Hay dos coincidencias entre el bloque gobiernista y el opositor: los dos muestran una seria ineptitud para mantener cohesionadas sus alianzas y unificados a los partidos que las alimentan. La selección de candidatos a gobernador en 2022 es una muestra, aunque no la única, de cómo no aciertan a enfrentar este reto.
Del lado de la alianza morenista, el Presidente de la República dice que no se mete en asuntos partidarios y que pidió licencia de Morena, pero es claro que ni en el partido-organización ni en el partido/legislativo ni en el partido/gobiernos locales se puede hacer algo sin la directriz o el aval del jefe del Ejecutivo. Como en los tiempos del PRI, AMLO es jefe del Estado, de gobierno y de partido. Tiene muchos de los poderes metaconstitucionales de los que gozaban los presidentes de ese partido: nombrar a su sucesor, a los candidatos a gobernador, a los jefes de las bancadas y a los líderes del partido.
Pero, a diferencia del pasado priista, no ha podido contener las pugnas internas: ni en el caso de la dirigencia de Morena ni en los métodos de selección ni en la disciplina partidaria ante las designaciones a dedo de los y las candidatas a las gubernaturas. El dedazo sigue existiendo, a pesar de que todos los días se niegue.
Aún no comienzan los procesos electorales y prácticamente no hay entidad federativa en donde no haya habido bronca por el dedazo. Los procesos de encuestas están absolutamente deslegitimados por su opacidad y existe una sensación entre los candidatos perdedores de que fueron utilizados para legitimar una decisión tomada con antelación y en la cúpula.
En Quintana Roo resultó “ganadora” Mara Lezama Espinosa, presidenta municipal de Cancún. Inconforme, la senadora de Morena Marybel Villegas anunció que creará un frente opositor por fuera de Morrena, asegurando que las encuestas internas fueron “cuchareadas y patito”. Lo mismo ocurrió con la alianza Va por México. No lograron ponerse de acuerdo y el PRI irá por su cuenta.
En Aguascalientes, el senador panista Martín del Campo acusó al dirigente, Marko Cortés, de irregularidades para favorecer a Tere Jiménez Esquivel. La senadora Martha Márquez, también aspirante a la candidatura, renunció al PAN bajo el argumento de que existe corrupción en ese partido.
Del otro lado, el PT y PVEM anunciaron que no irán con Morena porque ese partido desestimó las opiniones y las propuestas de sus aliados en el marco del proceso de designación.
En Durango, Va por Durango aún no decide la candidatura, pero en Juntos Hacemos Historia, el senador José Ramón Enríquez aseguró que la selección de Marina Vitela fue un montaje, una simulación y un engaño y presentó una queja ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia.
En Oaxaca, Va por México no ha concretado al candidato(a) y Juntos Hacemos Historia está metida en un lío: la senadora morenista Susana Harp calificó el proceso interno como “una terrible burla” y señaló que esto ya estaba decidido tiempo atrás…”. También presentó una queja ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido para impugnar los acuerdos del Comité Ejecutivo Nacional, mediante los cuales se designó a los candidatos a las gubernaturas de los seis estados donde habrá elección en 2022.
En Hidalgo, la alianza opositora está quebrada en los hechos. El PRI registró a Carolina Viggiano como precandidata a la coalición Va por Hidalgo, y el PAN a Cristian Fabián García López. El gobernador priista de Hidalgo, Omar Fayad, se quejó en sus redes sociales del presidente del PRI, a quien acusó de querer entregar la candidatura del estado al PAN. La decisión aún no se toma.
Juntos Hacemos Historia tampoco la libró. Se postuló al senador Julio Menchaca, pero el cantante Francisco X. Berganza, luego de no haber sido elegido como precandidato, dejó Morena y ahora será el candidato de Movimiento Ciudadano.
Finalmente, en Tamaulipas, los partidos de Va por México aceptaron que el candidato fuera César Augusto Verástegui. El candidato de Morena, PVEM y PT será el senador Américo Villarreal, pero la aspirante Maki Ortiz Domínguez puso una queja en el TEPJF y ante la CNHJ del partido para conocer la metodología de los resultados de la encuesta y estudio de opinión que llevó a la designación.
Como se puede ver, las dos alianzas tienen pocas credenciales democráticas que mostrar y no lograron mantener la disciplina. A ambos bloques les convendría mantenerse unidos y que el otro se fracturara, pero ninguno de los dos parece entender esta verdad de Perogrullo. Y si la entienden, pues prefieren dividirse y perder.
Estos conflictos se repetirán con toda seguridad en eso que se ha llamado la sucesión adelantada de 2024. A quien menos le conviene esto es a Va por México.