Miércoles, Noviembre 27, 2024
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Al vuelo

 

 

No eran ni las siete de la mañana, faltaban unos minutos, cuando sucedió lo que hace unos años se pensó imposible: el primer avión comercial despegando desde una pista en la que entonces sólo era una base aérea militar, en Santa Lucía, municipio de Zumpango, Estado de México. Y su destino fue Villahermosa, Tabasco, porque a esta administración le gusta el simbolismo. Tres horas después, otro momento histórico: el primer vuelo comercial aterrizando también en el ya inaugurado Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Está hecho, no terminado, pero con la ceremonia de ayer lunes el megaproyecto de Andrés Manuel López Obrador queda materializado. La cancelación de la terminal en Texcoco fue el comienzo de este proceso que, nos guste o no, debe concluir con una prioridad por encima de cualquier otro interés: su funcionalidad.

Sólo una pista fue entregada ayer, falta otra, según el proyecto, así, que el hotel ya esté en condiciones de recibir huéspedes y que el edificio terminal esté concluido y operando en su totalidad, con todas sus amenidades al cien, en principio. Sin embargo, hay más pendientes, que corresponden a la tradición nacional en la forma en que se echan a andar las políticas públicas y el trazo urbano, más al aventón que con análisis rigurosos. Una de las herramientas más elementales en estos tiempos cuando hablamos de conectividad, internet, funcionó a medias y eso se pudo constatar también en la transmisión de la ceremonia por Cepropie. Pero el otro ejemplo más claro, y que urge por solucionar, es el de las vías de acceso.

La necesidad de un aeropuerto internacional, más que un capricho de administraciones pasadas, obedece a los requerimientos de movilidad de millones de pasajeros que utilizan la terminal que hoy resulta insuficiente y que necesita mucha inversión en su mantenimiento, la ubicada al oriente de la CDMX. Ésa fue la razón del proyecto aprobado e iniciado en el sexenio de Enrique Peña Nieto, aunque cancelado apenas inició la actual administración. Y con la terminal inaugurada ya en Santa Lucía, guste o no, el siguiente paso es aprovecharla.

Hoy, una de las enormes dudas respecto a la capacidad de operación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles son las escasas vías de acceso. La terminal se inauguró sin tener concluida una vía directa para los viajeros que no llegan en autos particulares. La ampliación del tren suburbano estará lista en 2023, los accesos desde varios puntos cardinales en los próximos meses. Ayer, todavía en la inauguración, Omar Fayad adelantó sobre el tren que conectará la capital de Hidalgo con este nuevo aeropuerto, pero no hay precisión, y el estatus de las obras lo confirman, sobre la prontitud con la que la conectividad quedará resuelta al 100 por ciento. 

La otra ventana de oportunidad es su capacidad para descentralizar el tránsito del pasaje aéreo. La ubicación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles obliga a la optimización del tráfico en otros puertos del centro del país. Desde luego, el Benito Juárez verá reducida su demanda al tiempo en que se vayan sumando cada vez más vuelos de llegada y salida desde el hoy ubicado en Zumpango, pero también, según el destino final de muchos viajeros, que podrán dirigirse hacia los aeropuertos en Querétaro, en León y, claro, en Toluca. Esto no sólo beneficiaría en cuestiones de tránsito, también tendría repercusiones positivas en cuanto a economías locales y obligaría a autoridades de los tres niveles a maximizar la infraestructura de conectividad. Un potencial de desarrollo enorme.

El día llegó y con todo lo políticamente criticable de este proyecto, y lo mucho que tendrán que explicarnos en cuanto a costos, la gran tarea de ésta y la administración que le siga, es la de hacer del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles uno sumamente funcional, es lo mínimo o quedará para la historia como ese (otro) capricho. Que no sirva solamente para echar campanas al vuelo.