Francisco Garfias
Arsenal
La apuesta hoy es a la polarización, al “divide y vencerás”, a ese discurso de odio que tan buenos dividendos le ha dado en materia de popularidad, a juzgar por las encuestas.
López Obrador dijo en el Zócalo que hay que definirse políticamente. Anatemizó no sólo a la derecha, sino a los que se corren al centro para “quedar bien con todos”.
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“El noble oficio de la política exige autenticidad y definiciones. Ser de izquierda es anclarnos en nuestros ideales y principios, no desdibujarnos, no zigzaguear”, subrayó en el AMLOfest.
Sobre esa postura excluyente interrogamos al senador del PRI, Jorge Carlos Ramírez Marín. Esto fue lo que dijo:
“Son expresiones ciento por ciento emocionales. No tienen ningún sentido práctico ni ideológico. Lo que le da vida a las izquierdas es la posibilidad de estar en un ambiente democrático, donde caben todas las fuerzas”.
Se perfilan, pues, tres años más de división, de encono, de descalificaciones a las clases medias, a las universidades, a los científicos, a los “intelectuales orgánicos”, a la prensa crítica, a los “potentados codiciosos”, a todos los que no están con él.
* En la elección intermedia de junio pasado, Morena y sus aliados obtuvieron 20 millones 904 mil votos, mientras que la oposición, en su conjunto, logró casi dos millones de votos más. El diputado federal del PAN, Santiago Creel, recuerda esas cifras en una carta que entregó ayer en Palacio Nacional, en la que solicita al Presidente se abra al diálogo.
“El pueblo está dividido casi por mitades. Ninguno puede ni cuenta con la legitimidad política para hacer sólo un cambio de régimen trascendente.
“Como Presidente de la República nunca ha dialogado con nosotros. Invítenos a hacerlo en Palacio Nacional”, dice la misiva.
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