las organizaciones criminales trasnacionales, dijo, crean un ambiente no propicio para formar una familia para avanzar en el éxito económico. Y vemos que eso es lo que sucede justo en nuestra frontera, en México”, dijo VanHerck.

No es un tema menor, como ya lo hemos dicho otras veces, el Comando Norte de Estados Unidos es el responsable de garantizar la seguridad nacional de ese país e incluye a México y Canadá, porque los consideran como parte de los riesgos y zonas de influencia de la seguridad interna nacional. No es una instancia menor. Además, los jefes del Comando Norte no suelen dar declaraciones. Es verdad que destacó la estrecha colaboración que se mantiene con las Fuerzas Armadas de México, y eso es verdad. 

Pero en términos políticos es una advertencia, una información que no podemos ignorar. Una última pregunta, ¿sabía, sabe, el gobierno federal que tenemos en nuestros territorio el mayor número de agentes del GRU desplegados en el mundo?¿Lo tolera? Si no es así, ¿se tomará alguna medida? Una vez más en este tema ahí está el ejemplo de Lázaro Cárdenas en la Segunda Guerra. Síganlo.