Los escándalos diarios por decisiones políticas sin lógica entre lo que se hace y se dice conducen al gobierno de la inconsecuencia. Es un tobogán construido con el cálculo de creer que las cosas hechas o dichas sin coherencia pueden pasar sin que nada ocurra cuando no atrapan la atención de la mayoría. Pero cuando la retórica de la autoridad pierde poder para explicar sus dichos e implicar en sus acciones, entonces comienza a arriesgar el vínculo con la gente. El discurso del obradorismo de la regeneración de la vida pública y el destierro de la corrupción ha nutrido el liderazgo del Presidente, pero su gobierno se debilita si esa fuerza se usa para imponer su voluntad en nombramientos diplomáticos impugnados, desestimar prácticas corruptas de funcionarios o solapar comportamientos irregulares, como el del gobernador Samuel García con la efímera adopción de una niña bajo custodia del DIF. Ninguna consecuencia de esos casos, que desecha como “politiquería”, sin que nada pase.
Las inconsecuencias del gobierno de AMLO
José Buendía Hegewisch
Número cero