Martes, Noviembre 26, 2024
A- A A+

Banner superior a un lado de logo

Anuncio Museo 400px

Ubicacion de Anuncios, debajo de destacados, banner todo ancho

Marcha atrás

 

Pascal Beltrán del Río
 
 
Bitácora del director
 
Andrés Manuel López Obrador ha dejado muchas veces en claro que no quiere pasar a la historia como un Presidente que provocó una crisis económica.

Durante los primeros dos años y medio de su gobierno, el tabasqueño actuó en consecuencia. En materia macroeconómica, se apegó a los dictados de la ortodoxia neoliberal. Por ejemplo, en cuanto al respeto a la autonomía de Banco de México, López Obrador fue absolutamente escrupuloso. 

Sin embargo, algo se rompió en mayo pasado. En su conferencia matutina del miércoles 19 de ese mes, López Obrador deslizó un reclamo al banco central por no haber entregado a su gobierno remanentes por operaciones financieras en 2020.

“Tendrían ellos que explicar por qué en otros sexenios sí había remanentes y ahora no hubo”, dijo el Presidente.

Casi un mes antes, el 23 de abril, Banxico explicó que este año no fue posible asignar recursos a la Tesorería de la Federación derivados de sus operaciones financieras y revaluación de activos porque hacia finales de 2020 el tipo de cambio registró una apreciación significativa, por lo que “no resultó un remanente de operación”.

Luego de los comentarios del Presidente, el subgobernador Gerardo Esquivel –quien fue propuesto por López Obrador– publicó una serie de tuits en los que explicó la política que rige la entrega de los remanentes de operación.

“Ninguna administración debiera anticipar recibir un remanente en el futuro”, escribió. “No habrá remanente si no hay depreciación cambiaria significativa”.

Las respuestas del banco central no gustaron nada a López Obrador. Todavía no se secaba la tinta de ese intercambio, cuando el Presidente dio a conocer que no apoyaría al gobernador Alejandro Díaz de León para repetir por un periodo al frente de la institución. Y anunció que, para sucederlo, propondría a “un economista con dimensión social”.

El suspenso duró poco. El 9 de junio, apenas pasadas las elecciones intermedias, López Obrador anunció que su candidato para dirigir el banco central sería su secretario de Hacienda, Arturo Herrera, y éste sería reemplazado como responsable de las finanzas naciones por Rogelio Ramírez de la O. Aunque los mercados esperaban la ratificación de Díaz de León, la propuesta de enviar a Herrera a Banxico no fue tan mal digerida. 

Lo que pasó en los siguientes cinco meses y medio es un misterio. La formalización de la postulación de Herrera ante el Senado de repente se retiró sin mayor explicación. Ante las especulaciones, el líder de la mayoría, Ricardo Monreal, anunció el martes que el Ejecutivo había dado marcha atrás a la propuesta y que estaban en espera de una nueva.

La petición le había llegado a Monreal, en agosto, por medio del todavía consultor jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra. Cuando Herrera quiso saber qué pasaba con su nominación, el líder senatorial le informó que ya no era candidato. Pidió una explicación y Monreal le recomendó que buscara al Presidente. De acuerdo con el propio exsecretario de Hacienda, eso fue lo que sucedió y allí se enteró de lo que ya era un hecho.

 

La reconsideración sobre Herrera y la contrapropuesta de que sea la subsecretaria de Egresos de Hacienda, Victoria Rodríguez Ceja, quien se convierta en gobernadora de Banxico provocó un deslizamiento súbito del peso frente al dólar (ayer cerró en 21.43, una caída de 1.21% en la jornada).

En un semestre, se abolló el escrúpulo en la relación con el banco central, pero ¿a qué se debió? El Presidente afirmó ayer que el cambio de señal en su propuesta tenía que ver con abrir mayores espacios a las mujeres. Si de verdad fue eso, ¿por qué no hacerlo desde el principio, por qué permitir que la política monetaria del país se contamine por los chismes que rodean la abrupta caída de Herrera?

¿Será que, como dice la rumorología, Herrera, aún como secretario de Hacienda no acató las indicaciones presidenciales de no distribuir equitativamente y con apego a lo que dice la ley las participaciones federales a las entidades federativas previo al pasado proceso electoral y que López Obrador habría sido informado de dicha desobediencia por Ramírez de la O?

Habría que saberlo, pues los manejos de los últimos seis meses podrían dar al traste con el propósito presidencial de jamás tener que vivir una crisis económica autoinfligida.