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FELIPE BACHOMO AQUI... II

 

 FELIPE BACHOMO EL MISI EN EL MOMENTO DE SU FUSILAMIENTO

 

El general Estrada dejó al frente de las operaciones militares en el valle de El Fuerte al general Mateo Muñoz y se dirigió a Navojoa donde le ordenó al general Aurelio Sepúlveda perseguir a Pereyra, Banderas y Bachomo que se habían internado en la sierra por el río Fuerte por el camino de Baboyahui, Sonora con la intención de internarse a Chihuahua por la población de Chínipas, Chihuahua. Estrada prosiguió su viaje rumbo al Hermosillo a respaldar al general Manuel M. Dieguez quien combatía a Villa en el Real del Alamito.

El mayor Apolonio Lagarda García, Comandante Militar de Chínipas, recibió la orden de no dejar pasar a los villistas hacia aquel Estado y al frente de sesenta hombres, bajó de la sierra a encontrarlos, dando con ellos en el rancho San Pedro en el municipio de Álamos.

Belisario Ramírez; subalterno de Lagarda, en un rondín de reconocimiento, se encontró por sorpresa con una columna de catorce oficiales villistas que hacían un reconocimiento del terreno, para ver por donde subir a la sierra. y los apresó. Los prisioneros fueron remitidos a Chínipas, Chihuahua y Lagarda García se enfrentó con Banderas y Bachomo en las estribaciones de la sierra, derrotándolos y haciéndolos bajar rumbo a Cochibampo, Álamos .

Lagarda utilizó una estrategia muy particular para amedrentar a los villistas; por la noche, antes de entrar en combate, hizo encender cientos de fogatas en la sierra para que los villistas creyeran que estaba al frente de cientos de soldados, cuando en realidad eran sesenta.

El ataque a San Bernardo.

De Cochibampo, los villistas se dirigieron a San Bernardo a donde llegaron el día 20 de diciembre de 1915 para de inmediato proseguir con su viaje rumbo al norte, hacia el río Mayo al paraje conocido como Los Pilares, con el propósito de tomar el viejo camino de La Trinidad con la intención de internarse a Chihuahua, pero su retaguardia fue alcanzada en el San Bernardo por una avanzada del general Sepúlveda, regresándose de inmediato a respaldar a su gente, enfrentándose a los soldados de Sepúlveda y derrotándolos, aunque ellos también sufrieron algunas bajas.

Después de su triunfo y embriagados por la sed de venganza por su derrotas anteriores y creyendo que los vecinos los habían delatado ante los soldados constitucionalistas , arremetieron contra los habitantes pacíficos del pueblo, dando muerte a veintitrés vecinos de forma artera y violando y raptando a algunas mujeres del pueblo. Los hombres de Bachomo aprehendieron a Doña Carlotita Argüelles con la intención de llevársela pero algunos vecinos del pueblo lograron rescatarla. A Doña Guadalupe Huicamea los indios se la llevaron y tiempo después logró escaparse y regresó al pueblo en avanzado estado de embarazo de un indio que la violó.

Don Juan Borbón, logró sobrevivir gracias a que se escondió debajo de una artesa*. Delfina Borbón Enríquez, una jovencita de quince años se salvó de ser violada, gracias a que su padre salió huyendo con su familia rumbo a los cerros cercanos hasta que pasó el ataque.

Antes de salir huyendo, Delfina escondió debajo de un árbol unas olla llena de monedas de plata, que cincuenta años después siendo una anciana ciega, de la mano de su ahijado de seis años Ignacio Lagarda Lagarda, buscó infructuosamente, lo que terminó por convertirse en una más de las leyendas que solía contarles a los niños.

En la actualidad, en el pueblo de San Bernardo aún quedan restos de las tumbas de los indios villistas muertos por los soldados de Sepúlveda, con la característica típica de ellas, son un promontorio de piedras sueltas que los indios mayos le van acumulando cada vez que pasan por enfrente de ellas, arrojándoles una encima

El episodio siempre es recordado por los habitantes y la historia es transmitida de generación en generación. El hecho es recordado como " El ataque de los Bachomos".

Derrota, y fusilamiento

Después de la masacre, Bachomo y Banderas emprendieron de nuevo su huida, pero fueron alcanzados el 22 de diciembre por el grueso de la brigada de Sepúlveda en el paraje conocido como La Ventana; a orillas del río mayo donde fueron derrotados. El Coronel Gabino Durán, el general Orestes Pereyra y cuarenta jefes y oficiales villistas fueron hechos prisioneros y fusilados.

Con sus fuerzas ya muy diezmadas, los villistas continuaron huyendo rumbo al norte hasta ir a dar a Movas, donde el 5 de enero de 1916 después de una conferencia telefónica entre el Gral. Banderas y el General Madrigal que se había movilizado de Esperanza a Rosario, se rindieron dando por terminada así la invasión villista a Sinaloa y el sur de Sonora.

La Secretaría de Guerra y Marina ordenó que los generales Banderas, Bachomo, Urbalejo, Trujillo y Méndez fueran sacados del Estado y fueron enviados a Guadalajara donde permanecieron algunos meses, para ser puestos en libertad a excepción de Bachomo que fue conducido a la ciudad de México y luego a Sinaloa para ser fusilado.

