el odio es, como la mala reputación, difícil de borrar.
Gracián
La pregunta se ha vuelto cada vez más frecuente: ¿quién? Atrapados en la retórica oficialista, buscan un “antimesías”. Se preguntan: ¿de verdad la oposición podría contra la 4T? Quizá sea más sencillo, eso si nos quitamos las cegadoras gafas que nos han impuesto.
México es un gran país, con mujeres y hombres muy capaces. No caigamos en la autoflagelación. ¿Quién?, hay muchos, es la respuesta. Están apareciendo (los presidenciables, C&E Research en la cual destacan Anaya, Osorio, De la Madrid, Colosio, Alfaro. Y los oficiales. Faltan mujeres, aparecerán. Segunda duda: ¿se puede contra la 4T?, sí es la respuesta, allí están las cifras de la elección intermedia: el PAN obtuvo casi 9 millones; el PRI, 8.715; el PRD, casi 1.8. Los votos de la alianza fueron más que los de Morena, 17 millones y muy cercana a la suma oficialista. Si a la alianza opositora se hubieran sumado los de MC, 3.5 millones, pues los votos opositores hubieran estado por arriba del oficialismo. Los motivos para mantener la alianza siguen allí, la supervivencia del PRD, necesarísima para romper el monopolio de la izquierda y ganancias cruzadas para PAN y PRI, entre votos y territorios. Y MC, ¿por qué habría de sumarse? Ya es claro, tiene por lo menos tres nombres de nivel nacional, Alfaro, Colosio y S. García. Su lista puede crecer, ¿Chertorivski? Pero a MC en solitario no le es viable ganar la Presidencia. En esa ruta ya tocó techo. Puede llegar un personaje suyo, pero en alianza. Salgamos de los engaños.
Primer garlito: la “altísima popularidad”. Falso. En el mismo corte temporal, undécimo trimestre, de los seis últimos sexenios, el único más impopular que AMLO ha sido Peña Nieto. Todos los demás fueron más populares, en orden decreciente Salinas, Calderón, Zedillo y Fox. Dejemos de repetir esa mentira. Segunda falsedad, a pesar de los resultados de la intermedia, la fuerza de Morena y su convocatoria están en crisis. En la absurda y envenenada consulta popular sobre si se debía aplicar la ley a los expresidentes, sólo votó 7% y eso con antifaces de ladrones por todas partes. Por eso ahora quieren que el fracaso sea del INE: no dándole los recursos necesarios, orillándolo a un fracaso, que sea su responsabilidad. Pero la burda y reiterada maniobra ya abortó. El INE organizará lo que pueda. Entre menos potente sea el ejercicio, menos votos habrá. Además, a buena parte de la opinión pública ya le queda claro que lo más seguro es no acudir para que no se logre 40% y se acabó. Llegará a su quinto año más debilitado. Sumémosle las divisiones internas. Ricardo Monreal, abiertamente, ha advertido sobre las consecuencias de éstas y ya está construyendo su propio perfil de una izquierda moderada, estará en la boleta, pero quizá no sea la de Morena. Llegó la cosecha. Tres años de agresiones, insultos y amenazas han creado un territorio anímico que pide a gritos sensatez.
¿Quién? Alguien que no esté guiado por odios y resentimientos, que establezca una relación respetuosa con el sector privado para recuperar la confianza y con ella la inversión. Han salido 34 mmdd. Alguien que respete a la ciencia y a los científicos y que sepa escuchar, que acerque a buenos profesionistas que hay en el país. Alguien que no se pelee con el conocimiento CIDE, UNAM, ITAM, Universidad de las Américas, ENAH, Conacyt como punta de lanza. Ni con la cultura. Alguien a quien le importe la niñez, que recupere el cuadro básico de vacunación y atienda el rezago. Alguien que respete de verdad a las mujeres y las apoye. Alguien que ponga la administración de justicia en manos de profesionales y no de cuates. Alguien que tenga respeto e interés por lo que ocurre en el mundo, por ejemplo, por las energías limpias. Alguien que atienda la vida, que combata la violencia, que respete la economía. No, un nuevo Mesías, no. Alguien… sensato.