Martes, Noviembre 26, 2024
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Se pospone la fiesta

 

Yuriria Sierra
 
 
Nudo gordiano 

Una mañana de esta semana, Andrés Manuel López Obrador celebró dos resoluciones de la Corte. Una de ellas la mencionamos al día siguiente, la que se refería al decretazo con el que en la redacción se blindaba la información referente a sus megaproyectos de infraestructura; él afirma que más bien es una estrategia para dar velocidad a la burocracia. La otra, sobre la revocación de mandato y el laberinto en el que hoy se encuentra entre la recolección de firmas y los recursos, reducidos para el INE en el Presupuesto de Egresos del 2022 y con el que ha afirmado es imposible realizar esa elección, porque por la dimensión y los procesos así es como debe considerarse, no es una consulta de opinión cualquiera que se recoge en las calles.

Y el Presidente celebró: “El INE acudió a la Corte planteando que no tenía presupuesto para hacer la consulta y la Corte resolvió de que tiene que llevar a cabo la consulta con el presupuesto que tiene el INE. No puede ser ese un motivo, una excusa, un pretexto para no llevar a cabo lo que es un mandato constitucional…”, lo que no le aclararon es que en realidad la Corte expresó que no se discutirá la viabilidad presupuestaria de la revocación, porque ni siquiera tiene asegurada su realización por meros requisitos. Aún no se juntan ni se validan las firmas necesarias, ese equivalente a 3% del padrón electoral y que corresponda al menos a 17 entidades del país. Nadie puede ordenar sobre algo que aún no es un hecho.

Y mientras esto se sabe o no, en Morena están a marchas forzadas recabando firmas en donde pueden, módulos de vacunación o centros de pago del Bienestar, pero el Instituto Nacional Electoral está en lo dicho, porque es la institución que sabe: la revocación es una elección y para realizarse, merece presupuesto como tal. Ayer, el INE llevó a discusión del Consejo General un proyecto con el que se solicita que se atrasen algunos procesos de este ejercicio, porque si no hay dinero, ¿cómo?:

 “Se determina, como medida extraordinaria, posponer de forma temporal todas las actividades para la organización del proceso de Revocación de Mandato del Presidente de la República (…) salvo la verificación de firmas de apoyo ciudadano y la entrega del informe que contenga el resultado de la verificación de las firmas de apoyo de la ciudadanía, así como interrumpir los plazos respectivos, derivado del recorte presupuestal aprobado por la Cámara de Diputados al INE para el ejercicio 2022, hasta en tanto se tengan condiciones presupuestarias que permitan su reanudación…”.

Sin embargo, es importante aclarar que no habla de cancelar el ejercicio de revocación, si no de posponer el avance de este proceso ante la falta de recursos, derivada de la decisión tomada por la Cámara de Diputados de reducir el presupuesto del INE, una alternativa para la reflexión y ganar tiempo, para que si todos los actores políticos están de acuerdo, se realice la revocación con los recursos necesarios.

Claro que tras esta información, también hubo salto en Palacio Nacional, López Obrador no pierde el tiempo en lanzar sus dardos contra un INE ya calado y que sabe dar la batalla: “Ya son chicanadas, tácticas dilatorias, parecen abogados huizacheros…”. Morena, por su parte, amenazó con un juicio político contra Lorenzo Córdova si se aplaza el proceso de revocación.

El partido insiste, al igual que el Presidente, en organizar una fiesta dedicada a él, pero en la que todos los invitados sean quienes provean los insumos. ¿Cuál es la lógica de eso? Hacer siempre las cosas a su manera; para la hora en que se escriben estas líneas, la discusión terminó y sí, la revocación se aplaza: la vía de esta administración para validarse no va como el Presidente quiere. Muy bien por el INE: una revocación merece presupuesto de elección y si no hay dinero para hacerla, que se haga cuando haya condiciones, no es a contentillo.