“Nadie me trajo de las greñas, porque ni tengo…”
Ya salió el peine de los morenos. Los motivos ocultos que los llevaron a aprobar, en ambas cámaras, el decreto sobre la interpretación del concepto propaganda gubernamental, a sabiendas de que es violatorio de la Constitución.
Es una carambola de tres bandas. No sólo le cumplen al Presidente —que le apuesta a ese ejercicio para fortalecer su debilitada imagen—, al mismo tiempo invalidan la veda electoral, de cara a la consulta sobre revocación de mandato. Lo más truculento es que tiene efectos retroactivos que influirán en los juzgadores. Me explico: En este momento hay 96 procedimientos sancionadores, unos ya concluidos, donde se demuestra que violaron la ley.
El decreto viene a proteger a todos los que están involucrados en procedimientos sancionadores, llámense gobernadores, legisladores, o la propia jefa de Gobierno. Fuentes parlamentarias aseguran que Claudia Sheinbaum tiene cuatro procedimientos. Un documento interno del Senado, en poder del reportero, recuerda que el artículo 14 de la Constitución establece que a ninguna ley se le dará efecto retroactivo.
Pero el mencionado artículo otorga un derecho al individuo, consistente en que se le aplique retroactivamente una ley, cuando ello sea en su beneficio. Se conoce como retroactividad benigna o en beneficio del gobernado. Aplica con el decreto. La violación a la ley máxima está en el hecho de que fue aprobado por el Senado apenas el día de ayer, 17 de marzo. El artículo 105 de la Constitución dice que las leyes electorales federales y locales deberán promulgarse y publicarse por lo menos noventa días antes de que inicie el proceso electoral en que vayan a aplicarse, y durante el mismo no podrá haber modificaciones legales fundamentales. Faltan 24 días para la cita en las urnas. Saque conclusiones.
Sabemos que varios senadores de Morena, los menos, sí manifestaron su sentir de que el decreto viola la Constitución. Nos aseguran que se lo hicieron saber, en un documento, al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández. No se atrevieron a manifestar ese sentir en el tablero electrónico.
* El debate sobre el decreto estuvo tenso y, por momentos, hasta divertido. Fuimos testigos de la zarandeada que le puso la panista Lilly Téllez a la ministra Olga Sánchez Cordero, por sus maniobras en la conducción en el debate sobre el decreto: tolerancia en el tiempo para los guindas. Cero flexibilidad con la oposición.
“A usted, señora presidenta, ya la traen más despeinada que cuando estaba en la Corte”, haciendo alusión al lenguaje que usó la senadora Malu Mícher, de que iban a traer de las greñas a los senadores (para completar el quórum), dijo Lilly.
Y se puso ruda: “Ahora entiendo por qué es pluri. Es usted una tramposa, señora presidenta”. No hubo respuesta.
Téllez pasó lista a los senadores de Morena que Mícher “trajo de las greñas”, la víspera cuando no se alcanzó el quórum: Juan Quiñones, Nestora Salgado, Eva Galaz, Rosa Elena Jiménez y Miguel Ángel Angulo. Dos de ellos le reaccionaron a la panista. Lucero fue la primera: “a mí nadie me trajo de las greñas, porque ni tengo…”. Luego Eva Galaz: “Me fui por problemas de salud. Regresé porque tengo la responsabilidad de mi senaduría, no porque me trajeran de las greñas. No soy una niña malcriada de dos años”.
Al final llegó la votación: 67 morenos y aliados a favor, 34 de la oposición en contra. No hubo abstenciones.
* Con esa autoridad moral que le da el honroso título de El Señor de las Ligas, René Bejarano dice que combatirá internamente al senador Ricardo Monreal, por haber apoyado a Sandra Cuevas, la suspendida alcaldesa de Cuauhtémoc. Todavía no digiere que haya derrotado, en junio pasado, a su esposa Dolores Padierna. La respuesta de Monreal fue breve, pero contundente, y muy al estilo del Presidente: “Que los corruptos y los violadores de derechos humanos pidan mi separación del partido es un timbre de orgullo”.
* Se instaló ayer en San Lázaro la subcomisión de Examen Previo, que analiza, entre otros 16 casos, la procedencia de juicio político en contra de los consejeros electorales “incómodos” para Morena, Lorenzo Córdova y Ciro Murayama.