Yuriria SierraNudo gordiano
Era cuestión de tiempo, porque el comportamiento del virus así nos lo ha estado diciendo desde hace semanas. Primero fueron ciudades en China: contagios que dejaron de ser domésticos para deberse a una propagación externa. Anuncios de confinamiento que nos hicieron pensar, de nuevo, en esas terribles semanas de marzo del 2020. Ahí está el primer gran espejo.
Hace unos días, Alemania informó que se encontraba analizando la viabilidad de imponer medidas de restricción para contener la movilidad y evitar la propagación del coronavirus. Sería su estrategia para evitar la llegada de una nueva ola de contagios, que no podría ser algo fácil de controlar tomando en cuenta la temporada invernal. Quieren prevenir. El análisis sigue.
Cerca de ahí, en Austria, impusieron confinamiento a personas no vacunadas, sin embargo, ayer corrigieron: en el entendido de que el aislamiento de este grupo de la población no era suficiente, desde este lunes todo el país tendrá que quedarse en casa hasta el 13 de diciembre. Sólo podrán salir quienes realicen actividades específicas: trabajo, compra de alimentos y medicinas o breves paseos y ejercicio al aire libre. En un país de nueve millones de habitantes, 15 mil contagios diarios fueron suficientes para cerrar actividades económicas no esenciales.
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