Yuriria Sierra
Nudo gordiano
El próximo 8 de noviembre se reabrirá la frontera terrestre entre México y Estados Unidos. El avance en la vacunación en los estados del norte de nuestro país permitirán que tras 19 meses de cierre, millones de personas puedan transitar otra vez de un país a otro, no importa si es para asuntos de trabajo, salud o simple diversión. La única restricción es tener completo el esquema de inmunización contra covid-19. Ah, pero el detalle: EU sólo reconoce las dosis avaladas por la OMS, éstas no incluyen la CanSino y la Sputnik V, que se aplicaron en nuestro país. Ante la interrogante y los reclamos de quienes recibieron estas dosis, el presidente de México hizo lo que creyó correcto. Así como existen otros datos, también, al parecer, otros protocolos.
En el escenario favorito de Presidencia, la conferencia de la mañana, la semana pasada López Obrador hizo un llamado a la OMS para acelerar el proceso de aprobación de las vacunas que ya se aplican en el mundo. Esto por el contexto de la reapertura fronteriza y de los adelantos informados por la dependencia y el Kremlin, responsable de la Sputnik V, en los que se estima que para final de año el fármaco ruso tendrá el visto bueno que la haga una dosis avalada y que la abra las puertas en EU y Europa, donde tampoco es reconocida todavía. Creyó que se trataba de un proceso de un par de días. En la organización ni acuse dieron a este llamado, ante el silencio, esta semana subió el nivel del llamado: “es con todo respeto una ineficiencia, ya llevamos una semana diciéndolo y no hay respuesta. Le pedí a Hugo (López-Gatell) que me elaborara un formato de carta, creo que el día de hoy me van a entregar el formato y voy a firmarla para que formalmente se solicite a la OMS que apruebe (la vacunas)...”, dijo López Obrador hace unos días. Con la misma audacia que lo hizo enviar otra carta a España para exigir que el gobierno del país europeo ofreciera disculpas por lo ocurrido hace 500 años en la Conquista, instó desde Palacio Nacional a la Organización Mundial de la Salud a aprobar todas las vacunas con la advertencia del envío de una carta, que finalmente no envió, pero otra vez su mensaje no hizo eco. Un día después: “Llevan ya muchísimo tiempo en esto y no puede haber de por medio ninguna justificación de carácter político o ideológico, sería un absurdo que la OMS actúe a partir de criterios políticos, yo creo que es más por desidia…”.
La respuesta llegó ayer, una semana después, Tedros Adhanom Ghebreyesus respondió a una pregunta durante una conferencia que sí es un vehículo informativo y no de propaganda: “No hemos sabido directamente de México si tienen alguna preocupación al respecto, pueden preguntar, pueden enviar un mensaje y podemos dar respuestas. Es la primera vez que tengo información de que hay preocupaciones (...) En lugar de que el Presidente planteé estos problemas sin ningún contacto con expertos, es mejor que les dejemos la discusión a ellos. Si quieren saber, pueden enviar expertos y con los nuestros lo pueden discutir…”.
Claro y en el punto. Andrés Manuel López Obrador no ha entendido que en cuestiones sanitarias, lo que importa es la ciencia y no la política. La OMS tiene sus protocolos de estudio y análisis. Es cosa de expertos y sólo ellos lo pueden hablar, le dijeron desde Ginebra. Tanta es la necesidad del Presidente de buscar un lugar en la historia, que está dispuesto a abrir cualquier frente para operar una falsa narrativa de defensa social. Cualquier frente, como también ayer que se lanzó contra la UNAM.