Francisco Garfias
Arsenal
Ricardo Monreal tiene 61 años. No va a esperar “en el cementerio” la oportunidad de ser candidato presidencial. Sabe —y lo dice— que es en 2024 o no es.
Pero tiene un problema serio. El presidente López Obrador quiere elegir al abanderado de Morena vía encuestas. El senador no confía en ese método. Tampoco en quienes las hacen.
Ha sido víctima de ellas. La última, en 2018. Buscaba la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Aceptó medirse con Claudia Sheinbaum y Martí Batres. Lo mandaron al tercer lugar. Cero transparencia. Nadie sabe, nadie supo, pero ganó la que ganó.
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En reveladora rueda de prensa, celebrada en Monterrey, donde asistió para reunirse con estudiantes, Monreal se abrió:
“La encuesta es un método desgastado, desconfiable. Respeto lo que dice el Presidente de la República. No voy a confrontarme con la historia: el Presidente es historia.
“Pero en el partido sí voy a insistir, en Morena voy a insistir que llegó la hora de innovar los métodos de selección de candidatos y de selección de dirigentes”.
Para nadie es un secreto que el senador quiere elecciones primarias. En todo el mundo se realizan. Las hacen, incluso, los partidos de oposición. Monreal citó los casos de Estados Unidos y Bolivia.
“No es una herejía política estar pugnando y argumentando que lo que le conviene a Morena es una elección primaria, para poder sacudir la duda, la suspicacia, el favoritismo, la imposición”, subraya.
¿Lo entenderá la cúpula de Morena que sólo obedece al Presidente? Creemos que no.
A Monreal no le molesta la cercanía de Claudia Sheinbaum con el Presidente. Tampoco que exprese sus preferencias por ella con símbolos, signos o ademanes. Sabe que López Obrador irá con la jefa de Gobierno hasta el final.
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