Francisco Garfias Arsenal
Andrés Manuel López Obrador se perfila para ganar la consulta de revocación de mandato el próximo 10 de abril. Nadie lo duda. El hecho de que el propio Presidente promueva el novedoso ejercicio y la oposición lo boicotee, permite adelantar este escenario.
Lo que no está garantizado es la aplastante victoria que Morena y el propio mandatario cantaban de antemano.
Hay señales de que la llamada Casa Gris, el escándalo de Segalmex, el pleito de Julio Scherer con la Fiscalía, las masacres, los levantamientos y las ejecuciones, ya le abollaron la popularidad.
Encuestas publicadas a fines de febrero o principios de marzo colocan a López Obrador en mínimos históricos de aprobación.
La de El Financiero, de Alejandro Moreno, lo bajó de 60 a 54 por ciento. Mitofsky, de Roy Campos, trae la misma tendencia: de 63 a 58.8% el día de ayer.
El descenso en Enkoll, de Heidi Osuna, es de ocho puntos: de 62 a 54% de aprobación, con un dato adicional interesante: los medios de comunicación superan en credibilidad al primer mandatario en una proporción de 44-30.
“Ya entró en un tobogán. La falta de resultados tangibles le está generando un costo al proyecto del Presidente”, sintetiza el senador del MC, Juan Zepeda.
Ya que estamos. Otro senador, César Cravioto, de Morena, dijo que en la Cámara alta esperan la comparecencia de Lorenzo Córdova, consejero presidente del INE, en un máximo de dos semanas.
“Queremos que nos explique por qué, teniendo tres veces más presupuesto de lo que tuvo en la consulta de juicio a expresidentes, va a poner el mismo número de casillas.
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