15 FEB, 2022
Análisis superior
DAVID PÁRAMO
En sentido contrario a lo cuidadoso que ha sido el Presidente de la República en mantener completa y operativa la Junta de Gobierno del Banco de México, así como en la operación del Inegi, ha sido particularmente descuidado en el caso de la Cofece como del IFT.
La primera ya no puede operar en términos normales, puesto que muchas decisiones no las puede tomar, ya que no tiene los miembros suficientes en su Junta de Gobierno, lo que no va en detrimento del organismo, sino de las determinaciones que debe tomar en favor de los consumidores.
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Hace unos días, el pleno de esa comisión hizo un exhorto al Poder Judicial para que nombrara a los miembros que le hacen falta, puesto que ya es grave que no pueda tomar determinaciones contra la competencia, como las que se estarían dando en las tarjetas de crédito, lo que termina dañando a quienes no tienen acceso al crédito o no en las mejores condiciones.
En el caso del IFT, van por un segundo periodo en el cual su comisionado presidente no es electo ex profeso, sino que ligarán a su segundo presidente interino.
Es clara la posición que tiene el gobierno en torno a los órganos autónomos, en la cual se mira con buenos ojos su desaparición porque son caros y poco efectivos. En este sentido, vale la pena tener claro que el menos malo de los caminos sería terminarlos, lo cual plantea un verdadero problema en el Congreso, porque tienen su autonomía constitucionalmente, y asumir las consecuencias.
Si el gobierno no está dispuesto a recorrer esta ruta, entonces comenzaría a considerar seriamente utilizar de una mejor manera los organismos autónomos, puesto que su operación es fundamental. Podría nombrar comisionados nuevos y diferentes para que éstos pudieran cumplir con su función.
Tenerlos muertos en vida, como si fueran unos zombis presupuestales, es, sin lugar a ninguna duda, un desperdicio grave de los escasos recursos en la economía.
REMATE REGRESO
El Padre del Análisis Superior no deja de ver con mucha simpatía diferentes noticias en torno al regreso de Aeroméxico a la normalidad de los negocios por dos razones: la primera es que ninguna de las grandes empresas del país sucumbió ante la caída económica derivada del covid.
Sí, quebraron muchas empresas, pero básicamente aquellas que ya arrastraban problemas previos al cierre, por diseño de la economía, algo similar ocurrió con empresas pequeñas y medianas, así como con familias. En ese sentido, el actual gobierno tuvo razón en dejar que quebrara quien tuviera que quebrar, considerando que dar apoyos sólo hubiera dañado las finanzas públicas y no hubiese implicado una verdadera acción en contra de la crisis.
La segunda de ellas es la demostración de que cometieron gravísimos errores aquellos quienes dieron por muerta a la línea aérea que, como anticipó el PAS, tomó en tiempo y forma todas las acciones para salvaguardar la fuente de empleo, así como la operación de la aerolínea bandera del país.
En este entorno de recuperación debe verse como una buena noticia el anuncio de que reanudarán sus operaciones de manera regular a Londres. Verdaderamente se trata de una historia de recuperación.
REMATE ESPECULATIVO
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