José Buendía Hegewis
hNúmero cero
La corrupción en la procuración de justicia con el actual gobierno se mantiene estable como con sus antecesores dentro de un estado de malestar inveterado, a pesar de la reforma de la FGR fuera de la órbita presidencial para revertirlo. El proceso de Emilio Lozoya desde hace año y medio pone en la mirilla la decepción hacia la Fiscalía y la desviación de nuevas figuras penales para dar resultados en un caso icónico de la lucha anticorrupción. La diferencia, en cuanto al costo político, es que la amplia perspectiva que abrió a la batalla de la 4T contra la impunidad parece irse cerrando en el privilegio de una justicia selectiva imposible de no ver.