José Buendía Hegewisch Número cero
La revocación de mandato tiene riesgos para Morena y sus presidenciables, aunque nadie duda de que dará un apoyo abrumador para que el Presidente siga hasta 2024. Las dificultades proceden de su impacto en la carrera presidencial y el proyecto transexenal de la 4T. Una baja participación afectaría sobre todo a Claudia Sheinbaum si tropieza en la CDMX después de los malos resultados en la pasada elección, porque debilitaría la confianza sobre su viabilidad como favorita para suceder a López Obrador.
Por eso quiere mostrar músculo. El juego de la sucesión pesa más que la rendición de cuentas porque podría alterar el cuadro de oportunidades de los presidenciables. Si la votación es menor a la elección de 2021, quedaría a la mitad de 40% que exige la ley para que sea vinculante, es decir, unos 37 millones de votos. Mucho peor si se sitúa en un insignificante 8% del juicio a expresidentes por llevar a revaluar a las “corcholatas” que López Obrador destapó hace un año o encartar a otros como Adán Augusto López Hernández.
En el ejercicio está en juego la capacidad de movilizar a gobernadores y alcaldes, mucho más que su uso propagandístico como reclama la oposición. La meta que se han impuesto es recuperar la votación de 2018 después de caer hasta 21 millones en las pasadas intermedias, algo que requiere mucho trabajo territorial y dinero.
También la demostración de fuerza es clave porque será un round de sombra con el bloque opositor. Según cálculos internos, podrían alcanzar su meta en estados con poca población, no así en los más poblados como CDMX o Edomex.