El escenario ideal lo describió ayer el primer ministro británico, Boris Johnson: “Pronto llegará el momento en que (ese requisito legal) pueda eliminarse del todo, al igual que no hay obligaciones legales para que las personas se aíslen cuando tienen gripe (...) A medida que covid-19 se hace endémico, tendremos que sustituir los requisitos legales por consejos y orientaciones, instando a las personas con el virus a ser cuidadosas y consideradas con los demás”.
Desde luego que es ahí a donde todos queremos llegar: en algún momento, covid-19 nos obligará sólo a medidas como las que hoy tenemos con un resfriado común. Repito, es el escenario ideal, no hay ningún experto que no lo haya recalcado en los últimos dos años, el asunto es que no, aún no hemos llegado a este punto. La Organización Mundial de la Salud ha insistido en que debemos dejar de minimizar el alcance de la variante ómicron. Razones hay muchas, para ésta y para el resto de las variantes que, no olvidemos, siguen presentes: diariamente aparecen estudios que resaltan nuevas afectaciones en pacientes que han sobrevivido al contagio de covid-19. Todos los días un nuevo estudio nos confirma lo mucho que tenemos que aprender todavía de esta pandemia, por eso es que es imperdonable que las autoridades mexicanas no estén moviendo un ápice la estrategia contra la emergencia sanitaria. Los pocos cambios han sido bajo la sombra, jamás con la humildad suficiente para aceptar que se estaban cometiendo errores. Por ejemplo, hasta hace unos meses, la dosis de refuerzo era algo impensable, casi inmoral, nos decían, hoy ya es una campaña activa.
Y justo pensando en ello es que tendrían que apuntar a las pruebas de diagnóstico como el siguiente paso, ya no sólo para frenar, sino para contabilizar mejor el alcance de la pandemia en nuestro país. Tener un mejor panorama de a qué nos estamos enfrentando, como paso ideal para la elaboración de rutas.
60 mil 552 contagios en las últimas 24 horas. Un récord tras otro aparece en los registros diarios, estos números deberían obligar a una ardua campaña de detección. Las autoridades deben perder el miedo a los números y sacudirse la irresponsabilidad. Es necesario conocer la realidad a la que no quieren enfrentarse, después de todo, no es como que las matemáticas no ofrezcan estimaciones. Así lo explicó Arturo Erdely, doctor en ciencias matemáticas por la UNAM, se lo dijo a mi querido Pascal Beltrán del Río, en Imagen Radio: “de acuerdo con programas matemáticos, y con las limitaciones de información oficial disponible, el total de personas infectadas por coronavirus en el país puede ser de entre 20 y 24 millones (...) En este momento el nivel real de contagios no es posible tenerlo, ya que desconocemos cuál es la capacidad máxima por día en la aplicación de pruebas (...) De acuerdo a modelos matemáticos especiales para epidemias (modelos susceptibles, infectados y recuperados) y tomando en cuenta el nivel de subreporte que tenemos en México, podríamos tener un total de infecciones activas que superan los 20 millones, más allá de los casos confirmados diarios y tomando en cuenta que la gran mayoría son asintomáticos o suficientemente leves para que no acudan a un centro de salud”, afirmó.
Y si éste es el panorama que se estima a través de una ciencia exacta, ¿qué esperamos para comenzar el trazo del camino que acelere que, pronto, podamos siquiera tener una mejor idea de cuándo podríamos llegar a ese escenario ideal? Mientras no se tomen en serio las cifras, seguiremos viendo crecer la tendencia de contagios. Pruebas, necesitamos más pruebas.