Ricardo Pascoe Pierce
En el filo
A pesar suyo, o a propósito, la gestión económica del gobierno de López Obrador está inscrita en el capitalismo tardío conocido como neoliberalismo. Dice que el neoliberalismo murió en México, pero su gobierno practica una forma de neoliberalismo salvaje. Agrede duramente lo que él afirma que practica. ¿Cómo vive inmerso en semejante contradicción?
Los ejes de la gestión neoliberal en México son clásicos: 1. Vincula incuestionablemente la economía nacional a las formas y prácticas del mercado libre global vía acuerdos internacionales, pero principalmente el T-MEC, que definen la accesibilidad de capitales foráneos productivos y especulativos al mercado nacional bajo reglas de libertad económica.
2. Emplea la austeridad como pretexto para reducir el tamaño e influencia del Estado sobre la sociedad y dedica mucho tiempo a destruir los bienes públicos creados durante muchas décadas.
3. Reduce la calidad de los servicios y prestaciones que ofrece el Estado (salud, guarderías, refugios y educación), cambiándolos por dinero en efectivo que le representa un enorme ahorro presupuestal al gasto público, aunque deteriora la calidad de vida de los habitantes necesitados del país.
4. Sus políticas durante la pandemia de cero endeudamiento y negando exenciones fiscales provocaron la desaparición de miles de empresas pequeñas y medianas, con lo cual también eliminó permanentemente millones de puestos de trabajo, provocando mucha pobreza y la consecuente reducción en ingresos fiscales del Estado.
5. Esas mismas políticas de negar exenciones fiscales, sin embargo, no afectaron a las grandes empresas ni a sus capitanes, quienes hoy florecen en un ambiente de creciente monopolización económica y concentración productiva de la riqueza sustantiva.
6. Acuerda una “pax narcótica” con los grupos criminales para que se comporten dentro de parámetros “razonables de violencia y ambición de poder” y no cuestionen a su gobierno.
7. Logra reducir la gestión política del Estado a la negociación con “los pobres” (le encanta ese término al Presidente), desarticulados, indefensos y dependientes, por un lado, y, por el otro, favorece con políticas y contratos a los dueños de los grandes capitales, nacionales y extranjeros, quienes expresan su gratitud olvidando cuestionar sus actos de autoritarismo al impulsar la creciente militarización y reducción de espacios democráticos en México.
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Todo ello revela que no existe un programa antineoliberal de este gobierno, fuera de los pronunciamientos diarios del mandatario sobre la materia. ¿Por qué AMLO busca ocultar tan afanosamente el hecho de que administra una economía neoliberal, diciendo exactamente lo contrario? Por la sencilla razón de que cuando aterrizó en la Presidencia de la República descubrió que no tenía una alternativa a lo realmente existente, y que la sociedad posneoliberal no existe (y aún no ha sido ideada). Y está dedicado día y noche a ocultar ese hecho.