Miércoles, Noviembre 27, 2024
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Los secretos de la resistencia ucraniana

 

Pascal Beltrán del Río                                                        Bitácora del director
 
 

SUDOVA VYSHNYA, Ucrania.— Esta región fronteriza con Polonia guarda secretos militares. A 25 kilómetros al norte de esta población se encuentra Yávoriv, un pequeño pueblo de 13 mil habitantes. Fundado hace 600 años, sirvió de residencia al rey Juan III de Polonia (1629-1696) y fue el lugar donde el monarca recibió la felicitación del papa Inocencio XI por haber roto el sitio otomano de Viena en 1683.

Tiene en su historia ser el lugar de la única victoria polaca sobre los invasores nazis en septiembre de 1939, cuando las fuerzas del general Kazimierz Sosnkowski destruyeron uno de los tres batallones de las SS a los que se enfrentaron, capturando todo su equipo pesado. Allí, desde 2014, fuerzas de la OTAN entrenaron a soldados ucranianos que hoy están luchando contra la invasión rusa, en una base que forma parte del programa Asociación para la Paz (Partnership for Peace) de la alianza atlántica.

El lugar se encuentra a 15 kilómetros de la frontera polaca y a 60 de Leópolis, la ciudad más importante del oeste ucraniano, que podría convertirse en la capital temporal del país en caso de que Kiev caiga en manos de las fuerzas rusas.

De acuerdo con documentos de la OTAN, el sitio de entrenamiento mide 28 kilómetros de largo y 15 kilómetros de ancho y tiene instalaciones para alojar a mil 800 personas. Cuenta con espacios para práctica de tanques y artillería.

Aunque la colaboración entre Ucrania y la organización se remonta a 1992, este programa se inició con motivo de la guerra del Dombás y la anexión de la península de Crimea.

La relación de Kiev con la OTAN se aceleró en 2005, cuando llegó al poder Víktor Yúshchenko, tercer presidente de la Ucrania independiente. Una cumbre de la alianza, celebrada en Bucarest, en 2008, prácticamente dio por hecha la entrada de Georgia y Ucrania a la organización. Moscú reaccionó a ese anuncio mediante una invasión al primer país, realizada supuestamente para defender los derechos de las minorías rusas en los territorios de Osetia del Sur y Abjasia, algo muy parecido a lo que ahora ha ocurrido en Ucrania.

Con el siguiente presidente, Víktor Yanukóvich, cercano a Moscú, la adhesión a la OTAN desapareció durante cuatro años. Destituido por la Revolución del Maidán, Yanukóvich se exilió en Rusia. En respuesta, ese país impulsó a los separatistas rusos de Donetsk y Lugansk, y se apropió de Crimea. Ucrania retomó el curso previamente aprobado de profundizar su cooperación con la OTAN. Durante los últimos ocho años, unos 300 oficiales estadunidenses dieron asesoría a alrededor de 27 mil soldados ucranianos sobre diversas técnicas. Participaron, entre otras unidades, dos divisiones aerotransportadas del ejército estadunidense, la 101 (Screaming Eagles, de Fort Campbell, Kentucky) y la 173 (Sky Soldiers, de Vicenza, Italia), especializadas en operaciones de introducción rápida.

La cooperación militar de EU y otros países de la OTAN con Ucrania –que incluyó, además de asesoría, equipo por 2 mil 500 millones de dólares desde 2014– ha sido, aparentemente, clave en el frentazo que Rusia se dio en el inicio de la invasión.

El presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha sido muy claro en lo que su país pide al mundo. Ante el ofrecimiento de otros países de llevárselo a un lugar seguro, ha respondido: “Señores, no necesito un aventón, sino municiones”.

Buscapiés

* Desde que comenzó el conflicto, más de 25 países se han comprometido con surtir armas a Ucrania para su defensa. La logística ha resultado complicada, pues no han podido enviarse por avión, a causa de los sistemas antiaéreos que Rusia tiene desplegados. Los envíos han tenido que hacerse por tierra, lo que ha ralentizado la entrega.

* Otras razones de las dificultades que Rusia ha enfrentado en el campo de batalla son sus errores logísticos, como no transmitir claramente a sus soldados cuáles son los objetivos, y no haber podido quebrar la moral de la población ucraniana, que sigue apoyando decididamente a su gobierno, afirma Ed Arnold, analista en temas castrenses y seguridad europea, del Royal United Services Institute, el más antiguo think tank británico en la materia.