Jorge Fernández Menéndez
Razones
En el plano formal, el encuentro del presidente López Obrador con su homólogo Joe Biden y el primer ministro Justin Trudeau, mandatarios de Estados Unidos y Canadá, respectivamente, ha sido, no sé si un éxito pleno, pero sí una jornada muy prometedora (y comprometedora) para la administración federal y la región.
El discurso del presidente López Obrador estuvo bien planteado y estructurado, no hubo improvisaciones y seguramente algunas cosas se podrían haber dicho en forma diferente, pero es difícil estar en desacuerdo, sobre todo en la necesidad de una real y profunda integración regional para hacer frente al desafío que plantea China. No es un tema menor, si es así, ello constituiría el eje de la política internacional en relación con Estados Unidos, Canadá y el mundo, e involucra muchos otros capítulos decisivos en el tema regional. También estuvo muy bien planteado lo referente a la migración y al apoyo a Biden para la legalización de once millones de migrantes.
Sin embargo, los resultados reales de estos discursos y encuentros no se ven en las declaraciones diplomáticas y formales, sino en la política cotidiana. ¿Hasta qué punto, por ejemplo, México está dispuesto a apostar en la integración regional?, ¿cómo la concibe?, ¿apostaremos por América del Norte y pondremos distancia comercial y económica con China, incluyendo en obras de infraestructura?, ¿estamos dispuestos, como se dice que se presentó en la reunión de las comitivas, a avanzar hacia un mercado energético regional, algo que es una aspiración presente tanto en el viejo TLC como en el nuevo T-MEC? No lo sabemos, cuando se deja el ámbito diplomático y se va a la política interna no siempre parece existir esa claridad, porque incluso se toman acciones contrarias a ello, como lo demuestra la propia Ley de Reforma Energética.
Apostar plenamente por la integración regional sería la mayor contribución económica y política que podría hacer el presidente López Obrador en su periodo. Pero ello, debe ser considerado desde una perspectiva moderna y global: no se trata sólo de sustituir importaciones, como se dijo, sino de integrar las economías y los países, incluyendo, por supuesto, los acuerdos necesarios para el tránsito controlado de la migración y la mano de obra. Ya veremos si el discurso de Washington se refleja en acciones y en apreciaciones cotidianas. Ojalá, sinceramente, sea así.
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