Banderas fue muerto después el 10 de febrero de 1919 en el interior de la dulcería El Globo en la ciudad de México, por el diputado y coronel Miguel A. Peralta.

Bachomo fue recluido en Santiago Tlatelolco para después ser conducido a Culiacán, donde se le sometió a consejo de guerra y sentenciado a muerte el 7 de octubre de 1916. A petición de los caciques, fue conducido a Los Mochis para su fusilamiento.

El capitán Santiago Fierro, comisionado para el fusilamiento, con ayuda de los vecinos, improvisó un paredón con costales de arena , adobes, ladrillos y pacas de paja . La mañana del 24 de octubre de 1916, Bachomo descendió del vagón del ferrocarril Kansas City México y Oriente, que lo condijo de Culiacán, vía San Blas. Venía amarrado de las manos, que traía colocadas entre la espalda y la cintura, portaba un viejo sombrero texano color plomo, con la característica pluma de ganso que usaba, camisa y pantalón de caqui amarillo mostaza y unos viejos zapatos mineros sin calcetines y como equipaje traía una cobija enrollada con un mecate, venía sin rasurar con una barba de diez o doce días que le daban un aspecto amarillo y enfermizo. Antes de ser fusilado pidió al capitán Fierro, a manera de gracia, dejarlo cruzar unas palabras con una mujer que se encontraba entre la multitud expectante: esa mujer era Elvira Cásarez, de la que estaba enamorado desde niño y a quien, al cruzar las palabras le entregó un paño de seda rosa.

La venda que le colocaron sobre los ojos la arrojó al suelo, pero cuando el oficial dio la orden de fuego, bajó el ala del sombrero para no ver la boca de los fusiles.

Solo bastó una señal para que las armas fueran disparadas, y el general cayera al suelo herido. Fierro le colocó su bota en el pecho y le disparó dos veces a la cabeza, a manera de tiros de gracia. En el mismo lugar, en una fosa cavada previamente, fue sepultado.

Los indios nunca reclamaron el cuerpo de su líder, pero con el paso del tiempo, la tumba fue acumulando un promontorio de piedras, que cada indio , al pasar por allí le arrojaba, como las de sus hombres muertos en San Bernardo, el lugar de la masacre.

El 13 de octubre de 1922 el alcalde Ramón López castro autorizó a Ramón Aureliano Rivera Rojo; Administrador de la Aduana de Topolobampo y amigo de la infancia de Bachomo, a exhumar los restos del líder, para ser trasladados a la comunidad de Tesila, cerca del pueblo de Tehueco en el municipio de El Fuerte. A la fecha, nadie sabe en realidad donde quedaron los restos mortales de Felipe Bachomo, que con el tiempo se convirtió en una leyenda para los indios mayos del norte de Sinaloa y también para los habitantes de San Bernardo, una pequeña e indefensa comunidad de la sierra del sur de Sonora.

GLOSARIO

  1. Pancho Villa en Sonora

  2. El ataque a San Bernardo

  3. Derrota, y fusilamiento

  4. Glosario

  5. Bibliografía

  6. Anexo

* Yori: en lengua mayo significa "blanco"

* Artesa: Utensilio de cocina de madera , de casi un metro de ancho y dos de largo, utilizado en la elaboración de quesos.

" El indio sabe esperar y aguardará la hora de la justicia todo el tiempo que sea necesario. Confía en lo profundo de su subconsciente colectivo, en que algo ocurrirá algún día; algo así como un milagro, la aparición de un caudillo de su raza que lo restablecerá en sus derechos y en la posesión del patrimonio de sus mayores. La vida de los indios está hecha de paciencia, silencio y eternidad. Su noción del tiempo no es la nuestra: nosotros lo medimos en minutos y ellos lo computan en siglos"

Mario Gill ( 1983)

BIBLIOGRAFÍA

Almada R. Francisco, 1990. La Revolución en el Estado de Sonora. Instituto Sonorense de Cultura, Gobierno del estado de Sonora, Hermosillo, Sonora.

Gill Mario, 1983. La Conquista del Valle del Fuerte Universidad Autónoma de Sinaloa, Instituto de Investigaciones de Ciencias y Humanidades, Colección Rescate. Culiacán, Sinaloa

Rivera G. Antonio, 1981. La Revolución en Sonora. Publicaciones del Gobierno del Estado de Sonora 1979-1985. Hermosillo, Sonora.

Sinagawa Montoya Herberto, 1986. Sinaloa, Historia y Destino Editorial Cahíta, Culiacán, Sinaloa.

OTRAS FUENTES

Archivos Históricos de la Secretaría de la Defensa Nacional ( AHSDN). Expediente del General Aurelio Sepúlveda. ( Copia proporcionada por el Dr. Ignacio Almada Bay)

El DEBATE de los Mochis. Junio 22 de 1997. Suplemento " El General Felipe Bachomo" de Ernestina Yépiz Peñuelas.

Entrevista a Don Roberto Lagarda Cabrera y Doña Elisa Lagarda Muñoz, habitantes del pueblo de San Bernardo hasta 1968.

ANEXO

Lugar donde fue fusilado Felipe Bachomo EN LOS MOCHIS.

CONTINUARÁ