Entiendo que el presidente López Obrador quiera castigar a los delincuentes fiscales —en especial los que venden facturas de servicios inexistentes con el fin que los compradores paguen menos impuestos— para desincentivar la evasión e incrementar la recaudación. Pero eso no justifica considerar esta actividad como un acto que atenta contra la seguridad nacional que, por tanto, merezca prisión preventiva, es decir, que el presunto incriminado esté obligado a permanecer encarcelado durante todo su juicio. Y, como sabemos, en México los juicios son larguísimos por lo que una persona puede pasar años enteros de su vida tras las rejas para que luego lo absuelvan con un “usted disculpe”.
La injusticia de la prisión preventiva
Leo ZuckermannJuegos de poder