Martes, Noviembre 26, 2024
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INE: ¿enemigo a vencer?

 

Ruth Zavaleta Salgado
 
Zurda
 

 

El asedio en contra del Instituto Nacional Electoral (INE) por parte del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, se recrudeció en los últimos días de este 2021. En su conferencia matutina del día lunes pasado otra vez acusó al órgano de obstaculizar la democracia porque los consejeros quieren posponer la consulta de revocación de mandato ante la falta de presupuesto. Sin embargo, el Presidente evitó mencionar cuánto le costará a los mexicanos consultar algo que no se tiene que consultar y, segundo, que fue la propia Cámara de Diputados, conformada con una mayoría parlamentaria morenista, la que decidió no presupuestar recursos para la consulta. El discurso del titular del Poder Ejecutivo en contra del INE no es nuevo, ha sido constante desde que inició su mandato, pero, hasta el mes de noviembre, algunas encuestas reflejaron que la institución seguía gozando del reconocimiento ciudadano a su labor (GEA-ISA, por ejemplo).

A los ataques presidenciales se sumaron otros actores que, incluso alevosamente, utilizan su papel institucional para hacerlo. Tal es el caso del presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados que, aprovechando el periodo vacacional de los legisladores, presentó una controversia constitucional en su nombre ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). El diputado Sergio Gutiérrez Luna fundamentó la presentación de la controversia en base a lo dispuesto por los artículos 23, numeral 1, inciso l), de la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, y el 233, numeral 2, del Reglamento de la Cámara de Diputados. No obstante que el cargo del Presidente se puede ejercer con cierta “arbitrariedad tolerada” en las sesiones plenarias (lo vemos en las sesiones cuando se confrontan los legisladores gobiernistas contra los opositores, por ejemplo), eso no significa que pueda tomar decisiones políticas a nombre de los grupos parlamentarios, para eso está la Junta de Coordinación Política, conformada por los líderes parlamentarios, quienes, por cierto, en teoría, actúan bajo los acuerdos que toman dentro de los grupos de legisladores que representan. Incluso, si revisamos el contenido de los artículos aludidos, surgen más dudas que certezas: en el primer caso (Ley Orgánica), expresa que el Presidente tiene la facultad de representar legalmente a la Cámara y, en el segundo (Reglamento), precisa que, en base al artículo citado de la ley, podrá “ (…) presentar demanda de controversia constitucional cuando lo estime necesario para defender los intereses de ésta, aun en los periodos de receso”. Suponiendo que el fundamento es legal: ¿cuáles intereses de la Cámara de Diputados están siendo afectados con la decisión del INE de posponer la consulta? Si la consulta de revocación de mandato constituye un interés superior del órgano legislativo, ¿por qué el presidente de la Cámara de Diputados no protestó cuando no se presupuestaron los recursos necesarios para realizarla? Recordemos que la aprobación del presupuesto es una facultad exclusiva de esa Cámara y que Morena y sus aliados votaron el recorte de recursos para el INE y otras instituciones, como la SCJN. Finalmente, también surge otra duda: ¿consultó el presidente de la Mesa Directiva a los líderes parlamentarios? Tal vez sí, no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que la SCJN ya mandató al INE a continuar con la consulta. En ese contexto, los consejeros electorales han contestado que se sujetarán a esta determinación.

 

La tensión que implica el embate presidencial contra el INE es un desafió que deben sortear los consejeros electorales, que se encuentran entre la espada y la pared, pero la defensa de la institución es una tarea de todos los ciudadanos, tanto de los que pertenecen a las generaciones que dieron la pelea por la democracia desde la oposición, en aquellos años que era peligroso serlo, como por aquellas nuevas generaciones que tienen este legado y que, quizá, no lo han valorado totalmente porque no vivieron esos años oscuros en que no había un INE garante de elecciones democráticas.