Miércoles, Noviembre 27, 2024
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Contribuciones sociales

Contribuciones sociales

Luis Wertman Zaslav
 
 

La aportación que estamos obligados a dar como ciudadanas y ciudadanos bien podría medirse por el tiempo que dedicamos a encontrar las posibles soluciones a nuestros problemas cotidianos. Siempre podemos argumentar que tenemos muchas actividades y que la propia pandemia ha modificado las oportunidades de involucrarnos; sin embargo, la realidad es que hemos dejado mucho de nuestro protagonismo civil en la protesta, en lugar de presentar propuestas. 

Quejarnos, con fundamento, es un ejercicio social válido y útil hasta cierto punto, pero llevarlo a una propuesta y a una acción que modifique las condiciones que provocan el daño o el malestar es lo que da sentido a la participación en una sociedad inteligente. 

Cuando señalamos deficiencias y responsables de arreglar fallas que nos afectan a todos contribuimos al bienestar general, incluso podemos lograr cambios en poco tiempo con esa exhibición pública (más en una sociedad hiperconectada), aunque sólo será de manera temporal, porque en el momento en que la atención se dirija a otro lado, es muy probable que el problema regrese. 

Atacar las causas implica un proceso de mayor profundidad en el que los acuerdos y el diálogo de las comunidades es necesario para que la mayoría de sus integrantes reprueben comportamientos nocivos y rechacen a quienes los cometen o los promueven. Uso mucho el ejemplo de fumar en lugares cerrados o prohibidos y la dificultad de que la ley correspondiente se aplique en el momento en que alguien decide encender un cigarrillo donde sabe que no debe; la razón porque casi nadie lo hace es debido a que los reclamos de quienes estuvieran alrededor se lo impedirían de inmediato.  

No pasa lo mismo con tirar la basura en la calle. Todos los días, en muchas de nuestras ciudades, un ejército de trabajadoras y trabajadores está encargado de barrer aceras y camellones de esos desperdicios “incidentales” que arrojamos por descuido o intencionalmente. El principal motivo de que los botes de basura no funcionen bien en las calles es porque los vecinos alrededor los llenan a primera hora del día y con ello evitan que los usen los transeúntes. 

Resolver un problema como la basura en vía pública reside más en un hábito social generalizado para no tirar nada al suelo, que en la disposición de infraestructura (recipientes), un sistema de recolección eficaz (servicio público de limpia) o sanciones (faltas administrativas). Si lo pensamos de esa manera, veremos que un buen comportamiento ahorra mucha energía, recursos y aplicaciones de penas administrativas, para probablemente enfocarlos en la solución de otros problemas. 

Para quien considere que esto es imposible o no lo veremos en el tiempo que tendremos de vida, sólo pediría que voltearan a la sala de su casa y buscaran un bote de basura en ella. Por lo general se encuentran en la cocina o en los baños, nunca ahí. Es probable que se deba a que nadie está acostumbrado a aventar o tirar basura de ningún tipo en la sala y menos cuando está de visita en otro hogar. Una de las imágenes de los estragos que puede hacer una fiesta en un espacio confinado, es precisamente la que muestra desperdicios abandonados por todos lados. Ese caos momentáneo puede también mandar el mensaje de qué tan bueno estuvo el festejo, pero el consenso general es que se trata de un desorden que no puede quedarse sin limpiar. 

Si lo hacemos en el lugar más importante que es el que habitamos, ¿por qué no podemos actuar igual en las calles, que son una extensión social de nuestro hogar? De la respuesta que cada uno tengamos dependerá qué tanto estamos comprometidos con resolver lo que nos preocupa, porque así podemos hablar —y encontrarle solución— a casi todo lo que nos afecta. Empecemos a contribuir.